Según la ciencia, sentarse erguido potencia la mente y el bienestar
¿En qué postura te encuentras ahora? ¿Sentado, de pie, acostado quizá? Tal vez te interese saber que sentarse erguido ayuda a potenciar la mente, mejora tu atención y hasta tu estado de ánimo. Si eres de esas personas que ha intentado cuidar de su eje postural cuando trabaja en un escritorio, debes saber que también estabas cuidando de tu bienestar mental.
Igual, ahora te preguntas: ¿qué tendrá que ver la posición en la que nos encontremos para que la mente se sienta más focalizada en una tarea? Lo cierto es que los neurocientíficos nos avisan de que postura y cerebro están relacionados, hasta el punto de que experimentar más o menos estrés puede estar vinculado con estas dos variables.
Puede, incluso, que muchos lo hayan percibido alguna vez: no es lo mismo estudiar o trabajar con la espalda encorvada que recta. Cuando mejoramos nuestra posición, erguimos la cabeza y alineamos la espalda a la silla, notamos un cambio. De pronto, nuestra atención mejora y nos sentimos más motivados.
Es casi como hacer un reset en el cuerpo y en la mente…
La forma en que nos movemos e incluso en cómo nos sentamos afecta a nuestro estado de ánimo
¿Por qué sentarse erguido ayuda a potenciar la mente?
A lo largo de nuestra vida, quizás hayamos escuchado varias veces aquello de “siéntate con la espalda recta”. Seguramente pensábamos que esa sugerencia tenía como objetivo cuidar de nuestra columna vertebral. Todos sabemos lo delicada e importante que es esta área de nuestro cuerpo. Sin embargo, lo que puede que no todo el mundo sepa es cómo se relacionan las posturas con las emociones.
Una de las figuras que más ha estudiado este tema es el doctor Erik Peper, científico del comportamiento y profesor en la Universidad de San Francisco. En uno de sus trabajos de investigación, Peper demostró que sentarnos erguidos ayuda a potenciar la mente, hasta el punto de que, al hacerlo, los estudiantes pueden mejorar su rendimiento en matemáticas.
Algo tan simple como esto no solo optimiza la atención y el compromiso en la tarea. Además, regula el estado de ánimo. El doctor Peper señala que cuando estamos encorvados la mente no funciona al 100 %. No solo estamos tensando y poniendo en riesgo el equilibro de nuestra columna vertebral, sino que además esa postura de dejadez potencia el desánimo.
Sentarse erguido: tu postura influye en cómo te ves y te sientes
Es una obviedad, pero también una evidencia. Nuestra postura es el claro reflejo del estado de ánimo, así que a menudo, casi sin saber cómo, nos vemos inclinados sobre nuestras mesas de trabajo atrapados por el estrés, el cansancio e incluso la desidia. Todo se retroalimenta: las emociones influyen en nuestra postura y la propia postura, también incrementa el malestar.
Es más, sabemos, por ejemplo, que la necesidad de estar recogidos es una reacción promovida por la tristeza. Por su parte, los estados de estrés nos pueden tener en una posición incómoda y hasta dolorosa durante horas sin que nos demos cuenta.
Por ello, en ocasiones, basta con hacer un estiramiento, respirar profundo y poner la espalda bien recta respecto a la silla para percibir cómo mejora nuestro bienestar. En ese momento, la mente se reinicia y mejoramos nuestros niveles de energía.
Espalda, cuello y cabeza están alineados, la mirada se dirige al frente y nuestro cerebro activa su enfoque y su nivel atencional.
El cerebro asocia determinadas posturas a ciertos estados de ánimo: estar tumbados, encogidos o encorvados se asocia al descanso o al desánimo. Por ello, los niveles de atención se reducen.
Cognición encarnada: cuando movimientos y postura mejora el potencial cerebral
Existe un fenómeno muy interesante al que los científicos denominan embodied cognition (cognición encarnada). Esta experiencia se define por algo muy simple: no solo la postura modula el estado de ánimo, también nuestros movimientos pueden afectar a aquello que pensamos. ¿Cómo puede ser? El dato sin duda es curioso.
Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad Autónoma de Madrid, nos demostraron cómo afecta a nuestra valoración sobre algo el hecho de asentir o negar con la cabeza.
Pongámonos en contexto, imaginemos que alguien nos señala algo con lo que estamos plenamente de acuerdo, sin embargo, se nos insta a negar con la cabeza. Lo que experimentamos es disonancia y hasta molestia.
La cognición encarnada nos recuerda que los movimientos también evocan emociones, y hasta una serie de pensamientos en el cerebro. Una asociación que explica por qué sentarse erguido mejora la calidad de nuestros pensamientos e incluso nos hace sentirnos más creativos.
Adoptar una postura erguida nos permite controlar mucho mejor los pensamientos negativos, cosa que resulta más complicada cuando nos mantenemos encorvados en el escritorio.
Sentarse de manera correcta proporciona numerosos beneficios
Casi todos tenemos claro que sentarnos de manera ergonómica con la espalda y el cuello recto nos permite cuidar de nuestra columna vertebral. Evitamos contracturas, tensiones, pinzamientos y los clásicos dolores asociados a pasar horas sentados delante del ordenador.
Es interesante tener en cuenta que la postura no solo es saludable para el bienestar físico; sentarnos de manera correcta también es bueno para nuestra salud mental e incluso nuestra productividad.
Sentirnos más motivados, centrados y hasta inspirados puede depender de algo tan simple como apoyarnos de manera correcta en el respaldo de la silla… Vale la pena tenerlo en cuenta.
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