Personas que se cierran al diálogo, ¿por qué?
La mayoría de las personas estarían de acuerdo en que la mejor manera de solucionar dificultades es con una conversación sincera. Sin embargo, también hay personas que se cierran al diálogo de una forma radical. En muchos casos, no es que digan “no quiero hablar”, sino que entorpecen las conversaciones, las tergiversan, las evaden o las cortan.
Es el tipo de personas con las que suele decirse: “contigo no se puede hablar”. Aunque es cierto que todos alguna vez no hemos estado preparados para hablar sobre un asunto tenso en un momento dado. Sin embargo, lo habitual y sano es que en otra oportunidad estemos más abiertos e incluso busquemos nosotros la conversación. Con las personas que se cierran al diálogo esto no ocurre.
Hay varias maneras de bloquear conversaciones. También hay muchos motivos por los que algunas personas se cierran al diálogo. En general, tiene que ver con que hay otro problema de fondo y esto bloquea la comunicación.
“Lo que se necesita más bien es un juego de argumentación, en el cual razones motivantes reemplacen argumentos definitivos”.
-Jürgen Habermas-
¿Cómo se cierran al diálogo?
Las personas que se cierran al diálogo emplean diversos medios para evadir la conversación. Rara vez tienen tiempo, a pesar de que el asunto a tratar sea urgente. Otras veces adoptan una actitud completamente pasiva, escuchando al otro sin hacerlo realmente y dándole la razón solo de manera externa.
También existen aquellos casos en los que las personas pierden el control de las formas en cuanto se inicia una conversación sobre algún aspecto tenso o conflictivo; no son asertivos, sino avasalladores e intimidantes. Lo hacen una y otra vez, de tal modo que incluso llega a edificarse una aprehensión natural. Muchos prefieren dar por sentado o no probar a conversar sobre temas que pueden ser conflictivos con ese tipo de personas.
Así mismo, se da el caso de quienes intentan terminar este tipo de conversaciones anticipando conclusiones. Emplean frases hechas como “ya sé que siempre la culpa es mía”. O “a mí nadie me comprende, así que no vale la pena hablar”. Son sentencias que actúan como un obstáculo para una conversación abierta y honesta.
¿Por qué se cierran al diálogo?
La pregunta que surge en todos estos casos es por qué esas personas se cierran al diálogo. Qué hay en este como para que sientan que deben rehuirle o impedirlo. Qué es eso que les impide ser sinceros o que no quieren reconocer.
Las principales razones por las que las personas se cierran al diálogo son las siguientes.
1. Miedo
En ocasiones, la persona teme quedar expuesta o vulnerable ante los posibles ataques que pueda realizar el otro. Por eso, evade el diálogo sincero, ya que sabe que a través de este saldrán a relucir esos aspectos que quiere mantener ocultos. Más que evitar la conversación con otro, lo que estas personas hacen es evitar un encuentro consigo mismas.
2. Enfado
El enfado impide que haya una comunicación sana. Quienes se cierran al diálogo, muchas veces lo hacen porque sienten ira, pero no han encontrado la manera de expresarla o no creen que sea conveniente hacerlo. De una u otra manera se sienten lastimados y esa negativa a hablar es una forma de hacerlo ver, pero al mismo tiempo de no enfrentarlo.
3. Emociones no atendidas
Los diálogos que se evitan son aquellos que tienen relevancia. Si no la tuvieran, no habría problema en sostenerlos. A veces, una persona no se siente motivada a dialogar e incluso le fastidia la idea. Sin embargo, no sabe exactamente por qué. Esto casi siempre tiene que ver con emociones que están reprimidas y que tampoco se quieren encarar.
4. Deseo de manipular
A veces no se quiere dar solución a un problema porque este genera algún tipo de beneficio para uno de los involucrados. Suele suceder con las personas que se victimizan y luego se cierran al diálogo. Detectan un sentimiento de culpa en el otro y no quieren que este desaparezca. Por eso impiden que haya una solución razonable.
¿Se puede hacer algo?
No es nada fácil lidiar con las personas que se cierran al diálogo, ya que este existe precisamente para sortear desacuerdos, malentendidos o tensiones. Si no es a través de la palabra que se encuentran soluciones, ¿de qué otra manera?
En estos casos vale la pena que te preguntes si has hecho algo por lo que la otra persona puede estar dolida o resentida. A veces solo es necesaria una disculpa sincera, antes de hablar, para que se atenúe el dolor o el enfado que siente el otro.
Si de forma sincera sabes que no has hecho daño al otro ni has generado situaciones que bloqueen la comunicación, tal vez debas dejar que esa persona actúe como sienta que debe hacerlo. Que resuelva lo que le impide hablar. Solo recuérdale que estás disponible para hablar cuando esté listo.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- López, N. M. P. (2009). El diálogo como base de la convivencia. Contribuciones a las Ciencias Sociales, (2009-04).