Si quieres, puedes cambiar
Aunque a veces creas que no es posible, si tú quieres, si te lo propones, puedes cambiar. Las personas no somos un objeto invariable, sino que nos vamos moldeando a base de las experiencias que vamos viviendo. Nuestras vivencias conforman quienes y cómo somos, en una gran proporción.
No se debe caer en la simpleza de considerar que cuantas más experiencias saludables vivamos, mayor crecimiento y desarrollo tendremos. A veces, las experiencias negativos y muy negativas nos ayudan a ser más resilientes, a fortalecer nuestra autoestima y, en definitiva, a crecer personalmente.
Muchos se aferran a frases como: “soy así y no puedo cambiar”. “Ya nací así y a estas alturas no hay quien me cambie”. “Es lo que hay”. Pero la realidad es que esto es una excusa para evitar afrontar cambios. Todos podemos cambiar. Pero para que seaa posible, hay que modificar el modo de ver las cosas y, junto a ello, no desfallecer por el camino.
“Mejorar es cambiar; ser perfecto es cambiar a menudo.”
-Winston Churchill-
Puedes cambiar. ¿Cómo conseguirlo?
Dos son los puntos clave en los que hay que incidir para conseguir el cambio. Y hay que trabajar en los dos de igual manera y con el mismo entusiasmo:
1. La constancia
Ningún cambio se produce de la noche a la mañana. Hay que tener disciplina, compromiso y actitud. Y, sobre todo, no limitarse a aplicar la teoría aprendida, sino practicar. Es tan importante el conocimiento teórico como el desempeño práctico diario.
Pero, para llegar lejos, has de asumir que es natural que cometas errores. Nadie nace aprendiendo y el ser humano es un vivo ejemplo de cómo, a través de los aciertoa y los fallos, ha ido adaptándose al entorno que le rodea. Por tanto, los errores forman parte del camino. No hay triunfo que no haya pasado antes por desilusiones, sofocos, obstáculos… Solo si mantienes la esperanza y constancia de seguir intentándolo, a pesar de los errores cometidos, lograrás tu propósito.
2. Los pensamientos
Los pensamientos negativos terminan destruyéndote. Creer que no eres capaz de conseguirlo, que nunca vas a poder cambiar, que eres así y siempre lo serás… Son ejemplos de creencias disfuncionales totalmente paralizantes. Lo único que te aportan es congelación, inmovilidad en tu vida. Por tanto, de los pensamientos dependen en gran medida tus actos.
De ahí, que sea esencial que trabajes en atraer pensamientos positivos. Solo así conseguirás grandes avances. El cambio es al revés de lo que muchas veces se piensa: primero piensas bien acerca de ti y tus fortalezas, y luego empieza el cambio.
“Nadie se ha hecho bueno diciéndole que es malo”. Si un niño crece oyendo que no es válido y no se le refuerzan las virtudes que tiene, crecerá con una autoestima débil y muy estigmatizado. Puede que sea brillante, pero no lo sacará a relucir porque no ha tenido ese ambiente de refuerzo y positividad. Pero cuando una persona tiene un autoconcepto fuerte, es capaz de potenciar sus virtudes.
“Si cambias el modo en que miras las cosas, las cosas que miras cambian.”
-Wayne Dyer-
Cree en ti, si te gustaría cambiar en algún sentido, lucha por ello. Aunque el avance no sea fácil ni rápido, con constancia y con pensamientos constructivos irás avanzando en la dirección correcta.
Sí, puedes cambiar
Todos brillamos en algo, busca tu virtud y explótala. Muchos piensan que en la niñez se forma una personalidad que no es posible cambiar en el futuro, pero no es así. El pasado nos condiciona porque nos aferramos a una historia anterior que creemos que ya no se puede cambiar, miramos hacia el pasado sin hacer nada en el presente para cambiar, y eso estanca.
Ahora puedes comenzar a acumular nuevas experiencias, que condicionarán tu futuro. Pero observa tus pensamientos, cambia el “no voy a ser capaz” por el “puedo hacerlo!”
Aquel que cree en que no puede cambiar, jamás lo conseguirá, el cambio se puede llevar a cabo cuando se cree en que se puede y cuando se tiene la paciencia de intentarlo a menudo.
En un proceso de cambio hay etapas. En algunas sientes que avanzas, pero también otras en las que te estancas, notas que vas hacia atrás y no mejoras. Esas etapas son normales.
Solo quien sea capaz de no desanimarse ante las sensaciones agridulces conseguirá que llegue el día en que se dé cuenta de que ya no es como era. Y se haya transformado gracias su tenacidad, aunque algunos días no consiguiera los avances esperados. Si quieres, puedes cambiar, pero nunca debes desfallecer en el proceso.
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- Fisch, R., Weakland, J. H., & Segal, L. (1994). La táctica del cambio: Cómo abreviar la terapia. Herder.
- Nardone, G. (2012). Problem solving estratégico: el arte de encontrar soluciones a problemas irresolubles. Herder Editorial.
- Nardone, G. (2012). Miedo, pánico, fobias: la terapia breve. Herder Editorial.
- Watzlawick, P. (2013). El arte de amargarse la vida. Herder Editorial.