¿Sabes hacer cumplidos?
Es habitual fijarnos en lo que hace la otra persona que no nos gusta. Incluso se lo hacemos saber, no siempre de buenas maneras. Pero, ¿qué pasa con todo lo positivo que nos aportan los demás? La realidad es que, cuando se trata de hacer cumplidos, no estamos tan predispuestos a comunicárselos a quienes nos rodean.
¿Esto por qué pasa? El caso es que este hecho puede tener diferentes orígenes. Por un lado puede deberse a que nos dé vergüenza. Tal vez consideramos que la otra persona ya sabe lo que nos gusta de ella y no es necesario decírselo. O puede que no sepamos muy bien cómo transmitírselo sin que nos resulte forzado y es que estamos tan poco acostumbrados… ¡Sigue leyendo y descubre la importancia de hacer cumplidos!
“A partir de hoy trata a todos como si fuera su último día. Dales atención, amabilidad y entendimiento. Tu vida nunca será la misma”
-Og Mandino-
¿Es necesario hacer cumplidos?
Somos seres sociales. Esto quiere decir que necesitamos relacionarnos con otras personas. Por muy independientes que seamos, no dejamos de interaccionar con otros. Así, ya que hay que relacionarse, mejor hacerlo de forma adecuada, ¿no?
De hecho, unas bajas habilidades sociales suelen ir acompañadas de malestar psicológico. Para que nuestro desempeño en esta área sea satisfactorio utilizamos dichas habilidades: el fin es comunicarnos y relacionarnos con los demás. Así, un buen manejo de este tipo de herramientas va a propiciar que nuestras relaciones interpersonales sean de mejor calidad.
“El ingrediente más importante en la fórmula del éxito es saber llevarse bien con las personas”
-Theodore Roosevelt-
Para ello, es importante que aprendas a comunicarle a la otra persona los aspectos a trabajar, de cara a que la relación mejore. Pero no solo eso. También es relevante no dar por hecho que la otra persona sabe lo que nos gusta de ella y decírselo. El intercambio positivo en cualquier tipo de interacción social es un gran reforzador para dicha relación.
¿Por qué? Porque de esta manera podremos crear vínculos más profundos. Cuando hacemos cumplidos, incrementamos la posibilidad de recibirlos. ¿Y a quién no le gusta que nos digan cosas buenas de nosotros? Cuando los otros expresan cualidades y emociones positivas sobre y hacia nosotros, aumenta nuestro afecto positivo.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de hacer cumplidos?
A la hora de comunicarnos, es importante tener en cuenta diferentes aspectos. No me refiero exclusivamente al mensaje que queremos transmitir. También hay que fijarse en el contexto en el que estamos diciendo y en otras conductas no verbales que ponemos en marcha.
“Lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice”
-Peter Drucker-
Esto es necesario tenerlo en cuenta a la hora de hacer críticas, pero también cuando hagamos cumplidos. Así, elegir un contexto adecuado toma especial relevancia. Lo mismo pasa con nuestra expresión facial, que debe ir en sintonía. Además, es bueno que mantengamos el contacto ocular, pero sin incomodar a la otra persona.
En cuanto al tono de voz, te aconsejo uno suave y tranquilo, sin atropellamientos. También tenemos que estar próximos al otro y orientarnos hacia él. Eso sí, no solo hay que tener todo esto en cuenta. Lo más relevante de todo es que no hagamos cumplidos antes de pedir un favor, ya que entonces van a perder su valía: pueden ser entendidos como un intento de manipulación.
Al igual que el valor disminuye si los cumplidos son exagerados y poco realistas. En este sentido, un halago concreto, en base a acciones determinadas, va a ser mejor recibido por la otra persona. Piensa en alguna vez en la que pensaste que te estaban adulando y en alguna vez en la que pensante que lo positivo que manifestaba la otra persona sobre ti lo creía de verdad, ¿cuál te hizo sentir mejor?
¡Practica el arte de hacer cumplidos!
A pesar de que tengamos todo esto en cuenta, hacer cumplidos nos va a resultar forzado si no tenemos la constumbre. ¿Qué podemos hacer entonces para que los halagos nos salgan de forma más espontánea? La respuesta es sencilla. Como en otros ámbitos, como hablar en público, el quid de la cuestión está en la práctica.
Para ello, podemos definir para nosotros mismos aquello que queremos comunicar y cómo. Por ejemplo: “Ahí está Pedro, voy a acercarme, le saludo y le pregunto cómo va todo. Después le puedo decir: Ya sé que nunca te digo nada, pero aprecio mucho la ayuda que me has brindado para que este proyecto saliera adelante. Eres una persona generosa y lo has demostrado conmigo. Vale, allá voy”. ¿Veis?
Es importante, en este sentido, que cuando lo hagamos nos aseguremos la atención de la persona receptora. En medio de una fiesta, donde la música está alta y su atención está dispersa igual no es el mejor lugar. Si hemos elegido ese momento para hacerlo, lo mejor es que nos lo llevemos a un lugar más tranquilo unos minutos. En esa condición nuestro mensaje le llegará mucho mejor.
Es decir, es importante pensar qué vamos a decirle a la otra persona y cómo se lo vamos a comunicar. En este sentido, empezaremos poco a poco. Por último, es importante que usemos nuestros sentimientos y seamos específicos… ¡Hacer cumplidos no es difícil si nos acostumbramos a ello! Te invito a fomentarlo en tu día a día y a que observes por ti mismo los beneficios de este ejercicio tan sencillo… ¡Aumenta la calidad de tus relaciones!
Imágenes cortesía de Eberhard Grossgasteiger, Ben White y Matheus Ferrero.