Risperidona, ¿qué es y para qué se utiliza?
La risperidona es una de las primeras opciones terapéuticas en el tratamiento de la esquizofrenia y las psicosis. Veamos con más profundidad cómo actúa y cuáles son sus efectos.
La risperidona es un antipsicótico o neuroléptico atípico que se introdujo en el mercado en 1993. Su eficacia ha sido demostrada tanto en los síntomas positivos como en los síntomas negativos de la esquizofrenia.
Se caracteriza por provocar pocas reacciones adversas en comparación con otros fármacos de su grupo, especialmente produce pocos efectos secundarios de tipo extrapiramidal. De hecho, a largo plazo es capaz de mejorar estos síntomas provocados por otros neurolépticos típicos.
¿Para qué se utiliza?
La risperidona, según su ficha técnica, está indicada para el tratamiento de los siguientes trastornos:
- Esquizofrenia.
- Episodios maníacos asociados a trastorno bipolar.
- Agresión persistente en pacientes con demencia tipo Alzheimer que no responden a otros tratamientos. Debe ser un tratamiento a corto plazo, no más de 6 semanas.
- Agresión persistente en niños a partir de 5 años y adolescentes con trastornos de conducta y con retraso mental. Este tratamiento debe ir acompañado de otras medidas y no debe prolongarse más de 6 semanas.
Mecanismo de acción
El mecanismo de acción de la risperidona es complejo, ya que actúa como un antagonista monoaminérgico selectivo sobre diferentes tipos de receptores. Podemos destacar su alta afinidad sobre los receptores:
- 5-HT2 de serotonina.
- D2 de dopamina.
Así mismo, tiene afinidad por los receptores alfa-1-adrenérgicos y, aunque con menor afinidad, se une también a los receptores H1 de histamina y alfa-2-adrenérgicos.
Por tanto, su mecanismo de acción es una combinación de los efectos antagonistas sobre dichos receptores. De hecho, en términos generales, se considera que la hiperactividad de la vía dopaminérgica contribuye especialmente a los síntomas de la esquizofrenia. Por eso, el bloqueo de los receptores D2 por parte de la risperidona hace frente a los mismos.
De igual manera, en la esquizofrenia también influyen las vías serotoninérgicas. La risperidona, al combinar el antagonismo sobre la dopamina y sobre la serotonina, es capaz de controlar los síntomas. Su efecto antagonista sobre la serotonina contrarresta también los efectos de la dopamina y disminuye los síntomas extrapiramidales.
Efectos secundarios de la risperidona
Como hemos dicho anteriormente, la incidencia de efectos adversos que presenta la risperidona es mucho menor que la de otros fármacos antipsicóticos clásicos, como puede ser el haloperidol. Es especialmente destacable la disminución en los síntomas de tipo extrapiramidal que caracterizan normalmente a estos tratamientos.
Uno de los principales efectos secundarios de la risperidona es la hipotensión que se puede producir, especialmente al inicio del tratamiento. Esta reacción es más común en ancianos y pacientes que presentan más debilidad. En algunos pacientes en tratamiento con risperidona se ha detectado también la aparición del síndrome neuroléptico maligno.
En términos generales, los efectos secundarios más frecuentes en el tratamiento con risperidona son:
- Insomnio.
- Somnolencia y disminución de la atención.
- Parkinsonismo: incluye algunos síntomas como movimientos lentos, rigidez muscular, temblor en reposo o pérdida de la expresión en la cara.
- Dolor de cabeza.
No obstante, otros efectos secundarios que también pueden aparecer son, entre otros:
- Aumento de peso.
- Depresión.
- Ansiedad.
- Irritabilidad.
- Distonía.
- Mareos.
- Discinesia.
- Malestar abdominal.
- Visión borrosa.
- Incontinencia urinaria.
- Espasmos musculares.
Conclusión
La risperidona es un fármaco muy útil en el tratamiento de la esquizofrenia por su capacidad para bloquear de forma selectiva los receptores implicados en los procesos psicóticos. Así mismo, la disminución de efectos adversos extrapiramidales hace que sea una de las primeras opciones terapéuticas en estos trastornos.
Como en cualquier tratamiento farmacológico, se deben seguir las indicaciones del médico y no realizar modificaciones en la posología ni interrumpir la administración sin su consentimiento. De igual manera, conviene siempre comentar con él cualquier efecto adverso detectado.
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