¿Sabes que es el debriefing?

El debriefing psicológico busca que los profesionales de emergencias encuentren un espacio para el cuidado de su salud mental luego de un evento traumático. Conoce más a fondo de qué se trata.
¿Sabes que es el debriefing?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Francisco Pérez

Última actualización: 28 enero, 2022

El debriefing psicológico es una intervención breve que se realiza en los primeros días tras un evento traumático. Este evento puede ser una catástrofe natural (terremoto, inundación…), un accidente de tráfico, aéreo o ferroviario, etc. En un debriefing se conforma un grupo de compañeros o personas que hayan vivido el suceso de forma similar, es decir, personal de rescate, bomberos y cualquier tipo de profesional que haya participado en las labores posteriores al evento catastrófico. El objetivo es favorecer el apoyo intragrupal entre los que se han visto implicados por la misma situación en condiciones parecidas.

Se trata de generar un espacio donde se puedan expresar de forma segura todos aquellos sentimientos, pensamientos y reacciones relacionadas con lo vivido. Esto ayudará a prevenir futuros trastornos mentales.

Estas personas se reúnen para ventilar la carga emocional acumulada tras la vivencia. Dirigido por un psicólogo, el encuentro busca la exposición verbal de lo experimentado por aquellos que han estado presentes en el acontecimiento traumático.

Por lo tanto, el debriefing es una técnica destinada a cerrar e integrar acontecimientos potencialmente traumáticos, introduciendo a su vez aprendizajes emocionales y técnicos. Esta herramienta se considera de gran ayuda para evitar la exacerbación de síntomas en los profesionales de emergencias.

Psicóloga atendiendo a personas en un accidente

Los profesionales también sufren

Los profesionales de emergencias también son humanos. También padecen, sufren y, a veces, también necesitan ayuda. Son los grandes olvidados.  Estos profesionales tienen un riesgo alto de sufrir un daño psicológico asociado a su labor. Esto hace especialmente importante que en situaciones de mucho impacto reciban una asistencia inmediata, a veces con fines preventivos.

A menudo se les asignan labores sin tener en cuenta su edad, su formación, habilidades o experiencia. Esto puede provocar la aparición de síntomas de un estrés cada vez más agudo. En otras ocasiones es el mismo profesional el que no es capaz de reconocer que la situación está por encima de sus recursos.

La intervención en una catástrofe no se ajusta a un horario fijo ni previsible. En los turnos que se establecen, las demandas que se le exigen al profesional son diversas y urgentes.

Los recursos que se deben poner en marcha (si los tiene) son numerosos. En esta situación, pueden aparecer respuestas poco operativas, pero a todas luces normales, si atendemos a la dimensión y características de la situación que se debe afrontar.

Síntomas que experimenta un profesional de emergencias

Los síntomas que puede llegar a experimentar un profesional de emergencias tras una catástrofe son variados. Fisiológicamente, el técnico que desarrolla su función bajo presión puede sufrir fatiga, náuseas, escalofríos, falta de aire, etc.

Seguramente, a nivel cognitivo estará muy alerta y vigilante, tendrá pensamientos negativos que no sabrá cómo parar. Su respuesta afectiva será de miedo, ansiedad, irritación e, incluso, de “shock” emocional.

A nivel motor es muy característica la incapacidad para descansar, el habla acelerada y el uso de gritos en la conversación. Para evitar que estos síntomas se acentúen, se utiliza el debriefing. Sin duda, resulta una herramienta excepcional.

¿Por qué es importante reconocer el propio estrés y actuar sobre él?

Los efectos del estrés en los profesionales de emergencias pueden llegar a ser verdaderamente dañinos. Veamos algunos estos efectos:

– En el ámbito laboral:

  • Deterioro de la calidad de su trabajo.
  • Aumento del absentismo laboral.
  • Menor implicación.
  • Aumento de los conflictos con los compañeros, superiores o subordinados.

– En el ámbito familiar:

  • Conflictos con la pareja u otros familiares.
  • Volcar emociones negativas y relatos para los que el familiar no está preparado.
  • Aislarse, cerrarse para no implicar al familiar.
Médicos hablando

Puesta en marcha del debriefing

La ayuda a los profesionales de emergencias no termina con la intervención. Debe prolongarse una vez acabado el turno. Se trata de unas actuaciones que deberían estar explícitas en la organización del trabajo, una especie de tarea de mantenimiento para que evitar que se acumule el desgaste en las piezas más importantes del engranaje para que todo funcione: las personas.

Por otro lado, el apoyo grupal o reuniones de desahogo emocional tienen seguidores y detractores. Muchas organizaciones utilizan esta técnica, en alguna de sus versiones, para ayudar a la gestión de las emociones de las personas que ayudan en una catástrofe.

Estas reuniones tienen una serie de reglas y son dirigidas por un experto. Durante las mismas, los participantes narran de forma diferenciada los acontecimientos objetivos y las reacciones cognitivas y emocionales que conllevaron aquéllos.

Una vez acabado el turno o finalizado el salvamento o rescate, se debe propiciar un encuentro distendido del grupo de trabajo, en el que se aliente a los participantes a:

  • Narrar los hechos vividos.
  • Hablar sobre los sentimientos experimentados.
  • Informarles sobre los síntomas que pueden estar experimentando o que pueden llegar a sufrir en los próximos días.
  • Darles indicaciones de cómo actuar sobre estos síntomas.
Mano sujetando a otra

Fases del debriefing

El proceso del debriefing no se improvisa, sino que se encuentra estructurado según las siguientes fases:

  • Explicación de los objetivos.
  • Hechos: cada miembro se identifica y explica qué ocurrió.
  • Pensamientos: cada miembro describe lo que vio y oyó y los pensamientos que tuvo.
  • Reacción: se comentan las reacciones. Se pide a cada miembro que se centre en lo peor que ha experimentado.
  • Síntomas: cada miembro comenta las respuestas de estrés que sufrieron inmediatamente después del incidente y las actuales.
  • Enseñanza: se insiste sobre la normalidad de estas reacciones y se enseña o recuerda los mecanismos de afrontamiento.
  • Reentrada: se aclaran las dudas, se da oportunidad de decir cualquier cosa que no se haya dicho antes y se ofrece la posibilidad de apoyo adicional.

Después del debriefing, cuando se ha vuelto a la “normalidad”, los profesionales de emergencias pueden seguir manifestando algunos síntomas. Estos síntomas incluyen el rechazo del descanso, la autocrítica sobre la actuación, sentirse incomprendidos por los seres queridos o los conocidos, etc.

Como hemos visto, el estrés que se puede producir tras la intervención en una emergencia o en una catástrofe puede alcanzar niveles muy altos y difíciles de manejar. El debriefing se realiza entre las primeras 24 a 72 horas tras el incidente crítico.

Mediante el debriefing se busca poner el sufrimiento en palabras, darle una estructura al suceso y aliviar el estrés producido por la vivencia en los intervinientes. Esto se hace de manera estructurada y dirigida por un experto.

Se trata de aprender a entender y manejar las reacciones normales derivadas de un suceso traumático difícil. Esto se hace en un espacio donde las personas se sientan por fin a salvo, acompañadas y guiadas terapéuticamente en el proceso de integración y resolución.

 


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