¿Por qué la gente cotillea? Esto es lo que dice la ciencia

Según la ciencia, las personas cotilleamos de media unos 52 minutos al día. Ahora, ¿por qué lo hacemos? ¿Qué necesidad satisfacemos con ello? ¿Cuáles son las consecuencias?
¿Por qué la gente cotillea? Esto es lo que dice la ciencia
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 abril, 2022

Los chismes son como el humo tóxico que invade buena parte de nuestros escenarios sociales. Rumores, críticas, comentarios capciosos sobre personas ni conocemos en profundidad o que no están presentes… ¿Por qué la gente cotillea? ¿Qué mueve al ser humano a practicar esta conducta casi desde el inicio de los tiempos y en casi cualquier lugar?

Lo cierto es que hablar y evaluar a alguien cuando no está delante es algo “muy nuestro”, pero eso sí abundan los que llevan al extremo dicha conducta. Desde el campo de la psicología social nos señalan que es una moneda para adquirir poder. Quien escampa chismes de otros creando relatos falsos adquiere cierta posición entre un grupo determinado.

Asimismo, hay algo llamativo a la vez que contradictorio: todos sabemos que este tipo de comportamientos son nocivos y poco respetuosos. De algún modo, comprendemos muy bien la clásica teoría de los tres filtros de Sócrates sobre que antes de hablar debemos evaluar si lo que va a salir de nuestra boca es “verdad”, es “bueno” y “necesario”, pero aun así se hace a diario.

¿Qué nos dice la ciencia al respecto? Lo analizamos.

“Sería necesario imponer esta regla: no repetir jamás una afirmación malévola sin verificar su contenido. Aunque es cierto que así nunca se hablaría de nada”.

-André Maurois-

personas hablando para representar ¿Por qué la gente cotillea?

Explicaciones de por qué la gente cotillea

Antes de profundizar en por qué la gente cotillea debemos admitir algo evidente: todos lo hemos hecho alguna vez. Ahora bien, el cotilleo no siempre responde a una conducta negativa. Tal y como ahora descubriremos, en muchos casos, cumple un papel informativo orientado a reducir la incertidumbre.

Escuela, trabajo, entornos familiares y entre grupos de WhatsApp, los chismorreos están a la orden del día. Descubrir que nuestro compañero en la oficina engaña a su novia, ver que nuestro profesor se acaba de hacer un tatuaje, que nuestro vecino se ha comprado de pronto un deportivo… Son muchos los desencadenantes que incentivan los cotilleos, pero lo que nos motiva a llevarlos a cabo es el simple deseo de intercambiar información entre nosotros.

Algunos estudios, como los realizados en la Universidad de California (Estados Unidos), señalan algo importante. Hombres y mujeres cotillean por igual, sin embargo, ellas participan mucho más en los intercambios de información neutrales, mientras los hombres son más tendentes a hacer uso de cotilleos de valencia negativa.

Conozcamos qué más dice la ciencia al respecto.

Estamos “programados” para chismear

Desde el campo de la psicología evolucionista, señalan que los chismes son un resquicio heredado de nuestros antepasados prehistóricos. La preocupación o curiosidad por la vida de los demás está integrada en nuestro cerebro.

Según nos explica el antropólogo Robin Dunbar en su libro Grooming, Gossip, and the Evolution of Language compartir chismes y rumores facilitaba la unión del grupo. Además de fortalecer los lazos entre un grupo pequeño de personas, nos permitía obtener información de otros grupos sociales para estar prevenidos.

Asimismo, ese intercambio de información facilitó aún más el desarrollo del lenguaje. Por tanto, podríamos decir que en el albor de nuestro desarrollo como humanidad, esta conducta facilitó también nuestra supervivencia y nuestro desarrollo psicosocial.

Para nuestros antepasados, los chismes eran una forma de evaluar quién era de confianza y quien podría suponer una amenaza para el grupo.

¿Por qué la gente cotillea? Para tener poder dentro de un grupo

En el estudio antes citado de la Universidad de California y dirigido por la doctora Megan L. Robbins señalan otros datos interesantes:

  • Las personas más jóvenes son más tendentes a escampar chismes que los más mayores.
  • Una parte de las conversaciones que se llevan cabo en entornos de trabajo se pueden etiquetar como chismes. Sin embargo, las tres cuartas partes de ellos son neutrales. Es decir, son simples intercambios de información ante la incertidumbre del entorno.
  • Después de los chismes de valencia neutra, abundan los negativos.
  • Los extrovertidos chismean con mucha más frecuencia que los introvertidos. La razón por la que lo hacen es por adquirir notoriedad en un grupo determinado. Ser quien escampa comentarios nocivos y denigrantes les hace creer que con ello, asumen una posición de poder. El fin siempre justifica los medios, si con ello se ganan seguidores (personas que lejos de detener los chismes, les dan validez y los escampan más aún).
Compañeros criticando a una compañera

La necesidad de formar parte de un grupo: los chismes como conectores sociales

Si nos preguntamos por qué la gente cotillea, es necesario considerar a la soledad. Por una parte, las personas más jóvenes que hacen uso del rumor buscan con frecuencia ocupar el centro de atención -el sensacionalismo puede ser una forma muy barata de conseguir este propósito-. La clásica escena de reunir a un grupo en una esquina de la oficina y compartir información supuestamente confidencial es todo un clásico.

Sin embargo, en edades más avanzadas, el motivo cambia. Esto es al menos lo que nos indica un trabajo de investigación realizada por la doctora Stacy Torres de la Universidad de California. Cuando nos hacemos mayores, los chismes son nuestro pegamento social, el modo de seguir conectando entre nosotros y de hallar una sencilla motivación.

Una forma de vencer la soledad es hablar con otras personas sobre rumores concretos que señalan a la actividad de vecinos o personas famosas -referentes comunes-, sobre esa serie que están siguiendo en la tele o sobre elemento que pueda generar polémica.

No siempre tienen por qué ser chismes negativos. A veces, es simple curiosidad y sobre todo el deseo enmascarado de hablar con alguien sobre cualquier cosa. Para concluir, la llamada ciencia de los rumores nos permite profundizar en la conducta humana, en sus singulares matices y también en sus necesidades. No deja de ser un claro reflejo de lo que somos.


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  • Dunbar, Robin (2015) Grooming, Gossip, and the Evolution of Language. Harvard University Press
  • Eckhaus, Eyal & Ben Hador, Batia. (2018). To gossip or not to gossip: Reactions to a perceived request to gossip – A qualitative study. Trames. Journal of the Humanities and Social Sciences. 22. 273. 10.3176/tr.2018.3.04.
  • Robbins, M. L., & Karan, A. (2019). Who Gossips and How in Everyday Life?. Social Psychological and Personality Science, 1948550619837000.

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