¿Por qué nos asusta el silencio?
Entras al coche y prendes la radio. Llegas a casa y enciendes el televisor. Pones música en tu teléfono mientras te duchas, cantas o piensas. Nos asusta el silencio y lo demostramos de mil maneras. El vacío que sugiere la ausencia de ruido nos atormenta; y con este temor perdemos oportunidades importantes. Y es que, tal vez, si conociésemos el valor del silencio, dejaríamos de huir de él como de un enemigo.
¿Cuándo fue la última vez que estuviste en silencio?¿Cuándo experimentaste la completa ausencia de estímulos exteriores e interiores? Para la mayoría de las personas esto es casi una utopía, un estado imposible de alcanzar y sostener. Es además, a su modo de ver, algo peligroso y perturbador. Pero, ¿por qué nos sucede esto? y ¿qué podemos hacer al respecto?
Nos asusta el silencio
Tal vez, ya te hayas dado cuenta de que existe esta tendencia generalizada en nuestra sociedad o tal vez no. Puede que incluso hayas detectado en ti mismo este temor al silencio, aunque no sepas bien a qué se debe. La realidad es que cada día damos muestras de este fenómeno.
Nos rodeamos de todo tipo de aparatos tecnológicos que nos proporcionan estimulación visual y auditiva. Y no solo lo hacemos como un modo de entretenimiento en nuestro tiempo de ocio, sino que recurrimos a ellos en cualquier actividad cotidiana. Mientras cocinamos, limpiamos o hacemos deporte, el ruido externo nos acompaña.
Lo mismo ocurre cuando pasamos tiempo con compañeros, amigos o familiares. Incluso si nos cruzamos con un vecino en el ascensor, preferimos iniciar una conversación banal y condescendiente que permanecer en silencio. Muchas veces no tenemos algo que decir, y aun así hacemos el esfuerzo por llenar esos aterradores vacíos con palabras.
Pero incluso cuando estamos en un aparente silencio, sin ruido exterior que cope nuestros sentidos, recurrimos a nuestros recursos internos para huir. ¿Alguna vez te ha ocurrido que, al irte a dormir, en la quietud de la noche, tu mente parece acelerarse llevándote del pasado al futuro en una rumiación constante? Esto no son más que mecanismos para evitar el silencio del presente.
¿Por qué nos asusta el silencio?
Porque no nos conocemos
Nos asusta el silencio porque este implica entrar en contacto con nosotros mismos. Huimos de él porque huimos de nosotros. Se trata de un temor a quedarnos a solas con una parte de nuestro ser que nos negamos a ver, con los miedos y heridas que hemos ido ignorando. Nos aterra escuchar nuestra propia voz, un grito interior que hemos sepultado durante años bajo voces ajenas y ruidos exteriores.
No nos conocemos porque nunca nos hemos quedado solos. No nos conocemos y nos asusta hacerlo. Cuando el silencio aparece trae consigo los sonidos de nuestras sombras, de esas partes oscuras que no reconocemos como propias cuando sí lo son. ¿De dónde sale esa ansiedad, ese sentimiento de soledad y vacío, esa ira contenida que surge cuando estamos en silencio? Todo ello somos nosotros, aunque nos hayamos negado a vernos durante décadas.
Porque no estamos acostumbrados
Sin embargo no toda la culpa es nuestra. Hemos nacido y vivimos inmersos en una sociedad que no nos enseña a conectar ni a escucharnos, sino que nos ocupa y nos distrae constantemente.
El autoconocimiento, el desarrollo personal, la meditación… todas estas prácticas parecen reservadas para una minoría que sufre y necesita repararse, cuando en realidad todos deberíamos practicarlas.
El silencio está estigmatizado y nos enseñan a verlo como algo negativo, como una señal de que la persona callada está enfadada, ofendida, triste o ausente. El silencio nos evoca soledad y vacío, timidez y emociones negativas, cuando esto no tendría que ser así.
Comienza a practicar el silencio
Practicar el silencio nos ayuda a conectar con nuestros temores, heridas y deseos. Nos permite conocernos, sanarnos y volver a nosotros. Nos ofrece la oportunidad de descubrir nuestros anhelos y opiniones, de recuperar nuestra fuerza y nuestra voz. Cuando te conoces y te aceptas, cuando aprendes a amarte y a estar contigo, no hay otro lugar comparable en el mundo.
Solo tú puedes llenar tus vacíos, curar tus heridas y vencer tus miedos. Solo tú puedes trabajar por tus sueños y objetivos. Entonces, ¿por qué temes estar contigo? Date una oportunidad, descubrirás cuánta falta te has hecho todo este tiempo.
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- Le Breton, D. (2006). El silencio. Madrid: Sequitur.
- Hanh, N. T. (2016). Silencio: el poder de la quietud en un mundo ruidoso. Barcelona, España: Urano.