¿Qué horarios aumentan la productividad?

Los horarios y la productividad son dos temas que van de la mano. Cada persona puede identificar los momentos en los que su rendimiento es mejor. En el plano colectivo es más difícil: el debate está muy abierto.
¿Qué horarios aumentan la productividad?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 01 febrero, 2022

Los horarios son un factor que influye de manera directa en la productividad. No somos los mismos a las 8 de la mañana que 12 horas después. El ser humano tampoco funciona igual cuando tiene 20 días de trabajo sin descanso, por contraste con cuatro o cinco descansos en ese lapso.

Sin embargo, tampoco se puede generalizar. Los horarios más productivos para unos pueden no serlo para otros. Aunque existen patrones más o menos comunes para todos los seres humanos, lo cierto es que la educación y los hábitos también terminan moldeando esas pautas.

El punto es que el tema de los horarios es muy importante para trabajar  de una forma más inteligente. Esto es, de tal manera que se pueda rendir más, invirtiendo menos tiempo y esfuerzo. Veamos la información que existe al respecto.

Me gustaría estar en la esquina de una calle muy transitada, con un sombrero en la mano, y rogar a la gente que me tiren todas las horas que han desperdiciado”.

-Bernard Berenson-

Hombre trabajando

Los horarios y los ciclos

El cuerpo humano funciona a través de procesos cíclicos. Uno que se puede considerar la unidad básica es el ciclo circadiano, que comprende 24 horas. Este determina cierta regularidad entre el tiempo de sueño y de vigilia, a la vez que establece picos y valles de actividad, todos los días, más o menos a la misma hora.

Estos ciclos pueden variar de una persona a otra, pero mantienen la misma lógica. En un “día circadiano” hay bloques de 90 minutos, en los que se presenta una más elevada capacidad para concentrarse. Podría decirse, por lo tanto, que son bloques de máxima productividad.

Esos bloques se conocen como “ciclos ultradianos” y coinciden con los momentos en los que el cerebro tiene más energía. Al final de cada uno de ellos hay un descenso en el que, sencillamente, baja nuestro nivel de productividad. Marcan un momento en el que el cerebro necesita un lapso de inactividad.

Los horarios más productivos del día

Tomando como base lo dicho, lo ideal es que cada persona sincronice los ciclos ultradianos con las tareas que revisten mayor concentración o que implican más complejidad. De la misma manera, que haga coincidir los valles o momentos menos productivos con las tareas más rutinarias o que exijan menos compromiso intelectual.

¿Cómo identificar los ciclos ultradianos propios? No hay otra forma que haciéndonos un seguimiento y recopilando datos. Todos tenemos una idea más o menos clara de cuáles son las horas más productivas. Sin embargo, no basta con ello: hay que precisarlo con mayor exactitud.

Una buena técnica para hacer esto es una plantilla. Puedes hacer una fila por cada hora que quieras valorar y calificarla, en una escala de 1 a 5 en función de la concentración que has conseguido mantener durante esa hora. Tras un par de semanas haciendo estas anotaciones, vas a tener una idea muy clara sobre cómo funcionan tus ciclos ultradianos.

Lo que sigue es el análisis de los datos obtenidos. Organizar tus actividades de tal manera que aproveches al máximo tanto los “picos” de concentración, como los “valles”. Esto te va a ayudar a incrementar la productividad.

Mujer trabajando

Trabajar menos horas y de manera más flexible

Una investigación llevada a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y publicada en la revista The Economist, reveló un dato demoledor. Concluyeron que cuanto más tiempo trabaja una persona, más disminuye su productividad.

Es una mala noticia para los amantes de los esquemas clásicos. Revela una verdad que seguramente ya muchos intuían: no por dedicarle más tiempo a las actividades se consiguen mejores resultados. Sin embargo, también puede ocurrir otro fenómeno: si se trabajan menos horas, puede aumentar el estrés por el afán de realizar la misma tarea en menos tiempo.

Tras muchos debates al respecto, se ha llegado a la conclusión parcial de que más que los horarios en sí mismos, lo que más incide en la productividad son los métodos de trabajo. Una persona puede ser muy productiva si tiene el incentivo adecuado para ello. Es posible que no valore mucho una hora diaria menos de trabajo, pero sí tener un día libre más a la semana.

En la actualidad, la mayoría de los estados y convenios van en la dirección de reducir las horas de trabajo, intentando que este movimiento sea un incentivo para la productividad. Por otro lado, muchas empresas ya trabajan por metas en vez de por tiempo. Así, el trabajador puede marcharse en el momento que ha completado su agenda de objetivos. El debate está abierto con una idea clara en el fondo: trabajar de más, sin descanso, no es buena idea para nadie.


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  • Eguiarte, D. M. (2017). Horarios flexibles como estrategia para mejorar la productividad y reducir la rotación. ACADEMO Revista de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades, 4(2).

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