8 claves para gestionar el rencor
El rencor es, según el Diccionario de la Lengua Española (DLE) el ‘resentimiento arraigado y tenaz’. Se trata de una emoción de valencia negativa que nos invade cuando alguien nos ha hecho daño y atribuimos que detrás hay una intención o una falta de esfuerzo por evitar causar dicho daño. Por otro lado, este rencor es el que motiva la venganza. En este marco, la principal razón por la que aprender a gestionar el rencor no es solamente el daño que podemos ocasionar a los demás, sino nuestro propio bienestar mental.
Es muy dañino recrearse en el sentimiento y alimentar el dolor, pese a que nos parece atractivo. Lo que estamos haciendo en realidad es intoxicarnos a nosotros mismos bajo la apariencia de mitigar el dolor expresando nuestras emociones.
8 claves para gestionar el rencor
Podemos recurrir a algunos consejos para poder gestionar mejor el rencor ante una situación que nos haga enfadar, de manera que podamos identificar la causa del problema y analizarlo de una manera que no aumente el daño. Así evitaremos dejarnos llevar por la situación y por unos sentimientos que pugnan por hacerse con el control de nuestra conducta.
Evitar que nazca el rencor
Para empezar a gestionar el rencor, lo mejor es analizar de la forma más objetiva posible el origen de ese sentimiento. Para ello, podemos buscar una explicación bien fundamentada que contrarreste los sentimientos de valencia negativa. Por ejemplo, debemos aceptar que una situación personal o profesional no siempre se adaptará de forma ideal a nuestros gustos ni responderá a nuestros intereses.
No alimentar los malos pensamientos
Darle más y más vueltas al problema no sirve para nada, excepto para hacer que aumente ese sentimiento de odio interno, lo que irá en contra de nuestra capacidad para gestionar el rencor. Ante esto, lo mejor es tratar de olvidar el problema, aceptar que no podemos cambiar lo sucedido y comenzar a trabajar en la búsqueda de soluciones.
Valorar el perdón
Este puede ser uno de los puntos más complicados, ya que perdonar a menudo no es una tarea sencilla. Por ello, una bueno opción es estimular el recuerdo de hechos o circunstancias que motiven este perdón, ya que las que lo impiden suelen estar ya presentes, atraídas por la propia emoción.
Como ejercicio, podemos hacer dos columnas en las que coloquemos los aspectos positivos y negativos de nuestra relación con la quien nos ha generado el problema, e incluso dar un valor numérico a cada uno. De esta manera, podremos gestionar el rencor que sentimos de una manera más objetiva, pudiendo ver la situación con más perspectiva y valorando tanto las cosas malas como las buenas.
Sacar conclusiones
Este paso es un buen complemento del anterior, de modo que, una vez que hayamos analizado los aspectos positivos y negativos de nuestra relación con quien nos haya causado el problema, podremos sacar conclusiones sobre el valor que tiene esa relación. Así podremos darnos cuenta de si merece o no la pena ir un paso más allá del perdón e intentar recuperar la relación.
Desahogarse
A la hora de gestionar el rencor, es importante no guardarse el problema. Hablarlo con alguien puede darnos otro punto de vista de la situación o aportarnos ideas en las que no habíamos pensado.
No actuar de manera irreflexiva
Dejarse llevar por los sentimientos va totalmente en contra de una buena gestión de la situación. Por ello y por muy duro que sea, lo más recomendable es esperar a analizar el problema con perspectiva en lugar de comenzar una discusión acalorada.
Olvido selectivo
Nuestro cerebro posee un mecanismo de supervivencia que nos ayuda a olvidar aquello que nos ha causado dolor. Por supuesto, no se trata de una solución infalible, pero puede servirnos para gestionar el rencor de una manera más saludable.
Si una persona nos ha hecho daño de alguna manera, lo mejor es no mantenernos siempre alerta por si vuelve a ocurrir, sino tratar de convencernos de que se puede tratar de un hecho aislado. Eso sí, también es importante saber reconocer el valor de las personas y ser conscientes de si alguien puede volver a hacernos daño en el futuro.
Apartarse
Por último, si estamos ante un problema sin solución o que nos lleva constantemente a una situación de estrés, lo mejor es tomar distancia. Este puede ser un buen consejo para una ruptura, de manera que evitemos situaciones que puedan reabrir heridas Al final, el espacio y el tiempo nos ayudarán a ver las cosas con más claridad y a ir dejando de lado el rencor.