¿Por qué el cerebro no siente dolor?
El cerebro es el órgano encargado de procesar el dolor, integrando la información entrante por terminales nerviosos y la interpretación de estas señales. Sin embargo, curiosamente, el cerebro no siente dolor.
El dolor es una señal vital que alerta de una lesión o daño que se produce en nuestro cuerpo y pone en marcha mecanismos naturales para solucionarlo. Para ello, contamos con una serie de terminaciones nerviosas que recogen esa señal.
Estas terminaciones se llaman nociceptores y son las encargadas de recibir la información sensorial del exterior y del interior de nuestro cuerpo. Se encuentran al final de los axones de neuronas sensoriales y en cuestión de décimas de segundo son capaces de transmitir al cerebro, y al sistema nervioso en general, información acerca de lesiones mecánicas, térmicas o químicas.
¿Por qué no duele?
Paradójicamente, en el cerebro no se encuentran nociceptores, por lo que el cerebro en sí no puede doler. Lejos de conocer las ventajas que esto ha aportado a la supervivencia, hoy en día permite a neurocirujanos realizar operaciones en el cerebro utilizando anestesia local.
Así, el paciente puede permanecer despierto y, mientras se realiza la intervención, se puede controlar que no se están dañando otras áreas o que todo está yendo bien.
Por lo tanto, aunque pensemos que el cerebro nos duele o nos va a explotar, cuando se siente dolor en la cabeza lo que en realidad está siendo afectado son los tejidos nerviosos, las meninges, los vasos sanguíneos o músculos de alrededor del cerebro.
Estos elementos, que sí cuentan con nociceptores, pueden inflamarse, dañarse o dilatarse, enviando la señal al cerebro de que algo va mal, produciendo dolor generalizado en la cabeza. En casos, como tumores cerebrales o una hemorragia cerebral, en los que sí existe dolor, este no procede directamente del cerebro, sino de la presión que ejerce en los vasos sanguíneos que lo rodean.
El dolor de cabeza
Generalmente, los dolores de cabeza no son graves y se deben a cefaleas tensionales, migraña, sinusitis o por inflamación en el cuello. También la cabeza puede doler por un resfriado común, gripe u otras enfermedades virales que provocan alteraciones en el riego sanguíneo o inflamaciones.
Sin embargo, hay otros problemas más graves que pueden causar dolor. Algunos de ellos serían:
- Una conexión anormal entre arterias y venas en el cerebro.
- Un accidente cardiovascular que produce detención del flujo de sangre.
- Rotura de vasos sanguíneos o aneurisma cerebral.
- Sangrado dentro del cerebro o hematoma intracerebral.
- Sangrado alrededor del cerebro: hemorragia subaracnoidea, hematoma subdural o epidural.
- Hidrocefalia aguda o interrupción del líquido cefalorraquídeo.
- Presión arterial muy alta.
- Infección del cerebro o tejidos cercanos.
¿Cuándo consultar con el especialista?
Como el cerebro no siente dolor, la principal señal sobre lesiones en este órgano es el dolor de cabeza, pero como se ha indicado anteriormente, no todos los dolores de cabeza indican algo grave.
Es importante saber cuándo este dolor puede deberse a causas realmente vitales y cuándo acudir a un médico. Así, es necesaria la atención médica en caso de que:
- El dolor interfiere con la vida diaria.
- El dolor es fuerte tras realizar actividades físicas.
- Aparece de forma repentina y explosiva.
- Va asociado a alteraciones en la visión, movilidad, lenguaje o memoria.
- Empeora en 24 horas.
- Está asociado a otros síntomas como fiebre, rigidez o náuseas.
- Le acompaña rojez en uno de los ojos.
- Tiene antecedentes de cáncer o de un sistema inmunitario debilitado.
- El dolor de cabeza le despierta o no le deja dormir.
En conclusión, cuando sentimos dolor en la cabeza, lo que nos duelen son los tejidos, vasos y músculos que están alrededor del cerebro, pues este, a pesar de ser el encargado de procesar el dolor, es incapaz de sentirlo.
Así, si el dolor de cabeza se presenta de forma atípica es fundamental acudir a un especialista para valorar si refleja una lesión vital de los tejidos o del interior del cerebro.