¿Por qué a algunas personas les gustan las canciones tristes?
¿Por qué a algunas personas les gustan las canciones tristes? Admitámoslo, muchos de nosotros disponemos de esa playlist en las que no faltan voces como las de Adele con su Someone Like You, Tears in Heaven de Eric Clapton o Wicked Game de Chris Isaak. No solo nos gustan, sino que además nos llevan hacia un estado emocional que lejos de despertar desconsuelos, nos reconforta.
Los psicólogos musicales y los neurocientíficos no dejan de sorprenderse ante esta serie de misterios. Resulta llamativo, por ejemplo, el hecho de que la música sea casi ese segundo idioma desde el que entendemos la vida y, sin embargo, el cerebro no tenga una región exclusiva para ella como sucede con el lenguaje. Ahora bien, hay algo evidente y no menos asombroso.
Escuchar música es el fenómeno que más activa el cerebro. Es un canal capaz de lograr que las personas que padecen alzhéimer, despierten brevemente de su aislamiento cognitivo para vibrar de nuevo, para sonreír e incluso bailar. Necesitamos de ese medio para expresarnos, para sentir y también para procesar muchas de nuestras emociones y experiencias.
La paradoja de la tristeza o de las canciones tristes es una realidad que tiene explicación y que comprendemos bien. Lo analizamos.
Estas son las razones de por qué a algunas personas les gustan las canciones tristes
Dijo Aristóteles en su día que la música tiene el poder de purgar. El filósofo griego ya intuía la relevancia que tiene este medio para la mente, el cuerpo y el alma. Todas las buenas canciones combinan música original, letras apropiadas y excelentes interpretaciones para un fin muy concreto: evocar emociones intensas.
De este modo, si nos preguntamos por qué a algunas personas les gustan las canciones tristes hay un hecho que lo explica y que es altamente llamativo. La música de cadencia afligida o melancólica despierta en nosotros sensaciones agradables. Esto es, al menos. lo que nos explica un estudio realizado en la Universidad de las Artes de Tokio, en Japón.
Comprendamos más datos.
La música y la regulación emocional
Cuando nuestro día es luminoso y las cosas nos van bien, nos encanta escuchar música alegre y pegadiza. Asimismo, cuando nuestras jornadas han sido agotadoras y estresantes, algo que nos funciona es pasar un buen rato con música relajante. ¿Y qué podemos decir de esos ratos en que estamos haciendo ejercicio? Nada es más estimulante que oír algo energético, intenso y con buen ritmo.
- La música regula las emociones y lo hace hasta el punto de intensificar las de valencia positiva para hacerlas más vibrantes. Es como subir el volumen de nuestra alegría y nuestra motivación.
- Por otro lado, lo que también consigue es transmitir equilibrio y bienestar cuando nuestro estado emocional está en un nivel bajo. Nos confiere calma en instantes de nerviosismo y nos inyecta bienestar en instantes más oscuros.
Las canciones tristes tienen la poderosa y singular habilidad de permitirnos tomar contacto con nuestro yo más profundo. Es como hacer un viaje a los momentos más complicados de nuestra vida para verlos desde el equilibrio. Podemos abrazar el ayer para salir indemnes, dejándonos llevar por unas emociones que discurren en la más perfecta armonía.
Nos ayuda a hacer una valoración cognitiva más ajustada de los hechos del pasado
Si nos preguntamos por qué a algunas personas les gustan las canciones tristes debemos considerar otro dato. Sabemos ya que la música favorece en nosotros una maravillosa regulación emocional. Nos equilibra, intensifica la alegría y nos reconforta en momentos adversos.
Ahora bien, lo que también consigue es lo siguiente: cuando escuchamos canciones tristes, a menudo, llegamos a experimentar la misma reacción fisiológica que cuando pasamos en su día por un hecho complicado. Muchas personas dejan incluso que asomen las lágrimas cuando escuchan esa canción triste.
Sin embargo, lo que hacemos a su vez, es aplicar un nuevo filtro cognitivo. Realizamos un repaso de lo vivido para verlo de otro modo, para interpretarlo de una manera más relajada, sabia y acertada. La música regula las emociones y armoniza los pensamientos.
Las canciones tristes son disparadores de nostalgia relajada
El ser humano es un nostálgico empedernido. Nos gusta recordar, nuestra mirada se sitúa de forma constante en el retrovisor de la memoria. Hacerlo no siempre es un acto traumático ni doloroso, es un modo de asomarnos al ayer para evocar fragmentos del pasado que conforman, a fin de cuentas, lo que somos.
Así, otra razón de por qué algunas personas les gustan las canciones tristes está precisamente en ese hecho, en el deseo de recordar. Pocas cosas son más placenteras que relajarnos con nuestros auriculares, cerrar los ojos y permitir que esa canción triste nos permita transitar de nuevo por el ayer en calma, en bienestar.
¿Por qué a algunas personas les gustan las canciones tristes? Tal vez sean personalidades muy empáticas
Hay otra interesante razón de por qué a algunas personas les gustan las canciones tristes. Estudios como los realizados en la Universidad de Oxford nos indican que las personas con alta empatía son las más proclives a disfrutar de la música triste. Ellos son los que se conmueven con mayor facilidad, los que más conectan, entienden y profundizan con las letras, el mensaje y la composición.
Hay mentes más sensibles y con mayor poder empático que ven en este género musical un modo de maravilloso deleite. Solo a través de este canal y esta cadencia melancólica, la vida adquiere para ellos un mayor sentido, una más elevada trascendencia y significado. Asimismo, los autores de este trabajo señalan que por término medio, quien disfruta de la música triste también lo hace de las películas tristes.
Para concluir, estamos seguros de que quien más o quien menos, dedica una parte de su día a escuchar este tipo de música. El cerebro sin duda lo agradece porque es un modo de canalizar emociones complejas, de lograr calma, bienestar y serenidad…
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- Kawakami, A., Furukawa, K., Katahira, K., & Okanoya, K. (2013). Sad music induces pleasant emotion. Frontiers in Psychology, 4. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2013.00311
- Vuoskoski, J. K., & Eerola, T. (2017). The pleasure evoked by sad music is mediated by feelings of being moved. Frontiers in Psychology, 8(MAR). https://doi.org/10.3389/fpsyg.2017.00439