Si te importo, demuéstramelo siempre, no un día sí y otro no
Si te importo, dímelo con la mirada, demuéstrame reciprocidad y convénceme de que el nuestro es un amor cómplice y real. Porque ser ignorado un día sí y otro no por la persona que más amamos, nos aboca a un estado de dolorosa incertidumbre.
El amor consciente, maduro y auténtico necesita compromiso. Las personas construimos vínculos con los seres que amamos: con nuestros hijos, con nuestros amigos y parejas. Esos vínculos se basan en una seguridad afectiva y estable que no debe cambiar según el día, el estado de ánimo o nuestras prioridades.
No quiero un amor de “hoy te necesito y mañana me lo pienso”, de “hoy lo eres todo y pasado me priorizo haciéndote invisible”. Si te importo dame seguridad, déjame crecer contigo y no me abandones por capricho en una cuerda floja.
Queda claro, además, que no por demandar “seguridad” en nuestras relaciones, estamos demostrando una necesidad de control o de apego excesivo. Necesitar seguridad en el compromiso, no implica controlar ni que tengan que darnos constantes muestras de afecto.
En realidad, se trata de algo más sencillo: si te importo, hazme partícipe de tu mundo y no me excluyas.
Ahora bien, sabemos que, en ocasiones, esto no siempre se cumple: hay quien no sabe, no desea o no dispone de estrategias de reciprocidad. Planes inteligentes emocionalmente que tiene que poner en marcha, basándose en: la complicidad emocional, en ofrecer un amor sereno a la otra persona y no un viaje en tiovivo, en el que se repiten oscilaciones.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
Cuando siento que ya no te importo
Nadie puede vivir siempre en un estado de incertidumbre. Necesitamos una estabilidad a lo que aferrarnos y una fuerza en la que creer para avanzar tranquilos; sabiendo que cada esfuerzo, cada gesto, cada sueño proyectado o inversión, merece la pena.
Cuando siento que ya no te importo, mi mundo cae y se desliza por las tuberías de la incomprensión, de la desesperación. Y al momento, vuelves burlándote de mis dudas. No quiero esto: si me quieres, debes demostrármelo siempre, no un día sí otro no.
Algo que también debemos tener en cuenta es que cada persona entiende y vive el amor de una manera diferente. No obstante, ambas partes deben llegar a un equilibrio donde exista armonía, en el que nadie pierda y solo gane uno.
Ahora bien, sabemos también que esas pequeñas disonancias emocionales son las que, en ocasiones, desencadenan enfrentamientos en la relación:
- Una pareja no va a tener siempre una armonía interna, sin crisis y discrepancias. Las relaciones se construyen limando diferencias, llegando a acuerdos, respetando puntos de vista y sabiendo ser buenos gestores emocionales.
- Otro aspecto que deberemos comprender es que es posible que tu pareja no disponga de la misma forma de comunicación emocional que tú. No obstante, el que no te diga que te quiere cada día, no significa que haya dejado de sentirlo.
- El amor debe percibirse por ambas partes como algo auténtico, como algo que nos reconforta y edifica. Si alguno de los dos no lo percibe, no lo vive y no lo siente, aparece el problema.
Es entonces cuando debemos hablarlo y poner en voz alta nuestras necesidades emocionales. No tengas miedo a decir en voz alta “Yo siento”, “Yo veo”, “Yo necesito”, “Yo espero de ti que…”
El amor nunca debe darse por sentado
Otro aspecto que debemos tener en cuenta a la hora de experimentar estos instantes de crisis, en los que aparece la dolorosa sensación de no sentirnos amados, reside en el hecho de que la rutina, en ocasiones, hace que “demos nuestro amor (casi) por sentado”.
El amor nunca debe descansar en la indiferencia o perderá su valor. Las relaciones renacen cada día y se alimentan de cada gesto, de cada pequeño detalle…
Entendamos que el amor, por el hecho de serlo, no deja de demandar esfuerzos. Pequeños sacrificios que al comienzo de la relación solemos hacer sin ser conscientes del coste que suponen, ya que la fuerza que tenemos es muy grande. Después, esta inercia se hace más pequeña y aparece la tentación de dejarse caer en la comodidad, aportando a la relación solamente aquello que nos apetece. Pensemos:
- Podemos dar por sentado que mañana saldrá el sol, que a la primavera le seguirá el otoño. Sin embargo, nunca podemos confiar en que quien ayer nos dijo que nos amaba, nos seguirá queriendo hoy si no lo cuidamos, si no le demostramos nuestro afecto y lo hacemos partícipe de nuestra vida.
- Una relación estable y feliz comprende el valor de los detalles, de la complicidad que sabe de gestos, que sigue disfrutando de las sorpresas, de las dedicatorias. De hacer del amor de su vida un motivo del cual ilusionarse e ilusionar al otro.
El amor auténtico no da nada por hecho, es un amor que sabe construir, que entiende la magia del día a día y que cree en los amaneceres vividos en común. Esa es la relación que quiero para mí y, si te importo, la podemos cuidar entre los dos.
Imágenes cortesía de Nicoletta Ceccolli, Anna Dittman y Arth New Day