Los 3 tipos de incertidumbre con los que debemos lidiar

Los diferentes tipos de incertidumbre encaran a las personas con situaciones frente a las que no hay control e incluso posibilidad de previsión.
Los 3 tipos de incertidumbre con los que debemos lidiar
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 01 febrero, 2022

El psicólogo Paul K. J. Han ha catalogado tres tipos de incertidumbre: por probabilidad, por ambigüedad y por complejidad. Este es un aporte interesante, ya que casi siempre se habla de incertidumbre a secas, pero no se especifican las formas que toma en determinadas circunstancias.

Cada uno de los tipos de incertidumbre está referido a la fuente o causa de ese estado. Es claro que lo incierto no siempre obedece al mismo factor. En general, tiene que ver con una condición en la cual no hay certezas sobre el desarrollo o las consecuencias de algo, pero esa ausencia de conocimiento puede obedecer a diferentes razones.

Todos los tipos de incertidumbre forman parte ineludible de la vida de cualquier persona. Pese a que esa falta de certezas puede causar inquietud o incluso ansiedad, lo real es que está presente en casi todo lo que hacemos, aunque a veces nos hagamos la ilusión de que no. Veamos cada una de las modalidades con mayor detalle.

No busques ahora las respuestas que no puedes comprender porque no estás preparado para vivirlas. La clave es vivirlo todo. Vive las preguntas. Tal vez un día lejano encuentres la respuesta, gradualmente y sin darte cuenta”.

-Rainer Maria Rilke-

1. Por probabilidad, uno de los tipos de incertidumbre

El primero de los tipos de incertidumbre es la que se denomina “por probabilidad”. Tiene que ver con aquellas situaciones en las que no es posible ponderar el nivel de riesgo de una situación o de una decisión. Esto se debe, por lo general, a que actúan muchas variables a la vez y es imposible predecir consecuencias y resultados.

Un ejemplo de este tipo de incertidumbre podría ser una enfermedad grave. Hay información sobre la patología e incluso un pronóstico general para la misma, pero no existen certezas respecto a la forma como el organismo podría reaccionar a un tratamiento. Tampoco es definitiva la forma como se desarrollará.

Lo más habitual es que en estas circunstancias las personas se dejen llevar por el sesgo optimista. Suele asumirse la idea de que finalmente los posibles efectos negativos no se presentarán, aunque no haya bases reales para afirmar esto. Ante situaciones así, es importante contemplar también los posibles escenarios negativos.

2. Por ambigüedad

El segundo de los tipos de incertidumbre, según Paul K. J. Han, es por ambigüedad. Corresponde a aquellos casos en los que hay dudas sobre el desarrollo o el efecto de alguna situación o decisión porque se carece de información confiable al respecto. La que hay es incompleta, confusa o no totalmente confiable.

Una situación típica en este caso podría ser el uso de un medicamento experimental. No existe la certeza de su eficacia, ni tampoco información plenamente corroborada sobre sus posibles efectos secundarios. Así que, si bien existe una estimación del riesgo, esta podría variar significativamente en algún momento.

En una situación así, lo ideal es investigar al máximo y tratar de recabar la máxima información disponible, ojalá de fuentes diversas y confiables. Si bien no se cubrirá por completo el vacío de información, sí es posible en alguna medida reducir el margen de incertidumbre y tomar una decisión más responsable. También es importante calcular el riesgo y sopesar el beneficio. Un riesgo muy alto o un beneficio muy bajo inclinan la balanza hacia abstenerse de hacer algo.

3. Por complejidad

El tercero y último de los tipos de incertidumbre es por complejidad. En estos casos lo que hay es un problema difícil de entender, debido a que se trata de una situación nueva o poco común y frente a la cual no hay mucha experiencia. Provoca la sensación de incertidumbre más intensa, ya que deja al descubierto muchas vulnerabilidades.

Un ejemplo común puede ser el daño en una computadora. De pronto no funciona y se aplican los correctivos ya conocidos, pero no es suficiente. Otro ejemplo ilustrativo fue el de la crisis de 2020. Una situación tan nueva dejó perplejo al mundo entero y por varios meses no hubo un claro rumbo a seguir.

Frente a este tipo de incertidumbre es importante mantener la calma, ante todo. Tomar distancia emocional de ese tipo de situaciones es muy apropiado para verlas en perspectiva y empezar a dilucidar lo que sucede. También es necesario hacerse a la idea de que la solución no será inmediata y que es importante investigar y hacer acopio de datos al respecto.

Todos los tipos de incertidumbre provocan algún grado de inquietud porque los seres humanos somos dados a “ir sobre lo seguro”, aunque esto en realidad no exista. Una perspectiva inteligente es la de aceptar la inevitabilidad de lo incierto y aprender a lidiar con ello.


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  • Vázquez, M. L., & Smarandache, F. (2018). Neutrosofía: Nuevos avances en el tratamiento de la incertidumbre. Infinite Study.

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