¿Prejuzgar nos hace peores personas?
Grandes pensadores de la historia como Rousseau tenían claro que es mejor “preferir ser un hombre de paradojas que un hombre de prejuicios”. Sin embargo, la ciencia parece querer decir que prejuzgar es casi tan natural como ser humanos. ¿Es algo social, o genético?
Lógicamente, si prejuzgar fuese algo social, sí podríamos establecer que nos hace peores o mejores personas. Pero si es genético y todos lo hacemos, ¿somos quién para decidir que alguien es mejor que otro porque tiene más o menos prejuicios?
¿Por qué prejuzgamos?
El célebre divulgador científico Eduard Punset ha dedicado muchas líneas de su obra a este particular. Según sus estudios e información, la neurología establece que nuestros cerebros usan mucha energía tratando de predecir e imaginar. Es algo que nos lleva a crear divisiones entre nosotros y ellos.
Todo cerebro humano agrupa a la gente en función de sus temores e ideas. Como es obvio, si esto es así, y parece que la ciencia lo confirma, Punset se pregunta si seremos capaces de invertir tal conducta que “a primera vista” parece tan natural.
No hay que olvidar que los juicios y prejuicios llevan al ser humano a conductas que miradas bajo el prisma de la razón carecen de sentido. Una persona capaz de dar o quitar la vida por su equipo de fútbol resulta del todo ilógico e incluso absurdo.
No obstante, en la naturaleza observamos animales como perros o monos que configuran sus grupos sociales con gran lealtad. sin embargo, su justificación es la supervivencia, nunca los símbolos como la bandera, el país o el idioma.
¿Es natural prejuzgar?
Llegados a este punto, merece la pena observar qué dice la ciencia respecto a la tendencia humana a prejuzgar. Aquí entra el trabajo de la psicóloga social Mahzarin Banaji. Esta investigadora creó un test capaz de demostrar que incluso los seres humanos más progresistas e igualitarios tienen ideas discriminatorias.
A través de su test, comprobó personas con la nacionalidad norteamericana y altos ideales de igualdad asignaban valores positivos unos milisegundos a las caras de raza blanca frente a que aquellas que eran de raza negra.
También la neurocientífica Rebecca Saxe ha investigado el tema. A través de sus estudios, demuestra que existe un área del cerebro, la unión tempoparietal, donde se produce la actividad en la que tratamos de entender y distinguir entre el “yo” y “los demás”.
Otros estudios, como el publicado en Trend in Cognitives Sciences, estiman que los ciudadanos valoran a una persona y sus intenciones basándose en los rasgos faciales. Así pues, a la hora de votar a un político, por ejemplo, su rostro puede ser un hándicap o todo lo contrario.
“Los prejuicios son creencias previas a la observación”
-José Ingenieros-
¿Es bueno prejuzgar?
Parece que la ciencia se empeña en demostrar que prejuzgar es algo inherente al ser humano. Sin embargo, ¿por qué lo vemos como algo tan negativo? Tal vez sea un método de defensa, una forma de estar alerta. Por el contrario, profesionales como el psicólogo y entrenador personal Jonathan García-Allen establecen listas y consejos para no juzgar a los demás. Pero, ¿realmente está en nuestra mano conseguirlo?
En este sentido, Eduard Punset estima que a medida que vayamos conociendo mejor el funcionamiento de nuestro cerebro, tal vez logremos comprenderlo mejor. Una vez conseguido tal hito, quizás seamos capaces de gestionar nuestras emociones con mayor rigor, suavizando el impacto que estas tienen en nuestra conducta.
“Los prejuicios son la razón de los tontos”
-Voltaire-
¿Por qué no deberíamos prejuzgar?
Sea como fuere, los expertos aconsejan intentar no prejuzgar ni juzgar a los demás. Para ello establecen algunas claves que nos pueden ser útiles en este peliagudo asunto:
- Pensar antes de actuar: intentar no dejarse llevar en exceso por las apariencias y corazonadas.
- Practicar Mindfulness: una técnica que tiene como base principal el no juzgar a nadie, ni siquiera a uno mismo.
- Recordar que cada persona es una en si misma: no todos somos yo, ni todos sois tú. Cada persona tiene su propia historia, valores e inquietudes.
- Antes de juzgar, mirarse: no es bueno criticar en los demás acciones y actitudes que tal vez nosotros también usamos.
- Ser autónomos: cuanto más autónomos somos, mejor nos sentimos con uno mismo. En este sentido, tendremos la mente más abierta y obviaremos más las ideas preconcebidas y los prejuicios.
¿Crees que prejuzgar es malo? ¿Te convierte en peor persona? La propia ciencia parece no ponerse de acuerdo. Es inherente a nosotros, pero tal vez un día se pueda controlar, aunque hoy solo somos capaces de suavizarlo. Así pues, quizás podemos intentar no juzgar si no queremos ser juzgados. Es un comienzo.