¿Qué pasa en el cerebro al imaginar el futuro?
Aunque muchas personas vivan el presente de forma intensa, todo el mundo ha tenido que imaginar el futuro alguna vez. Incluso hay personas que le dan más importancia a lo que está por venir que al momento que están viviendo.
Imaginar el futuro, sin embargo, no es más que eso: imaginar. Es pensar sobre algo que aún no ha ocurrido e incluso puede que no ocurra nunca. ¿Cómo se refleja esto a nivel cerebral?
Hasta el momento no se entendía muy bien la parte neurológica de este proceso. De manera reciente, un estudio ha profundizado en esta cuestión. No te lo pierdas, pues como suele ocurrir con el cerebro, a raíz de una pregunta se encuentran respuestas para otras.
¿Existe una parte del cerebro dedicada a imaginar el futuro?
Pensar en el futuro implica usar la imaginación. Los científicos se preguntaron durante mucho tiempo qué estructuras cerebrales se encargan de esta cuestión, y finalmente pudieron delimitar las áreas encargadas de la imaginación.
Tanto cuando se trata del pasado como cuando se imagina el futuro, se realiza un proceso llamado viaje temporal mental, en el que se visualiza un escenario dentro del cual el sujeto es el protagonista. En ambos momentos temporales se activan las mismas redes neuronales.
Al conjunto de estas estructuras se las llama red de modo predeterminado. Está formada por la corteza prefrontal ventromedial, la corteza cingulada posterior y regiones concretas de los lóbulos parietal y temporal medial, como el hipocampo. Mediante esta red se pueden manipular conscientemente imágenes, símbolos, ideas y teorías.
No obstante, a pesar de haber localizado estas estructuras, los investigadores quisieron comprender de forma más profunda cómo funcionaban. A continuación puedes leer los últimos resultados sobre esta cuestión.
¿Qué pasa en el cerebro cuando imaginamos el futuro?
El último estudio que aborda esta cuestión, llevado a cabo por Sangil Lee y sus colaboradores, registra la actividad cerebral de varios sujetos a través de las imágenes obtenidas mediante resonancia magnética funcional. Para ello, le dieron a los sujetos diferentes escenarios para evaluar aspectos como la viveza del recuerdo y el grado de detalle.
Los resultados fueron bastante consistentes: la red de modo predeterminado se divide en dos subredes, y cada una de ellas se activa en mayor o menor grado dependiendo de qué aspectos del recuerdo sean más intensos. De esta forma, definieron las dos subredes de la siguiente manera:
- Red dorsal: esta red está directamente relacionada con la valencia del recuerdo, es decir, esta red se activa más intensamente cuando el sujeto imagina eventos que considera positivos.
- Red ventral: vinculada con la viveza del recuerdo, esta red se activaba proporcionalmente a la nitidez del recuerdo. Por tanto, a mayor lujo de detalles, mayor activación de la red dorsal de modo predeterminado.
Se observó que ambas redes eran excluyentes, de manera que la dorsal no se activaba con la viveza del recuerdo y, a su vez, la red ventral no recibía influencia alguna de la valencia del recuerdo. Por tanto, tanto una como otra tienen influencia en la forma en que se evalúa el futuro y con cuánto detalle, respectivamente.
Imaginar el futuro, pero mantener la cabeza en el presente
La red de modo predeterminado, como has podido leer arriba, se extiende por todo el cerebro, tanto cortical como subcorticalmente. De hecho, la manipulación consciente de las imágenes e ideas es fundamental para multitud de procesos de pensamiento abstracto, como la toma de decisiones y la resolución de problemas.
Sin embargo, otro estudio realizado en 2004 demostró que las zonas del cerebro que se utilizan para percibir objetos de forma visual se activan casi de la misma manera que cuando se imaginan de forma activa. De hecho, se demostró que recuerdos e imaginación se pueden mezclar y confundir.
Es por eso que muchos expertos recomiendan mantenerse en el momento presente -mentalmente hablando- para ocuparse de lo que acucia en el día a día, y dejar el imaginar el futuro como algo puntual o funcional. Si se dedica demasiado tiempo al pasado y al futuro, se corre el riesgo de tergiversar memorias o crear algunas falsas.
Las aplicaciones de estos estudios van más allá de ámbitos como el del estudio de la memoria y la creatividad. Cada nuevo descubrimiento sobre cómo el cerebro trabaja con lo inexistente es útil para la inteligencia artificial, el ámbito jurídico, la educación y, básicamente, todo lo que conforma la vida humana.
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- Sangil Lee et al. The ventral and dorsal default mode networks are dissociably modulated by the vividness and valence of imagined events. https://www.jneurosci.org/content/early/2021/05/10/JNEUROSCI.1273-20.2021
- Alexander Schlegel, Peter J. Kohler, Sergey V. Fogelson, Prescott Alexander, Dedeepya Konuthula y Peter Ulric Tse. Network structure and dynamics of the mental workspace dx.doi.org/10.1073/pnas.1311149110. PNAS. (2013) DOI:10.1073/pnas.1311149110.
- Slotnick, S. D., & Schacter, D. L. (2004). A sensory signature that distinguishes true from false memories. Nature neuroscience, 7(6), 664-672.