¿Sentimos igual los hombres y las mujeres?

¿Sentimos igual los hombres y las mujeres?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Adriana Díez

Última actualización: 10 diciembre, 2017

Puede que esta pregunta sea una motivación para buscar entre nuestros recuerdos y darnos cuenta de que existen muchísimas diferencias en la forma de actuar entre los hombres y las mujeres, pero lo importante no es cómo cada uno exprese sus emociones, sino la pregunta en sí, ¿sienten igual los hombres y las mujeres?

Los estudios llevados a cabo por el doctor Gottman permitieron concluir que, a pesar de encontrar diferencias en la forma de expresar las emociones, los hombres y las mujeres sentían de forma muy parecida. Otros estudios realizados desde la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, por el profesor Baron-Cohen descubrieron que el cerebro masculino y femenino está estructurado de forma diferente.

Según Gottman los hombres y las mujeres sienten de forma muy parecida.

El cerebro de la mujer estaría codificado para la empatía, a diferencia de los hombres que tienen su cerebro estructurado para la comprensión y construcción de sistemas. Estas diferencias se irían haciendo cada vez más visibles cuando crecen, sobre todo tras la adolescencia, cuando los niveles de testosterona van aumentando y creando más diferencias entre hombres y mujeres.

Es por ello que el cerebro de la mujer estaría más preparado para leer expresiones emocionales o estados de ánimo y el del hombre para captar estructuras y sistemas. Esto no significa que los hombres no puedan entender emociones ajenas o las mujeres sean incapaces de construir estructuras, sino que el cerebro femenino y masculino tiene una predisposición a un tipo de actividades, y necesitará más esfuerzo o un esfuerzo consciente para realizar aquello para lo que su cerebro no está tan predispuesto.

Hombre y mujer en el campo

¿Se puede aprender a expresar las emociones?

Si entendemos que sobre nuestra conducta influye una parte de genética y otra ambiental, casi a partes iguales, podremos darnos cuenta de que, aunque vengamos con el cerebro preparado para captar cierto tipo de estímulos, es también el contexto y el ambiente los que nos predisponen para uno u otro tipo de acontecimientos.

Nuestras raíces y nuestros antepasados dejan huella en nosotros y en las próximas generaciones. En la mayoría de sociedades, el hombre ha sido quien tenía que salir a buscar alimento y trabajo para su familia, y aunque sintiera pena o dolor al marcharse debía ocultar estas emociones para hacer menos dolorosa la ausencia y ejercer su papel de masculinidad dentro del grupo.

La doctora Fisher afirma también que las mujeres, en cambio, debían quedarse en casa y estar atentas al cuidado de los hijos, por ello su empatía se desarrollaba de forma más rápida, necesitaban estar alerta para captar de forma rápida las necesidades de sus hijos y del hogar.

El cerebro ha ido estructurándose de esta forma, quizás no al sentir, pero sí al tener que expresar las emociones. Hoy en día en algunos puntos esto queda muy lejano, y en otros, no tanto. Por otro lado, sí es posible identificar un esfuerzo y un cambio en el sistema educativo, en un intento de garantizar la igualdad de oportunidades cada vez es más normal la educación en emociones, apostando por la inteligencia emocional como un factor muy importante en el desarrollo de los ahora pequeños.

Pareja tomando algo

Más diferencias al expresar que al sentir

Podemos concluir con todo esto que a pesar de que existan pequeñas diferencias cerebrales entre el cerebro masculino y el femenino, donde encontramos las máximas desigualdades es en la forma de expresar y no tanto en la forma de sentir.

También podemos concluir que, aunque existan diferencias entre ambos grupos, siempre va a haber más diferencias dentro del mismo grupo, es decir, encontraremos más diferencias entre las propias mujeres o entre los propios hombres en la forma de sentir y expresar que entre los dos grupos.

Nosotros, como adultos, jugamos un papel muy importante en la educación. Esta responsabilidad solo se verá cumplida cuando seamos capaces de garantizar una igual de oportunidades para hombres y mujeres, considerando las potencialidades de la persona y evitando que las diferencias de las que hemos hablado sirvan de excusa para mantener ciertos estereotipos y prejuicios. En este sentido, todos podemos sentir y expresar igual, perder el miedo a las emociones es lo que nos hace fuertes, saber cómo expresar cada una de ellas es lo que nos hace humanos, seamos hombres o mujeres.

 


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