¿Qué es una familia tóxica y qué hacer si tienes una?
Una familia tóxica o disfuncional provoca un malestar clínico significativo en la vida. Esto no solo repercute en el mundo emocional y mental de sus integrantes, sino también en los vínculos interpersonales que estos desarrollan fuera de ella.
Por eso, es importante reestructurar las pautas relacionales y comunicativas que la mantiene y retroalimenta. Consultar a un profesional y poner límites son los dos primeros pasos a dar en estos casos. A continuación, te enseñaremos a identificar este tipo de familias, qué hacer ante ellas y cómo alejarse de parientes distinguidos por la toxicidad.
Familia tóxica: definición y características
Hablamos de familias tóxicas cuando existe un sistema complejo de pautas, vínculos y dinámicas que deterioran el bienestar de sus miembros e impide el desarrollo cognitivo, relacional y emocional de cada uno. En otras palabras, es aquella que daña o perjudica la salud física o mental de quienes la integran. Las siguientes características definen a estos grupos disfuncionales:
- Rigidez: no admiten un cambio y las reglas son rígidas y arbitrarias. Los padres suelen ser muy autoritarios y los hijos no tienen voz para expresarse. En ocasiones, los límites de tales familias son tan fuertes que impiden, incluso, el intercambio informativo entre los miembros.
- Amalgamiento: es un sistema entremezclado donde la individualidad no tiene cabida, no hay un respeto por la vida del otro, no existen límites y cada persona puede meterse en los asuntos del otro sin pedir permiso. La familia disfuncional amalgamada impide el desarrollo de una personalidad sana e independiente.
- Evasión del conflicto: esta característica permite que los problemas sigan perturbando el bienestar familiar. La evasión produce una carga emocional que se agranda con el paso del tiempo. Debido a la evitación, la persona que percibe el conflicto puede creer que se equivoca (o que está «loca»), ya que nadie más es capaz de reconocerlo ni hablarlo.
- Sobreprotección: se basa en el cuidado excesivo y control parental. La protección es tan intensa que los hijos no son capaces de valerse por sí mismos, no desarrollan su autonomía y se vuelven dependientes de sus padres. El subsistema paterno resuelve todos los problemas familiares. Quienes crecen en este círculo se desarrollan pensando que no son capaces y con una sensación de inadecuación en el mundo.
Otras particularidades
En estos grupos familiares es notable la carencia de apoyo emocional, pues la empatía es tan ausente como la comprensión o consuelo ante las dificultades individuales. También se evidencia la falta de comunicación, porque no hay expresiones honestas de sentimientos, ideas o necesidades y se evitan las conversaciones difíciles. Todo esto deriva en las siguientes particularidades:
- Desconfianza y paranoia: en algunas familias tóxicas, los miembros se sienten vigilados o juzgados con frecuencia.
- Negación de problemas: optan por negar la existencia de los conflictos o minimizar su importancia, de modo que sus integrantes se sienten invalidados o incapaces de resolverlos.
- Competencia y comparaciones constantes: en lugar de crear un ambiente cooperativo, las familias tóxicas, a menudo, promueven la competencia entre sus miembros. Como consecuencia, se crean relaciones destructivas, rivalidades, críticas y comparaciones.
¿Cómo saber si tu familia es tóxica?
Es importante discriminar bien si el sistema de relaciones familiares es disfuncional, de lo contrario, cualquier conflicto podría tomarse como una condición tóxica. Veamos algunos signos de toxicidad dentro de la familia que te permitirán saber, de manera parcial, si vives dentro de esta dinámica.
- Límites muy rígidos o muy difusos.
- Patrones de abusos, violencia y negligencia.
- Mensajes no verbales y verbales incoherentes.
- Manipulación o chantaje emocional continuos.
- Padres víctimas de maltrato psicológico o físico.
- Dependencia excesiva entre los integrantes de la familia.
- Ausencia de expresión afectiva o de las propias necesidades.
- Subsistema a conyugal agredido entre sí de forma persistente.
- Coaliciones entre los familiares (dos personas o más contra otra).
- Hijos caen en la parentificación, es decir, asumen el rol de los padres.
- Hijos son el centro de agresiones verbales y físicas por parte de los padres.
- Uso de sustancias o drogas que afectan el bienestar de los demás familiares.
- Falta de espacio físico ni psicológico para que cada persona se desarrolle plenamente.
Si sospechas que tu núcleo es disfuncional, consulta a un psicoterapeuta experto en familia. En estos casos, con el objetivo de cuidar tu salud mental y bienestar, es necesario que recibas ayuda profesional.
¿Cómo te afecta una familia tóxica?
No es sencillo delimitar unas consecuencias exactas, ya que cada familia tiene sus propias dinámicas que, a su vez, generan efectos particulares. Sin embargo, es posible afirmar que estos sistemas deterioran la autoestima y la confianza de quienes viven en ellos, en especial, en las víctimas principales.
En algunos casos, se observa la aparición de sentimientos de culpa, inutilidad e incapacidad. La persona sometida de modo continuo a humillaciones, insultos y mensajes de culpabilidad no se percibe como alguien con capacidades excepcionales; piensa que su vida no tiene valor y que tampoco puede aportarle algo de utilidad al mundo.
Crecer en un círculo tóxico repercute también de forma negativa en las relaciones interpersonales fuera del ámbito familiar. La persona no sabe cómo relacionarse de manera saludable con otros, porque nunca ha tenido un ejemplo que lo oriente en ese sentido.
Asimismo, es posible que se presenten alteraciones de salud mental, como trastornos de ansiedad, estrés crónico y trastornos del estado de ánimo. Estos problemas, a su vez, atenúan el bienestar y la calidad de vida del individuo.
De igual forma, la toxicidad familiar ocasiona problemas físicos, sobre todo, si está mediada por el maltrato físico. Producto del estrés y la ansiedad constante, quizás se surjan problemas cardíacos, gastrointestinales y dermatológicos, entre otros.
¿Qué hacer cuando tienes una familia tóxica?
Lidiar con una familia tóxica no es sencillo, debido a que implica concientizarse del problema y salirse de las dinámicas que mantienen las interacciones disfuncionales. Por fortuna, existen expertos para acompañarte en ese proceso. Mira las sugerencias que te compartimos.
1. Busca ayuda profesional
Nuestra primera recomendación, y la más importante, es que solicites ayuda de un psicoterapeuta experto en familia. En la terapia, el profesional contribuirá a identificar con mayor claridad cómo se expresa la toxicidad y qué puedes hacer al respecto. Además, favorece a procesar las posibles heridas y a tener una vida con propósito a expensas de tu familia.
2. Date prioridad
Tu salud mental y física es más importante que los vínculos que tengas con tu familia. Sabemos que no es fácil convivir con parientes tóxicos, porque te hacen sentir culpable cuando te priorizas, pero es fundamental que desactives ese patrón, que empieces a darte el lugar que mereces y a exigir el trato que deseas.
3. Establece límites
Los límites son reglas que pones y que le ayudan a los demás a saber lo que está o no permitido en la relación que tienen contigo. En el caso de tu familia, podrías restringirle a tus padres o hermanos que entren a tu habitación, o que cuando te hablen no usen una comunicación agresiva, entre otros.
4. Evita las dinámicas tóxicas
Aplica la técnica de la «piedra gris». Esta consiste en ignorar las provocaciones, hacer que las interacciones sean asertivas, ser indiferente ante el victimismo y asumir una postura natural en los problemas entre los otros familiares.
5. Solicita apoyo social
Busca el acompañamiento de tus amigos o de integrantes de tu familia extensa con los que tengas un vínculo especial y sano. Con ellos, podrás desahogarte y recibir consejos para lidiar con lo que vives en tu núcleo. Además, crearías planes para que disfrutes momentos divertidos y relajantes con personas que amas y que te aman.
¿Cómo alejarse de la familia tóxica?
Tomar distancia es una forma de marcar límites para preservar tu salud mental y cuidar tu bienestar. Es una posibilidad con diferentes niveles de aplicación.
En un primer momento, empieza a restringir el contacto; reduce la cantidad de veces que pasas con tus familiares tóxicos y el tiempo que duran esos encuentros. Compartes momentos con ellos, pero ya no tanto como antes.
Luego, relaciónate con ellos cuando es estrictamente necesario. Evita eventos familiares, así solo los encuentras en circunstancias excepcionales como una tragedia, la muerte de un ser querido, la enfermedad de alguien a quien le tienes aprecio, etc.
Por último, está el contacto cero. En esta etapa la distancia es absoluta y no tienes ningún tipo de interacción con tus familiares tóxicos. Eludes cualquier situación en la que sepas de ellos o te los topes: eventos, entierros, fiestas, redes sociales. Alejarse para frenar las relaciones tóxicas en la familia es una decisión factible por tu felicidad y salud mental.
Elige a personas que te hagan crecer
Los familiares tóxicos son sujetos relacionados contigo que impiden desarrollarte y que aminoran tu bienestar. Aunque tú no tuviste la opción de elegirlos como familia, sí es posible que decidas cortar el vínculo. Escoge a las personas con las que deseas conservar relaciones sanas toda la vida.
Ya conoces diferentes recomendaciones para identificar y alejarte de ese tipo de parientes. Ahora sabes que lo mejor que puedes hacer por ti es ponerte en primer lugar, trazar límites y tomar distancia física y emocional. ¿Qué otras alternativas se te ocurren para terminar el vínculo con estas personas?
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Canales, J. (2014). Padres tóxicos: legado disfuncional de una infancia. Paidós.
- Glover. (2021). Cuestión de límites. Diana Editorial.
- Parks, F. (2022). Cómo Lidiar con una Familia Difícil o Tóxica. Silvia Domingo.
- Rojas-Marcos, L. (2014). La familia: de relaciones tóxicas a relaciones sanas. Grijalbo.