6 palabras peligrosas que te limitan

El lenguaje es la base del pensamiento. Por ello hemos de ser muy conscientes de que las palabras que empleamos a diario condicionan nuestra vida.
6 palabras peligrosas que te limitan
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 14 marzo, 2020

La programación neurolingüística es un enfoque que nos ayuda a comprender el impacto que el lenguaje tiene en nuestros pensamientos y cómo los términos que utilizamos nos programan para experimentar la realidad de un modo determinado. Un aspecto básico consiste en evitar ciertas palabras peligrosas que nos limitan sin darnos cuenta.

Existen ciertas expresiones de uso cotidiano que tienen una carga conceptual importante y poco positiva. Sin embargo, no somos conscientes de su impacto y, por ello, seguimos empleándolas. A continuación te explicamos cuáles son y cómo afectan a nuestra psique.

Mujer pensando

6 palabras peligrosas que te limitan

No

Este es un vocablo que, de manera paradójica, suele acercarnos justamente a los resultados que queremos alejar. Se trata de una palabra ambigua que la mente no registra. Si, por ejemplo, te digo: “no pienses en un elefante amarillo”, estaré propiciando que esa imagen acuda a tu mente.

Cuando utilizamos expresiones de este tipo, tendemos de forma inconsciente a eliminar el “no” y a centrarnos en lo que le sigue. Por ello, cuando nos decimos “no te pongas nervioso”o “no quiero estar enfermo”, en realidad nos estamos programando para el nerviosismo y la enfermedad.

Sería mucho más conveniente dirigirnos afirmaciones en positivo, tales como: “mantén la calma” o “quiero permanecer sano”.

Tengo que

Cuando expresamos que “tenemos que” hacer algo, estamos afirmando que es algo desagradable, impuesto o que nos cuesta trabajo. “Tengo que trabajar”, “tengo que ser más sociable”, “tengo que perder peso“. Inmediatamente asumimos estas acciones como costosas y negativas.

Por ello, es preferible utilizar las fórmulas “quiero” o “voy a”. Por ejemplo, es mejor afirmar: “quiero ser más sociable“. O “voy a trabajar”, si utilizar el “quiero” en este caso te resulta demasiado falso o contradictorio. Con estas expresiones nos programamos para que nos sea mucho más sencillo y ligero llevar a cabo estas actividades.

Pero

Cuando utilizamos la palabra “pero” para unir dos ideas, de forma instantánea estamos eliminando el valor de la primera. De esta forma el mensaje que llega es la afirmación negativa que colocamos al final. “Te quiero, pero discutimos demasiado”, “he sacado un notable, pero podría haberlo hecho mejor”.

Para evitar este fenómeno podemos sustituir el “pero” por un “sin embargo”. De esta manera, el mensaje principal queda intacto aunque añadamos después otra información. También podemos invertir el orden de las ideas: “discutimos demasiado pero te quiero”. Sin duda así el mensaje será mejor recibido.

Pobrecito: una de las palabras más peligrosas

Esta es una expresión que utilizamos de forma cotidiana para expresar empatía y compasión por la situación de otros o de nosotros mismos. “Pobrecito, te han despedido”, “pobrecito, tu pareja te ha dejado”.

Aunque lo hagamos con la mejor intención, utilizando esta palabra le hacemos un flaco favor a la persona que la recibe. Pues le estamos programando para sentirse una víctima impotente de las circunstancias. Tratemos de sustituir este vocablo por otras expresiones que empoderen a la persona y le recuerden sus capacidades para salir adelante.

Nunca, siempre, nadie, todos

Cuando empleamos estos vocablos estamos sentenciando, y favoreciendo un pensamiento rígido y dicotómico. “Siempre lo haces todo mal”, “nadie me quiere”, “nunca seré feliz”. Este tipo de pensamientos y afirmaciones son realmente dañinas y nos condicionan a seguir experimentando más de lo mismo sin una salida posible.

Tratemos de utilizar expresiones más ajustadas a la realidad. Y sobre todo, que permitan un margen de cambio y mejora. “He hecho esto mal”, “ahora no me siento feliz”, destacan que se trata de hechos puntuales y nos permiten actuar para modificarlos.

Árbol con caras en blanco y negro para representar la patología dual

Luego, mañana, algún día: evita estas palabras peligrosas

Este tipo de frases que se refieren al tiempo con ambigüedad nos impiden tomar acción sobre nuestros proyectos. Nos llevan a procrastinar de forma indefinida. “Luego me pongo a estudiar”. ¿Cuándo es luego?, luego nunca llega. “Un día de estos comenzaré a comer más sano”. ¿Qué día?.

Si realmente quieres cumplir tus propósitos evita pensar y hablar en estos términos. Fija una fecha o una hora exactas para ponerte en marcha.

En definitiva, recuerda siempre que el lenguaje es la base de nuestros pensamientos, de la comunicación con nosotros y con los demás. Cuando razonamos lo hacemos a partir de frases y enunciados. Por ende, la decisión de emplear unas u otras palabras condicionará nuestra forma de percibir el mundo.


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  • Balordi, E. S. (2005). Modos de divulgación de los principios básicos de la psicología cognitivacomportamental y de la Programación Neurolingüística orientados al cambio lingüístico. Quaderns de Filologia-Estudis Lingüístics10, 293-309.
  • Bavister, S., & Vickers, A. (2012). Programación neurolingüística (PNL). Editorial AMAT.

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