Queridos papá y mamá: os perdono
“Os perdono, papá y mamá, todos cometemos errores. No os guardo rencor por no haber sabido hacerlo mejor”. En este sentido, es posible que en algún momento de nuestras vidas hayamos hecho una vista atrás acerca de nuestra infancia y adolescencia y recordemos ciertas situaciones con nuestros padres poco agradables o que nos han marcado de forma negativa.
Quizás tengamos en nuestra retina ciertas situaciones que nos producen rencor al recordarlas, que nos causa dolor pensar en ellas. Pensemos que el resentimiento nos produce efectos negativos, no nos permite sentirnos tranquilos, pues permanece en nuestra mente esas emociones que nos roban nuestro bienestar en cierto sentido. Por esta razón, ha llegado la hora de “os perdono, papá y mamá”.
La conducta de los progenitores influye en el desarrollo de los niños
Un estudio de la Universidad de Turku (Estados Unidos) ha mostrado que una mayor interacción de los padres en la infancia está asociada con la capacidad del niño para controlar y regular mejor sus propias acciones y emociones. Por lo tanto, la interacción de los niños con sus padres determina, según este estudio, la forma en la que desarrollan su conducta y sus emociones.
Cabe destacar que la familia es el primer lugar en que el niño se desarrolla, donde va a ir adquiriendo hábitos y reacciones típicas de su comportamiento. La familia le va a ir mostrando los primeros modelos de conducta, es decir, cómo deben comportarse en cada situación. Es el lugar donde se empapan los niños sobre qué se debe hacer y qué no.
A partir la información que adquieren de sus padres, los niños construyen ideas acerca de su identidad. Asimismo, en función de los modelos de conducta que aprenden, los niños atribuyen significados a las experiencias y situaciones que viven. Por lo que, a través de las relaciones que se establecen con los padres, los niños construyen su identidad.
Despídete del rencor
Dada la importancia que tienen los progenitores en el desarrollo de sus hijos, no es de extrañar que existan adultos que guarden cierto rencor a sus padres por malas experiencias vividas. Quizás los progenitores hayan puesto expectativas demasiado altas y los adultos recuerden haberse sentido frustrados de pequeños por ello.
Cabe la posibilidad de que existan personas que en su infancia se hayan sentido poco valoradas y esto haya sido un lastre para ellos a lo largo de su vida, recordemos que nuestra identidad comienza a formarse en los primeros años de la mano de nuestros progenitores.
Sabemos que pueden ser numerosos los motivos por los que podemos guardar cierto rencor a los padres, que incluso estemos enfadados con ellos por diversas razones. También sabemos que esas emociones pueden ser una carga en la que el rencor no nos permite sentirnos en paz. Por ello, ha llegado el momento de “os perdono papá y mamá”, de dejar de lado el resentimiento que no nos hace bien.
Queridos papá y mamá: os perdono
“Queridos papá y mamá, os perdono. Me ha llevado tiempo llegar a este momento, ya que he vivido experiencias negativas junto a vosotros. Experiencias que han influido en mi autoestima y me he sentido insegura en muchas ocasiones, me ha costado valorarme porque siempre he pensado que no me valorabais lo suficiente o que no me queríais. Me he sentido pequeña; por ello, os he hecho culpables de muchos de mis errores.
A pesar de todo lo vivido con vosotros, a día de hoy me he dado cuenta de que quizás no supisteis hacerlo mejor, que puede que no supierais transmitirme mejores sensaciones y todo aquello que sentís, y yo lo he captado de otra manera. Así, es el momento de comenzar a dejar de lado ese resentimiento, también pensando en mí, pues me hace bien desprenderme de esas emociones negativas“.