¿Por qué existe atracción entre las personas?
¿Por qué existe atracción entre las personas? Esta es una de las preguntas que alguna vez todos nos hemos hecho. Pues bien, las investigaciones sobre el afecto son mucho más numerosas que sobre otros temas.
Tal vez esto sea así porque siempre ha sido más sencillo para los investigadores. Es más fácil producir estos sentimientos en desconocidos que promover y observar relaciones amorosas a lo largo de grandes períodos de tiempo.
Elizabeth Barrtt Browning, poeta decimonónica, escribió: “¿Cuánto te amo? Deja que te diga cuánto”. La autora expresaba así sentimientos acerca de un tema central en la vida de la mayoría de las personas. Este tema se ha convertido en un importantísimo tema de investigación por parte de los psicólogos sociales: el amor y el afecto.
Factores que influyen en la atracción entre las personas
Los estudios tradicionales han proporcionado una gran cantidad de conocimientos acerca de los factores que atraen inicialmente a dos personas. Entre los factores más importantes que toman en cuenta los psicólogos sociales se encuentran los que vamos a citar a continuación.
Proximidad
Si vives en un dormitorio o en un apartamento, piensa en los amigos que hiciste cuando te mudaste a este sitio. Lo más probable es que quienes vivían más cerca de ti sean tus mejores amigos.
De hecho, este es uno de los hallazgos más firmes en la literatura sobre atracción entre las personas. Y es que, como podemos comprobar fácilmente, la proximidad lleva al afecto (Festinger, Schachter y Back, 1950).
Simple exposición
La exposición repetida a una persona suele ser suficiente para generar atracción. Es interesante saber que la exposición repetida a cualquier estímulo (sea una persona, un cuadro, un disco o lo que quiera que sea) casi siempre hace que nos agrade más el estímulo (Zajonc, 1968).
El proceso de familiarizarnos con un estímulo puede evocar sentimientos positivos. Estos sentimientos que genera la familiaridad se transfieren después al estímulo mismo. Sin embargo, hay excepciones.
Cuando las interacciones iniciales son sumamente negativas, la exposición repetida no tiene grandes posibilidades de lograr que nos agrade más una persona. Por el contrario, mientras más expuestos estemos a esa persona, más nos desagradará.
Similitud
La sabiduría popular habla de dos personas que están hechas “tal para cual”. Desafortunadamente, también nos dice que los opuestos se atraen. Los psicólogos sociales han llegado a un veredicto claro acerca de cuál de estas dos afirmaciones es correcta.
Tendemos a querer a quienes se parecen a nosotros. Hallar que las actitudes, valores o rasgos de los demás se nos parecen favorece el surgimiento del afecto. Además, mientras más similares a nosotros son, más atractivos nos parecen (Byrne, 1969).
Una de las razones por las que la semejanza aumenta la probabilidad de atracción interpersonal es que suponemos que las personas que tienen actitudes similares nos evaluarán de modo positivo. Debido a que existe un fuerte efecto de reciprocidad del afecto, saber que alguien nos evalúa en forma positiva favorecerá que prestemos atención a esa persona.
Necesidad de complementariedad
Todos conocemos excepciones a la regla general de que la similitud se relaciona con la atracción entre las personas. Existen parejas que parecen tener divergencias totales en cuanto a personalidad, intereses y actitudes. No obstante, sus componentes están enteramente cautivados entre sí.
Los psicólogos sociales han explicado casos en que ciertas personas se sienten atraídas por individuos distintos de ellas con base en las necesidades que éstos les satisfacen. De acuerdo a este razonamiento podemos ser atraídos por personas que satisfacen el mayor número de nuestras necesidades.
Así, una persona dominante puede buscar a alguien sumiso. Y una persona sumisa puede estar buscando a alguien dominante. Aunque sus diferencias llevan a pensar en que son incompatibles, al establecer una relación satisfacen las necesidades complementarias de uno y otro.
Atractivo físico
Para la mayoría de las personas, la ecuación “belleza es igual a bueno” es algo indiscutible. Las personas que poseen atractivo físico son más populares que quienes no son atractivas físicamente si todos los demás factores son iguales.
Este descubrimiento contradice los valores que la mayoría de las personas dice poseer. Sin embargo, parece ser cierto incluso durante la infancia. Y este criterio se conserva hasta la vida adulta.
De hecho, el atractivo físico puede ser el elemento individual de mayor importancia para generar el afecto inicial durante las citas entre universitarios. Sin embargo, su influencia disminuye finalmente cuando las personas se conocen mejor.
Aunque el atractivo físico ofrece muchas ventajas, también tiene un aspecto negativo. Como la belleza física produce una mejor impresión de los hombres que la poseen cuando compiten en situaciones laborales, puede obrar en contra de las mujeres en puestos gerenciales.
La causa de este fenómeno es un estereotipo común (aunque carente de fundamento) en el sentido de que las mujeres con éxito y atractivas obtienen sus puestos de trabajo como resultado de su apariencia.
No obstante, el atractivo físico, en general, es una ventaja durante las interacciones sociales. Es un factor muy poderoso para determinar quiénes atraen a las personas y qué tipo de vida social llevan.
Estos factores que acabamos de ver no son los únicos que influyen en la atracción entre las personas. En un estudio con cerca de 40.000 individuos, las cualidades que más se valoraban en un amigo fueron la capacidad de guardar secretos, la lealtad, la calidez y el afecto, seguidas muy de cerca por el apoyo, la franqueza y el sentido del humor.