¿Por qué la ansiedad te hace sentir que eres un fracasado?
Olvidadizo. Estúpido. Sin carisma. Desmotivado. Falible. ¿Te has sentido así? Pocas percepciones son más aniquilantes que la de vernos como unos auténticos fracasados. Bien es cierto que hay épocas en que la suerte no acompaña o que, por diversas razones, uno anda con la autoestima un poco más baja.
Sin embargo, por término medio, la ansiedad nos alimenta de inseguridades y orquesta en nuestra mente la idea de que fallaremos en buena parte de lo que nos propongamos. Cuando esta dimensión psicológica se instala de manera persistente en nuestra vida, los pensamientos se vuelven negativos, algo obsesivos y en ocasiones, hasta irracionales.
De este modo, si bien es cierto que la ansiedad es una reacción normal a estímulos que procesamos como amenazantes, hay veces en que se deriva en estados problemáticos. En caso de que este estado psicofisiológico nos acompañe durante varias semanas, meses o años, como puede ser en el caso del trastorno de ansiedad generalizada (TGA), la imagen que tenemos de nosotros mismos se desdibuja. ¿Por qué ocurre? ¿Qué podemos hacer al respecto?
Las personas con el síndrome del impostor, por ejemplo, arrastran consigo una alta carga de ansiedad, además de una baja autoestima.
Cuando la ansiedad te hace sentir que eres un fracasado: ¿a qué se debe?
Los pensamientos distorsionados son propios de los estados de estrés y ansiedad. De hecho, en estas situaciones es frecuente reforzar una serie de patrones mentales que empañan todo propósito, todo intento por alcanzar una meta, por iniciar un cambio motivador. Lo cierto es que no siempre nos damos cuenta de cómo el filtro de la ansiedad se va acomodando en nuestro cerebro hasta alterarlo.
Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Emory, por ejemplo, destacan un aspecto que vale la pena tener presente. La biología de los trastornos de ansiedad afecta a las funciones cognitivas del cerebro. No pensamos ni procesamos la realidad del mismo modo, hay pequeñas alteraciones, pequeños cambios que son significativos.
Conozcamos a continuación, esas variables que explican por qué la ansiedad te hace sentir que eres un fracasado.
Enfoques como la terapia cognitiva conductual nos guían y ofrecen herramientas para desactivar la percepción de fracaso.
Distorsiones cognitivas
Las personas con ansiedad activan y refuerzan con frecuencia múltiples distorsiones cognitivas. Es decir, esos esquemas mentales que nos hacen procesar la realidad de manera errónea, son parte de la base de la autopercepción negativa. Dejamos de confiar en nosotros mismos por una serie de razonamientos como los siguientes:
- Filtrado mental negativo: «todo me saldrá mal».
- Sobregeneralización: «como esto me ha salido mal, todo me saldrá peor».
- Pensamiento de todo o nada: «si no hago esto de manera perfecta, soy un fracasado».
Ansiedad y evitación
Si la ansiedad te hace sentir que eres un fracasado, se debe también a otro mecanismo psicológico frecuente. La ansiedad nos aboca a ciclos constantes de evitación. Pongamos un ejemplo, tenemos por delante un proyecto que entregar en el trabajo. Nos da miedo fracasar, queremos hacerlo perfecto y la sola idea de ponernos en esa labor nos genera mayor ansiedad, así que retrasamos iniciar dicha tarea.
La procrastinación es una forma de evitación. Así, al ver que no avanzamos, la imagen que tenemos de nosotros mismos empeora. La inseguridad nos atenaza y el hecho de evitar lo que nos da miedo incrementa nuestra sensación de fracaso.
La baja autoestima
Por término medio, baja autoestima y ansiedad suelen estar relacionados. Son dos dimensiones psicológicas que tienden a retroalimentarse y que nos hacen caer en estados muy desgastantes. Lo saben, por ejemplo, las personas con síndrome del impostor. Es muy común que las personas excesivamente perfeccionistas alberguen una ansiedad latente sumada a esa visión negativa de sí mismas.
Nos angustia no dar la talla, no ser como los demás esperan de nosotros, no lograr lo que otros han alcanzado. La comparación social y las presiones externas, dan forma a unas percepciones muy destructivas que alimentan la sensación de fracaso.
Una depresión latente
Cuando la ansiedad te hace sentir que eres un fracasado, en el fondo puede haber una realidad disfrazada: un trastorno depresivo. No podemos descuidar que el sustrato de una depresión tiene múltiples elementos y la ansiedad persistente es un factor muy recurrente. En estos casos, acostumbran a acompañarse otros elementos, como la desesperanza, la apatía continuada y los cambios en la alimentación y el descanso nocturno.
A menudo, la idea de que estamos fracasando en todo lo que hacemos, no es más que un síntoma de un problema subyacente que debemos atender.
¿Qué hacer cuando llevas una época sintiéndote un fracasado?
Pasar por unos días en que no confiamos demasiado en nuestras competencias puede ser algo permisible. Siempre que esa percepción sea algo puntual y se desactive al poco tiempo, nos podemos permitir transitar por dicho bajón psicológico.
Ahora bien, si la idea de que fracasaremos en todo lo que hagamos se vuelve una constante y no hay forma de salir de dicho bucle mental, es momento de hacer cambios. Veamos algunas claves.
Confronta y racionaliza
Fracasar una vez no te convierte en un caso perdido. El hecho de que algo salga mal hoy, no significa que ese traspié se convierta en una maldición perpetua. Cuando la idea de que eres un fracasado sea esa una constante en tu filtro mental, confróntalo mediante preguntas socráticas. «¿Qué evidencia tengo de que esa idea sea cierta?» «¿Me ayuda esa percepción?» «¿No he tenido éxito en otros momentos?».
Sé más compasivo contigo mismo
Trátate al igual que tratarías a tu mejor amigo, con respeto, empatía y compasión. ¿Qué le dirías a la persona que más quieres si te insistiera con que no vale para nada y que fracasará en todo lo que haga? Piénsalo, porque eso mismo es lo que mereces decirte.
La terapia cognitiva conductual
Detrás de un pensamiento invalidante y autodestructivo, pueden existir trastornos psicológicos que debemos tratar y abordar. Lo hemos señalado, la idea de que somos un fracaso puede tener detrás desde una ansiedad generalizada hasta una depresión.
En conclusión: errar no será problema si no dejas que la duda te controle
Si bien la duda puede asaltarnos, no suele haber problema hasta que toma el control. A lo largo de nuestra vida erraremos más de una vez e incluso algunos de estos errores serán importantes.
Precisamente por eso es trascendente el tono de nuestro diálogo interno, los mecanismos y las herramientas que hayamos entrenado, para no dejar el gobierno de nuestra vida en manos de la incertidumbre o la desesperanza.
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