¿Sacrificarse por Amor?
¿Es lícito sacrificarse por amor? La respuesta que a la mayoría nos viene primero a la mente es “no”. Sin embargo, esta conducta, ese suicidio emocional donde llegar a desprendernos de nuestros valores, identidades y dignidades, se lleva cabo casi cada día. Son muchas las personas, como bien sabemos, que lo dejan todo por el ser amado.
Quien se sacrifica por su pareja, hace cosas por la otra persona que requieren de un coste personal inmenso. Hablamos de recursos emocionales, económicos, de tiempo e incluso de salud. Asimismo esta entrega se produce a menudo mediante un intercambio desigual. Es decir, hay uno que invierte mucho más que la otra parte.
Por otro lado, si bien es cierto que en determinados momentos, ceder y de buscar el bienestar del otro es positivo y hasta esperable, cabe señalar que todas estas dinámicas deben darse desde la reciprocidad. En el momento en que el sacrificio parte siempre de una misma persona, aparece el daño, el vacío, la frustración.
“Entregar el poder a alguien o a algo para que te domine y se apodere de tu mente es una forma sutil de suicidio psicológico”
-Walter Riso-
¿Qué consecuencias supone sacrificarse?
El sacrificio desmedido y constante puede generar malestar. Significa mantener actitudes o comportamientos que suponen un esfuerzo y un gasto de energías que se vuelve en contra de la persona que lo hace cuando esta, no tiene la percepción de que es valorado y recompensado.
En un estudio llevado a cabo en la Universidad de Manchester por parte de Cindy Hazan y Scott Shaver, nos indican que este tipo de hechos son muy comunes en esas relaciones románticas basadas en un apego poco saludable.
Así, según la ideología romántica, el amor se entiende siempre como es vínculo donde los sacrificios y los compromisos absolutos son necesarios y esperables. Ahora bien, debemos tenerlo claro, las relaciones saludables requieren siempre menos sacrificios y más compromisos.
Sacrifico es igual a sufrimiento
Podemos decir que el sacrifico siempre tiene un grado de sufrimiento, que puede ser equilibrado o no por la otra persona de la pareja pero que como dinámica no es la mejor ni la más positiva. Es más, su aparición puede ser signo de dependencia emocional.
Sufrir no es amar, por tanto, sacrificarse no es amor
A pesar de creer que lo hacemos por amor, en realidad, el sacrificio no es necesario ni forma parte del amor incondicional. Amar significa buscar el bienestar de la persona amada. Si nuestra pareja es feliz, se siente realizada e ilusionada, su bienestar debe repercutir en nosotros.
Ahora bien, en la mayor parte de los casos, nos sacrificamos por el otro, para evitar consecuencias negativas, como un enfado de la pareja, una decepción o esperando aprobación de nuestros actos por su parte
Debemos tenerlo claro, no podemos llamar amor a este vínculo. De hecho, estas dinámicas relacionales lo que generarn es dependencia emocional.
Es decir, son relaciones basadas en la necesidad de agradar y la búsqueda de aprobación, y por ello, haríamos cualquier cosa para conseguirlo, como sufrir por amor, sacrificándonos por el otro.
No soy yo quien tiene que sacrificarse por ti
A menudo, cuando nos sacrificamos por el otro, dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en otra cosa, en otra figura carente de nuestra personalidad, vacía de valores y de esa autoestima que hasta no hacía mucho nos definía.
Por tanto, podríamos decir que sacrificarnos continuamente puede llegar a limitar nuestras expresiones más propias, impidiendo que nos expresemos y comportemos como somos realmente.
¿Sacrificarse por amor? Evitémoslo
En las relaciones de pareja, lo más importante es ser nosotros mismos. Es decir, deben conservarse nuestras actitudes, energías, sueños, ilusiones y aficiones. Ser pareja es un compromiso no un sacrificio.
Aún más, algo que debemos tener en cuenta es que un vínculo de pareja implica a su vez crecimiento. Es avanzar siendo uno mismo pero dentro de un proyecto donde avanzar en experiencias, en metas conseguidas, en descubrimientos. El amor no debe doler ni estancar, sino permitirnos desarrollarnos como personas.
Por ello, tanto cuanto hagamos por y para la pareja, tiene que ser por el bien de los dos, no para uno solo. Las concesiones continuadas, los desprendimientos, las barreras y los miedos vetan la felicidad y el amor. Reflexionemos en ello y seamos capaces de conformar vínculos más conscientes, maduros y felices.
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- Hazan, C., & Shaver, P. (1987). Romantic Love Conceptualized as an Attachment Process. Journal of Personality and Social Psychology, 52(3), 511–524. https://doi.org/10.1037/0022-3514.52.3.511
- Riso, Walter (2015) Los límites del amor. Planeta