¿Sabes que es la pedifobia?
En el mundo existen muchos tipos de miedos. Los más conocidos suelen estar relacionadas con insectos, aviones, oscuridad, espacios cerrados… En realidad hay más de las que la gente imagina. En algunas ocasiones el miedo cruza la línea del lado oscuro y se convierte en fobia.
Dentro del mundo de los temores hay algunos relacionados con la infancia. No tiene nada que ver con el miedo a los niños o el temor a la responsabilidad de ser padres. Es algo aterrador que bloquea a muchos niños pero también a adultos, y que está relacionado con lo más inofensivo del mundo: las muñecas.
“Cuando el niño destroza su juguete, parece que anda buscándole el alma”
-Victor Hugo-
Bebes de plástico, de porcelana, de fantasía o con cierta apariencia de realidad… Basta con entrar en una tienda de juguetes para entender la variedad de muñecos que existen según el mundo al que queramos acudir. Así, algo completamente inocente puede llegar percibirse como el la mayor amenaza paralizante.
¿En qué consiste la pedifobia?
La pedifobia es un miedo paralizante, injustificado y persistente a las muñecas. Se puede englobar en el grupo de las fobias simples. Puede resultar un fobia limitante en tanto que estemos en contacto directo y físico con niños que juegan con este tipo de juguetes, a la hora de entrar en habitaciones o incluso pasear por comercios.
Incluso puede afectar a nivel laboral a la hora de moverse en espacios con este tipo de elementos. Los muñecos que suelen disparar estos miedos son sobre todo aquellos con rasgos más humanos, incluyendo los maniquís.
Imaginemos una persona adulta que se encuentra con un muñeco en una casa a la que va de visita. Si padece esta fobia, es probable que empiece a sentir sudores, taquicardia, hormigueo, respiración agitada, palpitaciones, tensión de los músculos o un nudo en el estómago. También es probable que sienta inquietud, agobio, bloqueo o incluso ganas de llorar. Además el hecho de saber que es algo tan “tonto” como un muñeco genera en la persona una sensación de frustración con ella misma.
¿De dónde viene el miedo a las muñecas?
El miedo a volar, la oscuridad, a los insectos… todos estos temores tienen algo en común. A todos ellos les encontramos sentido si buscamos causas para explicar la fobia. El temor a las muñecas o pedifobia parece incomprensible porque este tipo de juguetes están lejos de suponer una amenaza real. Es decir, ningún muñeco nos va a generar la muerte, nos va a atacar, picar o contagiar enfermedades. No existe una causa directa relacionada con este miedo irracional.
“La ansiedad es la característica mental más destacada de la civilización occidental”.
-R. R. Willoughby-
Para encontrar una explicación, los estudios recurren a distintas teorías. La primera es la forma clásica de la psicología para explicar algunas fobias simples: el condicionamiento clásico. Imaginemos un niño temeroso, con pocas estrategias de afrontamiento y que vive una experiencia traumática con un muñeco que le genere ansiedad o susto.
Si crece con este miedo, y a lo largo de su vida evita y huye de situaciones donde esté presente un juguete de estas características, reforzará su temor. Otras ideas están relacionadas con la mitología o fábulas. Se puede llegar a pensar que en realidad el muñeco tiene vida y está fingiendo ser inanimado. Cuanto más real se vea el muñeco, peor es la sensación.
Superando la fobia
Una de las formas clásicas para la superación de este tipo de fobias es exponerse a ella. Los profesionales de la piscología recurren a técnicas de relajación, respiración y desensibilización, donde el control del cuerpo facilita la regulación del sudor, las taquicardias o el hormigueo. Una vez se tienen controladas las herramientas para manejar la ansiedad se da paso a ir gradualmente enfrentándose al muñeco o situaciones donde las muñecas estén presentes.
“Lo único que debemos temer es el temor”
-Franklin D. Roosevelt-
Es muy importante seguir las instrucciones del terapeuta para no generar un efecto rebote, al querer solucionar los problemas de una vez y sin apoyo. No es un proceso sencillo: simultáneamente la persona hace frente no solo a la situación sino a sus pensamientos. El trabajo para reconstruir esos ideas irracionales muchas veces requiere de la comprensión de su origen y de los factores que las han mantenido.
¿Qué pienso cuando me encuentro en esa situación? ¿Cómo lo relaciono con el elemento que me causa miedo? ¿Por qué? Es importante buscar pensamientos alternativos, asociarlos con los elementos correctos y ser valiente para intentar superar miedos. La pedifobia, como otros problemas de fobias simples, es un problema con alto índice de superación, por lo que es una pena mantenerlo y limitarse la vida por ello. Antes, y mejor que la evitación, buscar una solución terapéutica.