Practicar el perdón
Practicar el perdón puede ser terapéutico. El perdón es la liberación de las limitaciones autoimpuestas y de los patrones de conducta autodestructivos que nos atan al pasado de manera insana.
No solo eso, sino que además libera la ira, el miedo, el dolor, el resentimiento y el resto de sentimientos negativos. De esta manera, tu corazón puede abrirse a otro tipo bien distinto de emociones y sentimientos, es decir, a la alegría, la paz y el amor.
Aunque no es fácil de hacer, no hay que permitir que el pasado tenga poder sobre nuestra vida. Por ello, es tan importante practicar el perdón, de cara a poder liberar el dolor que sentimos y las ataduras que nos impiden vivir la vida plenamente.
“A perdonar solo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho.”
-Jacinto Benavente-
Qué razones existen para practicar el perdón
Hay miles de motivos por los que todos deberíamos aprender a practicar el perdón. Pero no el momentáneo de palabra que todos hemos puesto en marcha alguna vez, sino el que se lleva a cabo desde lo más profundo del corazón y con el convencimiento de que es bueno y es necesario. Practicar el perdón nos hace:
- Liberar el rencor: perdonar nos permite seguir adelante sin las ataduras de odio.
- Es la clave para tener una buena salud física, psicológica y emocional.
- Liberar todos los sentimientos negativos: el perdón sirve de válvula de escape de esos sentimientos que ahogan nuestro corazón, a veces sin ser conscientes de ello.
- Encontrar la paz.
- Mejor vida social, practicar el perdón hace que deje de verse hostilidad en la gente, que las relaciones sean más sans, más fluidas y más sinceras.
Cómo fomentar el perdón
A practicar el perdón también se aprende, solo hay que intentarlo con ganas y convencimiento. A continuación te damos algunos consejos para desarrollar tus habilidades de perdón:
Medita
Encuentra tiempo cada día para meditar y explorar tu mente. Trata de liberar cualquier resentimiento que se mantiene encerrado. Visualízate con un gran nudo en el estómago y ve respirando lenta y profundamente, mientras imaginas cómo se va deshaciendo poco a poco ese nudo. Cada vez, te irás sintiendo más liberado, con menos carga y ligero. El poder de la imaginación es enorme.
Abandona tu sufrimiento
Perdonar no significa reconciliarse. No es lo mismo que tolerar lo que te ha hecho la otra persona, ni aceptar sin condiciones sus comportamientos. Perdonar significa dejar de lado tu propio sufrimiento,
“El hombre crece cuando se arrodilla.”
-Alessandro Manzoni-
Expresa lo que sientes
Si sientes una profunda hostilidad en contra de alguien del pasado, escribe una carta de perdón donde queden mostrados tus sentimientos.
Si no deseas enviarla, no lo hagas, pero es una forma de imaginar que los sentimientos de venganza de la otra persona también desaparecen. Repetir a diario la redacción de notas de perdón puede ser una válvula de seguridad útil para tu curación.
Busca positivismo
No dejes que el ambiente negativo de personas insensibles y desconsideradas recaiga sobre ti. Muévete en ambientes de bienestar donde puedas mantener tu mente y la energía que te rodea, sin contaminar.
Perdona y perdónate
¿Hay algo que no te perdones a ti mismo? Pues puedes empezar a partir de ahora. Nadie es perfecto y, por tanto, tienes errores, al igual que los demás. Mereces la misma comprensión y compasión que el resto para poder encontrar la positividad y la libertad para vivir en paz.
La capacidad de perdonar no funciona igual en todas las personas, unas tardan más que otras, pero es una meta que se puede conseguir.
El que no es capaz de perdonar es propenso a padecer ansiedad, depresión, problemas cardiovasculares, dolor de espalda crónico, función neurológica alterada y un mal funcionamiento del sistema inmunitario. Y, además, puede provocar una falta de vida social, llegando a sentirse solo y miserable, incapaz de disfrutar de la vida plenamente.