Salud mental y estrés económico: ¿cómo se relacionan?
A veces colapsamos. Diversas situaciones nos llevan a ello, entre ellas es el estrés económico. En épocas de crisis, las preocupaciones se multiplican. Pero, ¿cómo se relaciona con nuestra salud mental? ¿Qué estrategias podemos utilizar para gestionarlo? ¿En qué consiste?
En días de extrema preocupación por lo que sucede y por lo que vendrá es importante entender qué pasa con nuestro organismo, nuestra mente y nuestras emociones. Además, saber cómo nos afecta en las áreas en las que nos desenvolvemos.
¿Qué es el estrés económico?
El estrés según la Real Academia de la Lengua española es una ‘tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves’.
Ahora bien, cuando hablamos de estrés económico hacemos referencia a aquel relacionado con los bienes y actividades que integran la riqueza de una colectividad o un individuo.
Hay diversas causas para que se dé el estrés económico, son las siguientes:
- Enfrentarnos a situaciones novedosas. Por ejemplo, nuevas inversiones, crisis, etc.
- Problemas financieros. Se trata de cuando no alcanzamos a cubrir con los compromisos financieros.
- Discusiones de pareja. En las que se ven implicadas las finanzas.
- Presión. Porque cada vez se acerca más el día de pago, o porque quienes debemos necesitan su dinero, y no logramos conseguirlo.
Recordemos que el estrés también es una respuesta psicofisiológica ante una demanda del ambiente. No solo está relacionado con lo que pensamos, también con lo que sentimos y con nuestro comportamiento.
Por ello, vemos que cuando alguien se estresa, hay manifestaciones corporales, mentales y emocionales. Incluso, se ven diferentes pautas en la interacción.
El impacto del estrés en la salud mental
El estrés causa gran impacto en nuestra salud mental. Sucede, porque a través de nuestro pensamiento alimentamos la tensión, y está se manifiesta en conjunto con nuestras emociones, que suelen estar cargadas de negativismo y frustración.
También, puede pasar que propiciemos la ansiedad al situarnos demasiado en el futuro. Además, cuando nos estresamos por la economía comenzamos a contar con las siguientes complicaciones:
- Dificultad para relajarnos.
- Sensación de agobio permanente.
- Irritabilidad.
- Tristeza.
- Culpa.
- Pensamientos rumiantes.
- Preocupación.
- Desorganización.
- Pesimismo.
También, podemos llegar a sentir depresión, agotamiento mental, vergüenza, miedo, confusión, excesiva autocrítica, dificultad para concentrarnos y tomar decisiones. Ahora bien, se trata de un asunto que se presenta de forma diversa en cada persona. De ello dependen factores genéticos, de aprendizaje, sociales, propios del ciclo vital, de consciencia, etc.
Cabe aclarar que, aunque el estrés económico ocasione un fuerte impacto en la salud mental, que en ocasiones puede derivarse en trastornos de este tipo, actúa en conjunto con otras áreas importantes para nuestra salud, como la física y la social.
Por ejemplo, nuestro cambio de emociones puede ocasionar incomodidad en los demás, y que cambien nuestras relaciones sociales; en otras ocasiones, optamos por conductas de aislamiento.
De hecho, en investigación, se está estudiando el efecto de las estrategias de afrontamiento y apoyo social en personas con estrés económico; según A Riquelme, J Buendía y M.C Rodríguez, en su artículo publicado en Psicothema, la percepción de apoyo social aparece relacionada de manera positiva con la salud de forma directa, y a interaccionando el efecto con las estrategias de afrontamiento.
- A nivel físico se puede evidenciar: inestabilidad en presión arterial, tensión muscular, aumento del colesterol, alteraciones en el sueño, contracturas, palpitaciones, fatiga, dolor de cabeza, etc.
- A nivel conductual, se puede llegar a ingerir más alimentos, disminuir la actividad física, evitar o posponer responsabilidades, inquietud, morderse las uñas, etc.
Así, vemos como en el estrés económico interactúan distintos factores.
¿Cómo hacer frente al estrés económico?
Para hacer frente al estrés financiero hace falta conocernos. Cuando sabemos qué queremos, hacia dónde queremos dirigirnos y cuáles son nuestros obstáculos, estamos más cerca de elegir lo que realmente nos beneficia. Muchas veces, el estrés surge porque no llegamos a cubrir todas las demandas que identificamos.
Así, para no sentirnos sobrepasados, hace falta establecer prioridades; en este sentido, el deseo no es sinónimo de necesidad. Primero, es importante destinar el gasto a satisfacer nuestras necesidades básicas.
Es importante tener en cuenta aquellos pensamientos, emociones y conductas que nos resultan tóxicas. Una vez los identifiquemos, podemos comenzar a trabajar con ellos para gestionarlos de la mejor manera. No significa que los eliminemos de nuestras vidas, pero debemos saber cuándo parar.
Es esencial prestar atención a qué nos estamos exponiendo. El estrés económico, muchas de las veces, está asociado a crisis por las que también están pasando otros, o derivadas por un gran cambio en el sistema. Está bien compartir experiencias, pero si nos resulta dañino es importante alejarnos.
Tomarnos una pausa puede ayudar. Además, estaría bien considerar cuáles son las circunstancias que nos están causando estrés económico y organizarlos según el grado de control que tengamos sobre ellas. En este sentido, un plan inteligente y consecuente con esta idea puede ayudarnos mucho.
Por otro lado, el apoyo social también juega un papel relevante. Muchos son los temores que en ocasiones hacen que no pidamos ayuda, que no disfrutemos de recursos que realmente tenemos a nuestro alcance.
Tampoco descuidemos nuestra salud física, una forma de desestresarnos es haciendo ejercicio físico, sucede por la liberación de endorfinas.
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- Lazarus, R.S. (2000). Estrés y emoción.
- Manejo e implicaciones ne nuestra salud.
- Bilbao: Desclée de Brouwer. Riquelme, A. Buendía, J., & Rodríguez, M.C. (1993). Estrategias de afrontamiento y apoyo social en personas con estrés económico.
- Psicothema, 5 (1). 83-89.
- Valdés, M. & De Flores, T. (1985). Psicobiología del estrés. Barcelona: Martínez Roca, 2.