Relaciones adictivas, hay amores que matan

Una relación se vuelve adictiva cuando necesitas tanto la conexión con el otro que caes en dinámicas de desigualdad y falta de respeto.
Relaciones adictivas, hay amores que matan
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 01 febrero, 2022

Siempre hemos escuchado que el amor mueve el mundo. Y hemos entendido, erróneamente, que se trata del amor externo, concretamente el de una pareja. Bajo esta premisa es sencillo comprender cómo la mayoría de las personas anhelan experimentar esta conexión. No obstante, si lo deseamos hasta el punto de comprometer nuestra dignidad y nuestra integridad, podemos caer fácilmente en relaciones adictivas. 

Quienes caen presos de este tipo de vínculos tienen la responsabilidad de salir de ellos, mas no la culpa de haberse visto envueltos en esta situación. Y es que desde pequeños recibimos mensajes dañinos y distorsionados respecto al amor.

Nos convencen de que nuestra valía y éxito como individuos reside en nuestra capacidad para emparejarnos. Se enfocan en transmitirlos la idea de que necesitamos a un otro que venga a llenar nuestros vacíos, en lugar de animarnos a sanar y cubrir esas carencias emocionales por nosotros mismos. Ante este panorama, las relaciones adictivas son la consecuencia lógica.

¿En qué consisten las relaciones adictivas?

Todos identificamos las relaciones adictivas en su grado máximo, especialmente cuando no estamos implicados en ellas. Reconocemos fácilmente el maltrato físico o verbal en las parejas que nos rodean. E incluso nos tomamos la libertad de juzgar a la víctima, asegurando que nosotros no aceptaríamos este tipo de comportamientos.

Pareja con problemas de dependencia

No obstante, las relaciones adictivas no necesariamente implican maltrato. Simplemente incluyen a dos personas que utilizan la relación de pareja para tapar las carencias emocionales propias que se niegan a enfrentar. Quien permanece donde no es feliz, es adicto al amor, así no esté siendo maltratado.

La adicción de quien es dañado

Una relación se vuelve adictiva cuando eres incapaz de imaginar tu vida sin esa persona. Cuando consideras que una ruptura sería un fracaso personal, una tragedia que disminuiría tu valor. Por ello optas por permanecer en ella, a costa de tu salud y tu felicidad, soportando faltas de respeto.

El temor a la separación es tan grande que permites gritos, insultos, coacciones y chantaje emocional. Igualmente aceptas la indiferencia, la crueldad o la ridiculización de tus emociones por parte de tu compañero. Todo con el fin de sostener una situación que, hace tiempo se tornó insostenible.

Quien daña también es adicto

Pero no solo es adicto quien recibe malos tratos. Quien los profesa también ha desarrollado una dependencia desde su propia posición. Su falta de autoestima, confianza y trabajo interno le lleva a ocupar una posición dominante en la que el amor del otro le proporciona alimento a su ego herido. 

Quien daña y humilla encuentra en la sumisión de su contraparte la seguridad que no es capaz de proporcionarse a sí mismo. Estas personas necesitan la devoción y la admiración de su pareja para sostener su máscara de superioridad.

Se produce, en definitiva una combinación perfectamente nociva entre ambos. La cual hace que la relación sea casi imposible de abandonar ya que dejaría a la vista las heridas y carencias que ambos miembros vienen tapando con su unión.

Mujer tranquila con los ojos cerrados

Las relaciones adictivas son la consecuencia de una falta de amor propio

Sea cual sea el rol de la persona que se encuentra en una relación adictiva, algo es seguro: no cuenta con una autoestima sana. Tanto la necesidad de dominar a otros como la aceptación de una posición sumisa provienen de la falta de amor y aprobación propias. 

Nadie que se ame, se acepte y se apruebe necesitaría controlar, dominar o dañar a otro. Nadie con una autoestima fuerte soportaría un trato injusto, vejatorio o irrespetuoso. Si ambas personas permanecen en la relación es porque esta les proporciona (de una forma realmente dañina) el amor que no encuentran en sí mismos.

Un individuo con inteligencia y madurez emocional busca vincularse desde la igualdad, el respeto y la interdependencia. Esta persona se sabe capaz de salir adelante por sí misma, se siente completa, y por ello no teme abandonar un vínculo que esté restando a su vida. Sus estándares son altos porque no surgen desde la carencia, sino desde la plenitud.

Si deseas disfrutar de relaciones sanas, amorosas y libres, asegúrate de trabajar en ti. De sanar tus heridas, de cubrir tus necesidades y de recordar que a la única persona que necesitas es a ti mismo. Solo de esta manera podrás amar en libertad.


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  • Lila, M., Gracia, E., & Herrero, J. (2012). Asunción de responsabilidad en hombres maltratadores: influencia de la autoestima, la personalidad narcisista y la personalidad antisocial. Artículos en PDF disponibles desde 2007 hasta 2013. A partir de 2014 visítenos en www. elsevier. es/rlp44(2), 99-108.

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