¿Qué es la angustia vital y cómo abordarla?
La angustia es un tipo de estado afectivo asociado a sensaciones perturbadoras o de sufrimiento. Puede producir también sensación de ahogo, tristeza profunda o sensación de vulnerabilidad extrema. Cuando hablamos de angustia vital, nos referimos a un tipo de angustia muy enfocado al temor a sufrir daños o a ser atacados.
Este tipo de angustia es muy generalizado; es decir, es una sensación de malestar que aparece en todos los ámbitos de nuestra vida, y aunque se suele relacionar con el temor a sufrir algún daño, también conlleva el miedo a la vida en general. Es un estado permanente de perturbación emocional que mina la fuerza vital y la calidad de vida.
“La angustia es la disposición fundamental que nos coloca ante la nada”.
-Martin Heidegger-
¿Qué es la angustia vital?
La angustia vital implica un miedo constante a ser atacado y conlleva además síntomas físicos como dolor de cabeza, dificultades para respirar, sudoración excesiva o náuseas. Antiguamente, la angustia vital se consideraba un miedo esencial para la supervivencia. Sin embargo, en la actualidad este fenómeno no puede considerarse adaptativo, porque genera malestar y sufrimiento innecesario en la persona que lo padece.
Este tipo de angustia es un tipo de ansiedad muy generalizado, que se asocia a emociones negativas. La persona puede sentirse muy limitada en su día a día al padecer este tipo de síntomas. Además, unidos a la angustia vital pueden aparecer también síntomas depresivos, así como sensaciones desagradables para la persona. Sus efectos en la salud física y psicológica de la persona son evidentes.
¿Cómo afrontar la angustia vital?
Para afrontar este tipo de sensación, lo primero que recomendaremos es pedir ayuda psicológica. La terapia es una buena herramienta cuando nos sentimos desbordados, o cuando sentimos que no disponemos de las estrategias o recursos necesarios para hacer frente a una determinada situación o sensación.
Más allá de pedir ayuda, también podemos empezar a aplicar cambios en nuestra vida y en nuestra manera de pensar para empezar a combatir esta sensación tan angustiante. Algunas pautas que nos pueden ayudar son:
Asumir que está
El primer paso para abordar esta angustia vital es reconocerla, ponerle nombre. No podemos afrontar un problema o un síntoma si no tomamos consciencia real de que existe y, sobre todo, de que está interfiriendo en nuestra vida y en nuestro malestar. Es por ello que si sufres este tipo de angustia, te animamos a parar y admitir que hay algo que te genera un intenso malestar.
Reprimir las emociones o las sensaciones suele conllevar efectos negativos a corto y a largo plazo, y, además, no permite trabajar en la problemática (porque la negamos). Así que permítete sentir, acepta que hay algo que no va bien y empieza a trabajar en ello. Y sobre todo, no te sientas culpable por ello, ni te exijas «estar bien». A partir de este punto, podremos empezar a trabajar en el segundo punto.
Hacer introspección
A través de la introspección, podemos llegar a entender (en parte) qué es lo que nos está causando este malestar. Así, deberemos revisar nuestra vida y nuestras emociones y escucharnos a nosotros mismos para empezar a vislumbrar qué es lo que nos está ocurriendo realmente.
Por otro lado, será importante también identificar lo que nos produce miedo o angustia. En este sentido, una buena idea será anotar las situaciones exactas que tememos, junto a los pensamientos y emociones asociados a este tipo de situaciones.
Exponerte a lo que temes
Desde la psicoterapia, la terapia de exposición es la más eficaz para trabajar las fobias. En este caso, la angustia vital hace que temamos algo, sobre todo situaciones que nos llevan a pensar que seremos atacados o dañados.
Así, exponernos a estas situaciones y a estos miedos puede ser otro pequeño paso para afrontar esta angustia. A veces funciona hacerlo de forma gradual. Eso sí, siempre con ayuda profesional si así lo necesitamos.
Practicar la relajación
La práctica de la relajación resulta muy beneficiosa para abordar sintomatología ansiosa, que también puede conllevar beneficios en el caso de la angustia. Cuando una persona está angustiada, sus pensamientos pueden aparecer de forma acelerada en su cabeza, y su mente estar en constante alerta esperando responder a algún peligro inminente.
A nivel fisiológico, la persona puede también estar especialmente activada (como sucede con la ansiedad). Es por ello que reducir esos niveles de activación, tanto física como mental, a través de ejercicios de relajación, puede ayudar a la persona a reducir esa angustia vital.
Sufro angustia vital: ¿cómo empezar a avanzar?
La angustia vital es una sensación generalizada de malestar, preocupación constante y sufrimiento emocional, que puede derivar de múltiples situaciones. Sin embargo, suele referirse a una angustia por temor a recibir algún daño o por temor a ser atacado. También puede hacer alusión a una angustia por la propia vida, que no se disfruta y que se vive con intenso malestar.
Como vemos, es un concepto complejo que conviene desgranar de forma individualizada. Tras este síntoma pueden esconderse múltiples causas, y en cada persona puede variar enormemente en cuanto a efectos físicos y psicológicos.
Aunque podemos empezar a poner en práctica algunos hábitos que nos ayuden a identificar sus causas y el efecto que tiene en nuestra vida, como los mencionados, la mejor manera de abordar una etapa de angustia vital es solicitando ayuda profesional. Un buen psicólogo puede valorar nuestro caso en cuestión, así como ofrecernos las pautas que necesitamos para empezar a sentirnos mejor.
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