Sexting y online grooming: riesgos de la sociedad digital

Sexting y online grooming: riesgos de la sociedad digital
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 28 diciembre, 2023

Nos encontramos en un momento de transformación digital que a su vez está cambiando nuestra sociedad. Las llamadas TICs o tecnologías de la información y la comunicación ofrecen muchos beneficios. Facilitan, entre otros aspectos, la difusión del conocimiento y la cultura, propician el desarrollo económico, fomentan la creatividad, favorecen relaciones sociales y generan espacios de ocio.

La red ha supuesto un nuevo campo en el que explorar nuestra sexualidad. Adultos, jóvenes y adolescentes experimentan con su cuerpo y juegan con contenidos eróticos que se envían a través de las redes. Internet permite establecer una comunicación constante, disponible las 24 horas del día y, prácticamente, desde cualquier lugar del mundo. Estos factores, aunque facilitan las relaciones, también implican grandes riesgos, especialmente para los menores. Algunas de las prácticas de riesgo más conocidas son el sexting y el online grooming.

La adolescencia es una etapa evolutiva en la que se intensifica la búsqueda de identidad. Es un momento de experimentación con el propio cuerpo y la orientación sexual. La percepción de riesgo suele ser baja, acompañada de una tendencia a la desinhibición, ya que de manera biológica, la autorregulación de las emociones y la capacidad de control de nuestros actos todavía se encuentran en desarrollo.

Internet supone para los jóvenes una vía de expresión y experimentación aparentemente inofensiva. Esta combinación de factores puede llevar a conductas de riesgo, especialmente si no existe una educación sexual y afectiva que les permita protegerse. Intercambiar mensajes sexuales y explorar el propio cuerpo no tiene nada de negativo en sí mismo, pero si no se toman las medidas adecuadas, puede desembocar en serios problemas relacionados con nuestra intimidad, seguridad o integridad física y mental.

“No digas en la red lo que no querrías que fuera expuesto en un anuncio panorámico con tu cara puesta en él”.

-Erin Bury-

Chica tumbada con el móvil

Riesgos digitales: ¿qué son el sexting y el online grooming?

El sexting consiste en enviar fotos, vídeos o mensajes de contenido sexual a través de Internet o mediante dispositivos móviles. Dicha práctica se ve motivada por diferentes aspectos, como por ejemplo, tratar de explorar la identidad u orientación sexual propia, realizar juegos eróticos con tu pareja o con diferentes personas a la vez, para aumentar la autoestima o como un medio en el que atreverse a hacer y decir aquello que en persona no se ha hecho por vergüenza, miedo u otras limitaciones.

Por supuesto, la práctica del sexting no se produce exclusivamente entre adolescentes. Internet es una puerta abierta a millones de jóvenes y adultos que utilizan la red para compartir contenidos sexuales. En ocasiones no somos conscientes de los posibles riesgos. Es importante tomar conciencia al respecto por dos motivos fundamentales:

  • Para educar sexualmente a los menores y enseñarles cómo usar las redes de forma segura.
  • Para elegir nosotros mismos qué queremos hacer con nuestro cuerpo y nuestra privacidad en Internet.

Enviar fotos, vídeos o mensajes de contenido sexual a través de Internet o un dispositivo móvil se conoce como sexting.

Por otro lado, se denomina online grooming al proceso mediante el cual un adulto lleva a cabo abusos sexuales a menores a través de la Red. Internet ofrece la posibilidad de ocultar la identidad personal generando diferentes perfiles que no tienen por qué coincidir con la realidad.

Una persona puede mostrarse con un perfil falso y comunicarse a través de él de manera simultánea con varias personas a la vez. Esto supone un gran riesgo, ya que los adultos tienen fácil acceso a cuentas de menores con los que entablar contacto sin ningún tipo de control. Los abusos pueden producirse de manera directa en persona o por vías indirectas como Internet, solicitando contenidos sexuales explícitos a los menores, por ejemplo fotos o vídeos personales.

Según un estudio mencionado en 2018 por Manuel Gámez-Guadix y Patricia de Santisteban, la probabilidad de practicar sexting aumenta progresivamente con la edad. A los 12 años, alrededor de un 3% de los menores ha participado en sexting. A los 17 años, el porcentaje se incrementa hasta superar el 35%.

“En el pasado eras lo que tenías, ahora eres lo que compartes”.

-Godfried Boogaard-

Características de Internet que facilitan los abusos a través de la red

Existen ciertos factores que facilitan la perpetuación de los abusos sexuales a través de la red. Como ya hemos comentado, Internet facilita esconderse de la realidad y mostrarse tras una máscara. Este anonimato permite que los adultos lleven a cabo conductas que no podrían realizar en persona ni en su propio entorno.

Así mismo, Internet posee una magnitud incontrolable donde pueden producirse múltiples interacciones con varias personas a la vez, es decir, existe gran facilidad para acceder a diferentes contactos y a diversidad de perfiles sin necesidad de ceñirse a las normas sociales. La red sumerge en un mundo paralelo, el mundo digital, donde la ausencia de un cara a cara hace que las reglas del juego y los límites se difuminen. 

En este sentido, la percepción del riesgo decrece y los usuarios de las redes cometen imprudencias a la hora de relacionarse, especialmente cuando hablamos de adolescentes. Las relaciones se producen de manera mucho más frenética, desinhibida y rápida.

Los perfiles parecen no representar personas de carne y hueso. Terminar y empezar una relación se vuelve superficial, casi como una mera transacción comercial en la que se intercambia una ganancia afectiva o sexual. Cuando los beneficios desaparecen se presenta el aburrimiento y se salta al siguiente perfil. La falta de contacto directo parece incitar a la experimentación sin medir las consecuencias.

Todo ello afecta a la capacidad de empatía de los abusadores. El abismo entre la red y la realidad impide ponerse en el lugar del otro y se ignora el sufrimiento o la posibilidad de dañar a los demás. Para las víctimas se produce una ausencia de seguridad. No hay un espacio concreto al que atenerse, ya que la red no entiende de límites espacio-temporales, lo que en ella se comparte queda grabado para siempre.

Uno de los errores principales es no considerar relevantes nuestras actuaciones en Internet en comparación con aquello que hacemos en persona. Es muy importante tomar conciencia del impacto de las redes y sus riesgos, preguntarnos quién está detrás de la pantalla, con quién estamos hablando al otro lado y qué contenido estamos compartiendo con esa persona.

“Internet se ha convertido en el sistema nervioso de nuestras sociedades, y hay que aprender a utilizarlo”.

-José Luis Orihuela-

¿Cómo prevenir abusos por Internet?

En el caso de los menores es muy importante que exista control parental sobre las interacciones en la red y psicoeduación para una utilización correcta de la misma. El progreso de las tecnologías es una realidad palpable, vivimos en un mundo donde no se concibe la falta de acceso a Internet. Obviar esta realidad no ayudará.

Es necesario aceptar que Internet forma parte de nuestro día a día, por ello hay que aprender a utilizarlo de forma segura. De nada sirve prohibir el uso de teléfonos móviles o restringir el acceso a las redes si no educamos a los jóvenes en un uso adecuado de las mismas y en valores como el respeto o la escucha.

La educación basada en el respeto y el consentimiento es el pilar fundamental de toda relación sana. Los adolescentes deben aprender cómo poner límites, cómo explorar su sexualidad de forma segura, saber decir que no, respetar a los demás cuando rechazan alguna proposición o contacto sexual, dotarles de habilidades de comunicación para expresar sus emociones y sus deseos sin dañar al otro, darles un espacio seguro en el que puedan expresar sus miedos y preocupaciones y advertirles de la realidad virtual.

No se trata de generarles miedos o inhibir sus inquietudes, pero sí de informarles sobre los peligros de la red para que sepan reconocer una situación de riesgo y cómo actuar al respecto.

Si un menor nos comunica una situación de abusos es importante que le escuchemos y que se sienta protegido. Jamás hay que culpar a la víctima de lo ocurrido, puesto que en una situación de abusos ha habido una persona ejerciendo su poder y superioridad para manipular y perpetuar el proceso de coherción. Debemos ofrecer apoyo emocional y contactar con profesionales.

“Tanto si decides practicar sexo a solas, como con otra persona e independientemente del tipo de práctica sexual escogida, el respeto hacia ti mismo/a y hacia tu pareja sexual siempre es fundamental”.
-Lara Castro-

Amiga consolando a otra por los peligros del sexting

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.