¿Por qué hay personas que nos producen ansiedad?
Hay personas que nos producen ansiedad. ¿Cómo es esto posible? Uno puede llegar con todo el ánimo, buen humor y equilibrio interno y de pronto todo ese bienestar se quiebra cuando estamos cerca de quien con su actitud, palabras y comportamiento altera nuestras emociones. Parece magia o un extraño sortilegio, sin embargo ese cambio tiene una explicación.
Decía Leon Tolstoi en uno de sus libros que, a veces, basta con sufrir una hora para recordar ese malestar todo un siglo. De algún modo, cuando compartimos tiempo y espacio con personas que nos agobian o estresan, la sensación es la misma. Terminamos acumulando agotamiento y ansiedad aún horas después de habernos alejado de ellas.
¿Tiene que ver esto con el contagio emocional? Comentaba Daniel Goleman que cada uno de nosotros somos responsables de cómo se sienten quienes están cerca de nosotros. Ahora bien, en ocasiones, no es solo el aspecto emocional de los demás lo que altera nuestro bienestar. Factores como la personalidad, las conductas y el estilo de comunicación también termina alterándonos.
Este hecho se da con frecuencia a nivel familiar y en los escenarios de trabajo. Siempre hay una o más figuras con las que somos incompatibles, esas que alteran nuestra calma interna solo con su presencia. Lo analizamos.
¿Por qué hay personas que nos producen ansiedad? Causas y estrategias para manejar la situación
A menudo, se habla del impacto en el cerebro de las personas difíciles. Ahora bien, a veces, en nuestros entornos más cercanos no solo estamos obligados a convivir con figuras complicadas. También suelen darse otros factores un poco más complejos y difíciles de definir para quien lo sufre.
Así, alguien puede generarnos ansiedad por su carácter abierto y altamente extrovertido cuando nosotros, somos más retraídos e incluso tímidos.
Podríamos hablar de la incompatibilidad en intereses, valores, personalidad, formas de comunicar y comportarse. Hay personas que nos producen ansiedad por infinitas causas y que eso suceda es algo bastante habitual. Sin embargo, las consecuencias cuando esa situación se prolonga en el tiempo puede ser muy lesiva. Comprendamos las causas de por qué sucede.
Personas que esperan demasiado de ti
Padres que esperan que sus hijos cumplan los sueños que ellos no pudieron alcanzar. Amistades que aguardan que estemos pendientes de ellos en cada instante. Jefes que ponen a sus empleados en un elevado listón esperando de ellos grandes objetivos cada día.
Aún más, también nuestras parejas pueden producirnos ansiedad cuando esperan de nosotros aspectos algo desmedidos (reconocimiento constante, estar siempre accesible, estar de acuerdo en todo, etc). Las personas que esperan demasiadas cosas de nosotros son una temible fuente de malestar.
- ¿Qué puedo hacer? Quien marca qué puede y qué quiere hacer en cada instante eres tú. Basta con que te ajustes una sola vez a las expectativas ajenas para que los demás, siempre lo esperen de ti. Desmárcate, libérate de esa presión y entiende que actuar como uno puede, quiere y desea no supone defraudar a nadie. Supone cuidar de uno mismo.
Mi carácter es incompatible con el tuyo (y me estresas)
No es necesario que todos votemos al mismo partido político, adoremos la misma música o prefiramos los gatos a los perros para convivir. Cada cual tiene su propio universo en cuanto a ideales, valores, pasiones y gustos y, a pesar de ello, a pesar de esa complejidad, somos capaces de compartir mismos espacios vitales. Y eso es prioritario.
Así, aunque seamos conscientes de que hay quien tiene un carácter diferente al nuestro y, en ocasiones, nos moleste su forma de ser, es primordial aceptar a cada quien por como es.
Sin embargo, a veces hay excepciones. Hay personas que nos producen ansiedad porque no respetan nuestras particularidades, porque nos juzgan de antemano o, simplemente, no toleran nuestras opiniones, elecciones o conductas.
- ¿Qué puedo hacer? Cuando estamos ante alguien que no respeta los límites, lo mejor es establecer distancia. Para convivir hay que saber aceptar al otro tal y como es. Si esto no sucede, lo recomendable es cortar el vínculo. En caso de que sea un familiar, hay que dejar claro que no podemos tolerar ese comportamiento. Si se repite, tomaremos una decisión drástica.
Por otro lado, en caso de que esta dinámica se viva en el espacio de trabajo hay que tener claro un aspecto. La no tolerancia, el asedio y la crítica constante entran dentro del mobbing y, por tanto, es denunciable.
Personas que nos producen ansiedad: ¡hablar contigo es algo imposible!
La buena comunicación sigue siendo nuestra piedra angular y cuenta pendiente. No todo el mundo la domina y abundan en exceso los que no escuchan, los que no empatizan y derivan en la comunicación violenta. Son quienes piensan aquello de «o estás de acuerdo conmigo o estás contra mí», hombres y mujeres con quienes hablar de cualquier cosa supone terminar discutiendo.
Las personas que nos producen ansiedad pueden ser por tanto las que no saben comunicar y algo así duele. Duele si es nuestra pareja, nuestro padre o nuestra hermana. Resulta complejo también si es nuestro jefe o un compañero de trabajo.
- ¿Qué podemos hacer? Lo último que debemos hacer en estas situaciones es perder la calma. Lo más adecuado es hablar con asertividad, siendo claros, concisos, directos y respetuosos. Ante quien no sabe escuchar y no respeta, siempre será mejor usar mensajes cortos. Cada vez que no se nos respete o la conversación derive en discusión, lo mejor es acabar cuanto antes ese diálogo. Al fin y al cabo, no es productivo y lo único que logramos, es perder la paciencia.
Para concluir, señalar solo que ninguna de estas situaciones es fácil. La convivencia tiene sus desafíos y, en ocasiones, esos roces y desavenencias se dan incluso con las personas que tenemos más cerca. Poner límites y priorizar nuestro equilibrio emocional deben ser siempre nuestra primera opción. Pongámoslo en práctica.