El arquetipo de la sombra: el lado oculto de nuestra psique

Todos tenemos un lado oscuro en nuestra personalidad, el cual ha sido representado por el arquetipo de la sombra en la teoría junguiana. Veamos en qué consiste.
El arquetipo de la sombra: el lado oculto de nuestra psique
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 06 agosto, 2023

El arquetipo de la sombra representa, según la psicología analítica de Carl Jung, el “lado oscuro” de nuestra personalidad. Se trata de un submundo convulso de nuestra psique donde se contiene lo más primitivo, los egoísmos más afilados, los instintos más reprimidos y ese “yo desautorizado” que la mente consciente rechaza y que sumergimos en los abismos más profundos de nuestro ser.

Todos hemos oído alguna vez hablar de ese concepto, de ese arquetipo de la sombra que, de algún modo, sigue utilizándose en psicología para hablarnos de dicha confrontación. De esa sensación de disputa que a veces llevamos con nosotros mismos cuando trabajamos nuestras frustraciones, nuestros miedos, inseguridades o rencores.

Sin embargo, no podemos olvidar que esa idea que Carl Jung nos trajo a través de su trabajo sobre los arquetipos ya estaba presente en nuestra sociedad histórica y culturalmente.

El concepto de sombra o reverso oscuro conforma esa dualidad tan común, que incluso le sirvió a Robert Louis Stevenson como inspiración para crear su ya clásico “Dr. Jeckyll y Hyde”, mucho antes de que el propio Jung desarrollara su teoría sobre el arquetipo de la sombra.

Todo aquello que en un momento dado consideramos como “malo” debido a nuestra educación y a las normas morales de nuestra sociedad, se convierte en nuestra sombra.

Sin embargo, no es recomendable ver todas esas dinámicas internas como experiencias reprobables o peligrosas, hasta el punto de pensar que todos nosotros llevamos un Hyde dentro clamando por salir.

El propio Jung explicó que existen diferentes tipos de sombras y que un modo de alcanzar el bienestar, la sanación y la libertad personal es haciéndolas conscientes, enfrentándonos a ellas.

“Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad”

-Carl Jung-

Mente fragmentada
El arquetipo de Jung es uno de los elementos más representativos de su teoría de la psicología analítica

El arquetipo de la sombra: el lado oscuro del ser humano

Es evidente que el arquetipo de la sombra se relaciona mucho con el concepto de inconsciente formulado por Freud.

No obstante, contiene matices únicos que lo diferencian de un modo considerable y que lo enriquecen. No podemos olvidar que lo que empezó siendo un idilio intelectual entre Freud y Jung terminó enfriándose.

Lo hizo hasta el punto de que este último llegó a decir del padre del psicoanálisis que era “una figura trágica, un gran hombre, pero alguien con cuyo método terapéutico no comulgaba”.

Jung desarrolló su propio método, la psicología analítica. Dejó a un lado el diván y esa relación asimétrica entre terapeuta y paciente para desarrollar una terapia basada en la conversación.

En esta, se indagaba en la estructura de la psique y en ese inconsciente donde navegan los arquetipos. Entre todos ellos, el que mayor valor terapéutico podía llegar a tener era sin duda el arquetipo de la sombra. Veamos sus características:


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Características del arquetipo

El concepto de sombra es una idea largamente estudiada y analizada por el campo de la filosofía y la psicología de línea espiritual. De este modo, investigaciones como la realizada en la Universidad de Hull, reflejan una idea interesante desde un punto de vista terapéutico. La sombra es todo aquello que el ser humano reprime en su intento por adaptarse a la sociedad. Todos, de alguna manera, integramos esta figura simbólica.

Conozcamos más aspectos:

  • La “sombra” fue un término que Jung tomó de Friedrich Nietzsche
  • Esta idea representaba la personalidad oculta que tiene toda persona. A simple vista, la mayoría de nosotros aparentamos (y nos percibimos) como seres buenos y nobles. Sin embargo, en nuestro interior hay ciertas dimensiones reprimidas, instintos heredados donde a veces se esconde la violencia, la rabia, el odio
  • El arquetipo de sombra no habita únicamente en cada persona. En ocasiones, también está presente en “grupos de personas”, en sectas, en algunos tipos de religiones o incluso en partidos políticos. Son organizaciones que pueden, en un momento dado, sacar su sombra a la luz para justificar actos violentos contra la propia humanidad.
  • La sombra es más destructiva, insidiosa y peligrosa cuando más la “reprimimos”. Es entonces cuando “se proyecta” apareciendo así, y según Carl Jung, perturbaciones como la neurosis o la psicosis.
  • Asimismo, Jung diferenció en su arquetipo de la sombra dos tipologías. La primera es la sombra personal, la que llevamos todos con nuestras pequeñas frustraciones, miedos, egoísmos y dinámicas negativas más comunes. Sin embargo, también estaría la sombra impersonal, esa que contendría la esencia de la maldad más arquetípica, la que acompaña a los genocidas, asesinos despiadados, etc.

“Desafortunadamente no puede haber ninguna duda de que el hombre es, en general, menos bueno de lo que se imagina a sí mismo o quiere ser. Todo el mundo tiene una sombra, y cuanto más oculta está de la vida consciente del individuo, más negra y más densa es. En todo caso, es uno de nuestros peores obstáculos, puesto que frustra nuestras intenciones más bien intencionadas”

-Carl Jung-

Jung sentado pensando en el arquetipo de sombra
El concepto de sombra es lo opuesto al ideal del yo

¿Cómo identificar la sombra?

El arquetipo de la sombra es el lado inconsciente de una personalidad, es lo que reprimimos y, por tanto, lo que puede entorpecer nuestro desarrollo y potencial humano. Emergerla, definirla, conectar con ella para entender qué quiere decirnos favorecerá nuestro bienestar psicológico. Veamos, por tanto, cómo identificarla:

En nuestra interacción con los demás

  • Cuando una persona nos afecta emocionalmente y respondemos de forma exagerada en su contra, probablemente estamos proyectando nuestra sombra personal en ella. Estamos atribuyendo a otros, reacciones, sentimientos, prejuicio que en realidad nos pertenecen.
  • Prestar atención a aquello que criticamos o juzgamos exageradamente de otros.

En la gestión de nuestras emociones

  • Observar aquellas emociones que poseemos reprimidas.
  • Identificar todo aquello que nos genera dolor y su motivo inconsciente.
  • Tomar contacto con esos estados de ánimo que nos bloquean, que limitan nuestra capacidad de conexión y logro de objetivos.

Beneficios de tomar contacto con nuestra sombra

Como bien señalaba Carl Jung en sus trabajos, uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad, es decir, confrontando la sombra.

Esto tiene grandes beneficios para el ser humano y no solo desde un punto de vista espiritual. Tal y como nos explica la terapeuta Margaret Clark en uno de sus libros, trabajar en este concepto favorece nuestra individuación.

Conozcamos más beneficios:

  • Aumentar nuestro autoconocimiento.
  • Aceptar nuestra personalidad de una forma más completa.
  • Alcanzar un “yo” más integrado y fuerte.
  • Aprender a comunicarnos con nosotros mismos de una forma adecuada y sincera.
  • Dirigir nuestras emociones de forma correcta.
  • Mejorar nuestras relaciones interpersonales.
  • Aprender a identificar proyecciones que afectan nuestras relaciones con los demás.
  • Abandonar las culpas derivadas de determinados comportamientos y acciones negativas.

¿Cómo hacer frente a nuestra propia sombra?

Es muy posible que la teoría del arquetipo de la sombra de Jung nos resulte interesante a nivel teórico, que tenga su encanto, su esencia metafórica y misticismo.

Todos vemos en esta figura la representación más clásica del tabú, de la maldad y de esa dimensión tenebrosa de la personalidad humana que siempre suscita un alto interés. Sin embargo, ¿podemos sacar de ella alguna aplicabilidad práctica en nuestro día a día? 

La respuesta es “sí”. Tal y como el padre de la psicología analítica nos recuerda en libros como Arquetipos e Inconsciente Colectivonuestra tarea en la vida es aceptarnos en plenitud e integrar “nuestra sombra” en la personalidad para hacerla consciente y trabajar con ella, afrontándola cara a cara. Descuidarla, permitir que siga en su universo inconsciente puede robarnos el equilibrio y la oportunidad de ser felices.

Aborda tus miedos

No podemos olvidar qué tipo dinámicas conforman ese concepto al que denominamos sombra: ahí están nuestros miedos, ahí esos traumas del pasado, ahí las decepciones que nos envenenan, ahí los sueños no realizados por indecisión y que se convierten en tiburones frustrados navegando en nuestra personalidad.

Si los escondemos, esos demonios internos adquieren mayor ferocidad y si los silenciamos nos acabarán controlando, proyectando sobre los demás en muchos casos una imagen de nosotros mismos que no nos gusta.



Cuida tu diálogo interno

Una forma de empezar a detectar nuestra sombra es modificando nuestro diálogo interno y aprendiendo a distinguir que cuando nos quejamos de algo o de alguien, estamos reflejando algo propio.

Por ejemplo, si nos lamentamos porque no somos escuchados por los demás, podemos preguntarnos si estamos escuchándonos a nosotros mismos, y así sucesivamente.

Por tanto, no podemos olvidar que nuestro crecimiento personal y nuestro bienestar psicológico dependerán siempre de nuestra capacidad para sacar a la luz esas sombras. Tras ese acto de valentía, se iniciará un delicado, pero valioso, trabajo para sanarnos, para hallar la calma y el bienestar.

Mujer meditando en el campo
El budismo nos ofrece herramientas para trabajar en nuestra sombra

Jung y la psicología budista: un medio para observar nuestra sombra

Jung y la psicología budista están más unidos de lo que parece. El budismo nos dice que desde que nacemos la sociedad nos condicionada poco a poco con el paso del tiempo.

Si nos observamos ahora mismo, somos un cúmulo de experiencias, aprendizajes y condicionamientos que nos hacen ser como somos en la actualidad. Para el budismo, gran parte de estos condicionamientos no los cuestionamos, sino que los tomamos como ciertos, y muchos de ellos de forma inconsciente.

Desde el budismo se postula que el ser humano es bueno por naturaleza, así que nuestra sombra estaría compuesta por todo nuestro historial de aprendizaje y condicionamiento.

Sin embargo, no califican la sombra como algo bueno o malo. En el budismo se habla de acciones afortunadas o desafortunadas. Así pues, si queremos observar “nuestro lado oscuro”, deberemos aprender a meditar para observar nuestra mente.

Se trata de una observación sin juicio y sin reprimir ningún pensamiento. Observando todo aquello que atraviese nuestra mente sin juzgarlo. De esta forma observamos pensamientos e ideas que ni sabíamos que estaban ahí.

Para terminar, reconocer y aceptar nuestra sombra nos permite desactivar nuestro rechazo a esa parte que repudiamos y reprimimos y activar una nueva manera de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. Parafraseando a Jung, «lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma».


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