Si eres espontáneo, tienes una buena salud mental

Ser espontáneo y creativo te permite adaptarte a una realidad en movimiento, donde lo único constante es el cambio. ¿Sabías que esa permeabilidad consigue mantener nuestra salud mental y avanzar en nuestro crecimiento vital? Te lo contamos.
Si eres espontáneo, tienes una buena salud mental
Angela C. Tobias

Escrito y verificado por la psicóloga Angela C. Tobias.

Última actualización: 05 junio, 2020

Moreno, creador del psicodrama, entendía ser espontáneo como la capacidad para responder de forma novedosa a problemas antiguos y proporcionar respuestas adecuadas a dificultades ya vividas. La vida no es estática, es inmensamente cambiante y, para conseguir fluir con ella, debemos ser igual de camaleónicos. Necesitamos movernos con ella, inventando un nuevo camino a cada paso.

De hecho, ser espontáneo va íntimamente de la mano de la creatividad. Las personas que crean e inventan son aquellas que nos deslumbran con su arte innovador. No hablamos solo de lo que convencionalmente se conoce como inventos, sino de la invención en todo el esplendor de su significado: de nuevas formas de entender a los demás y relacionarnos, de maneras inéditas de colocar nuestras experiencias pasadas en nuestro ser. La espontaneidad es el requisito de cualquier acto creativo.

Además de la fusión de los conceptos creatividad-espontaneidad, también tienen una íntima compañera: la libertad. Las personas más espontáneas, por ende, son más libres. Ellos desafían lo establecido y no creen que todo está inventado, piensan firmemente que aún está todo por crear.

Ser espontáneo te hace libre porque te hace conectar con tu ser y producir algo nuevo, sin barreras que establezcan aquello que no cabe en el molde.

“No hay nada permanente excepto el cambio”.

Heráclito-

Mujer de espaldas recordando a su yo del pasado

Psicodrama, salud mental y espontaneidad

El psicodrama es una psicoterapia humanista inspirada en el teatro de la improvisación o el teatro espontáneo. Su creador, Jacob Levi Moreno, acuñó sus conceptos y teorías recorriendo las calles, instando a las personas a despertar su espontaneidad.

Moreno se rodeaba de público y proponía a las personas revivir situaciones desde el juego dramático. Este juego dramático y simbólico es el que permite una verdadera liberación emocional posterior, sin las fronteras e inhibiciones que nos imponemos cada día.

De hecho, según las teorías psicodramáticas, los niños son genios en potencia. De pequeños, jugamos a que todo es posible, esa amplitud de miras y curiosidad es la que permite el acto de creación. Sin embargo, a medida que crecemos nos vamos impregnando de ideas preconcebidas de cómo debemos ser y actuar en cada momento. Estas conocidas como “conservas culturales” coartan nuestra creatividad y no nos permiten ser espontáneos.

Acercándonos al concepto de salud mental, una persona sin espontaneidad se relaciona constantemente de la misma forma con nuestra cambiante realidad. Es como si una vez una llave le hubiese servido para abrir una puerta y, ahora, intentase abrir todas las puertas con esa misma llave. Esta repetición patológica nos obstaculiza el camino, nos ciega y niega la existencia de una realidad en movimiento.

“El psicodrama es el método para explorar la verdad del alma a través de la acción”.

-J.L. Moreno-

Una patología explicada a través del concepto espontaneidad

Podemos imaginar una persona que sufrió maltrato familiar y que, seguramente, desarrolló una serie de herramientas de protección que le permitieron sobrevivir a esa situación. También, supongamos que su mecanismo se basó en la desconfianza hacia las personas. Esa desconfianza, en ese momento tan difícil, le permitió salir adelante en lo que era, con razón, un mundo amenazante.

Sin embargo, imaginemos que la situación de maltrato terminó, pero esta persona se agarró a su mecanismo de defensa. Así, puede que hoy en día esta desconfianza le impida crear relaciones nuevas y satisfactorias. Necesita cerrar heridas, entender que el peligro ya no está y ver la realidad tal y como es, aquí y ahora. En estos términos, empezaría lo patológico en contraste con la espontaneidad como herramienta terapéutica.

Ser impulsivo versus ser espontáneo

A veces, se habla de ser impulsivo y ser espontáneo como si fueran sinónimos y, en realidad. se podrían considerar antónimos. La impulsividad es todo acto sin reflexión, son aquellas acciones que están a merced de nuestros impulsos primarios. Los actos impulsivos nacen en nuestro llamado cerebro inferior, los compartimos con el resto de animales y nos ayudan a sobrevivir.

Sin embargo, a las personas se nos conoce como animales sociales por tener un cerebro superior que nos permite la reflexión de estos impulsos. Este control es precisamente lo que nos hace no ser prisioneros de nuestros instintos primarios, lo que nos permite hacer una reflexión interna y nos lleva a los verdaderos actos espontáneos.

De esta forma, una persona impulsiva reacciona ante las situaciones de la vida al sentirse amenazado, aún sin existir una amenaza real. Sin embargo, el tratar de ser espontáneo te permite evaluar y ver esa situación nueva, sin ser contaminada por otras experiencias y, así, responder de la forma más idónea. La espontaneidad te adapta al medio con éxito, en términos darwinianos.

Mujer triste pensando en sus impulsos

¿Cómo ser más espontáneo?

Como hemos visto, todas las personas somos seres potencialmente espontáneos. Aquí tienes algunas ideas acerca de cómo desarrollar esa espontaneidad en tu vida diaria:

  • Desarrolla tu creatividad. Que la creatividad sana no es ningún secreto, muchas psicoterapias incorporan técnicas creativas, como la musicoterapia o la arteterapia. De hecho, muchos artistas alcanzaron sus mejores obras en sus momentos vitales más difíciles. Pinta, escucha música, lee, juega, plantea preguntas, observa, estate atento a tu alrededor y, sobre todo, deja fluir tu curiosidad.
  • Asume algunos riesgos. La novedad nos puede asustar y la creación, muchas veces, supone dar un salto al vacío, a lo inexplorado. Valora los riesgos y asúmelos, si crees que puedes permitírtelo.
  • No te rindas fácilmente. Ser espontáneo y crear algo nuevo a veces supone tocar algunas puertas sin salida. Y equivocarnos también nos da miedo, pero esos errores muchas veces pueden ser los pasos necesarios hacia ese nuevo camino.
  • Alimenta tu crecimiento personal. Analiza tus emociones, date momentos para poder sentir y, si lo necesitas, comparte las heridas que no te dejan ser espontáneo con un profesional.

Como hemos visto, la espontaneidad es una habilidad con la que nacemos y que se puede potenciar de diversas formas, convirtiéndose así en un factor protector de la salud mental.

En pocas palabras, ser espontáneo significa mirar nuestro ser tal como es, con sus luces y sus sombras, sin juzgar y conseguir amarlo así. A partir de esta mirada, empezarán los verdaderos actos espontáneos.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.