¿Sigues el modelo de paternidad de tus padres?
Probablemente te ha sucedido más de una vez, que de repente salen de tu boca palabras que no suenan en absoluto a ti. “¿De dónde ha salido eso?”, te preguntas. Y pronto caes en la cuenta de que esas son las palabras que hubieran pronunciado tu madre o tu padre. Caer en la repetición del modelo de paternidad con el que nos criamos es muy fácil si no tomamos conciencia.
Nuestros progenitores fueron nuestros primeros modelos de conducta y las primeras personas con las que nos relacionamos. Indudablemente su personalidad y su estilo educativo tuvo un impacto en nosotros y, en mayor o menor medida, permanece en nuestro inconsciente. Es por ello que, ahora como padres, podemos encontrarnos repitiendo patrones, especialmente en momentos de estrés que de algún modo accionan viejos disparadores.
¿Por qué repites el modelo de paternidad de tus padres?
Es todo lo que conoces
En muchos casos es la familiaridad lo que nos lleva a adoptar un estilo de crianza similar al que nuestros padres utilizaron con nosotros. Convertirnos en padres constituye un reto al que nunca antes nos hemos enfrentado. Y los principales referentes en la materia con los que contamos son nuestros propios recuerdos.
Muchas veces no conocemos otros estilos educativos, no contamos con modelos diferentes. Por tanto, de forma automática las reacciones que acuden a nosotros son las que internalizamos durante nuestra propia crianza. Si queremos que nuestro pequeño se duerma le cantaremos la misma canción de cuna que nos cantaron a nosotros. Y cuando tenga una rabieta, nuestro primer impulso de actuación será el que vimos de nuestros propios padres.
Te parece adecuado
La segunda opción es que sí hayas investigado, leído y encontrado otros estilos de crianza y sin embargo, el que tus padres emplearon contigo te parezca el más adecuado. Quizá, tras una seria reflexión, hayas decidido repetir su modelo de paternidad porque concuerda con los valores que deseas transmitir a tus hijos.
Puede que recuerdes tu infancia como una etapa realmente agradable y consideres que tus padres hicieron un magnífico trabajo. Si te dieron la atención, el afecto, el apoyo y las herramientas para hacerte fuerte y capaz, es lógico que desees seguir sus pasos para con tu hijo.
No te das cuenta
La última posibilidad (y la que refleja a la mayoría de personas) es que no te estás dando cuenta de que estás siguiendo patrones. En esta situación tú has analizado tu etapa infantil y la actuación de tus padres durante la misma y no deseas repetirla. Tus principios morales no casan con el modelo educativo que adoptaron tus padres y tratas de hacer las cosas de forma diferente.
Sin embargo, todos somos humanos y es imposible tener un estricto control sobre nuestros actos y emociones todo el tiempo. Es posible que en determinadas circunstancias, sobre todo en aquellas que te hacen sentir sobrepasado, te encuentres repitiendo esa actitud que tanto te hería o te enfurecía de tus padres.
Probablemente, con una posterior reflexión en frío percibas lo que ha ocurrido y comiences a sentirte culpable por haber caído en aquello que siempre juraste que no harías. Trata de ser indulgente contigo mismo, los patrones adquiridos durante la infancia están muy arraigados y actúan como un resorte en muchas ocasiones. Lo importante es ser capaz de rectificar.
¿Cómo dejar de repetir ese modelo de paternidad?
A excepción del segundo caso, en el que conscientemente eliges ese modelo educativo para tus hijos, en los otros dos es necesario tomar cartas en el asunto. Criar a un niño es una tarea compleja y de gran relevancia, por ello has de hacerlo de una forma responsable. No puedes elegir el estilo educativo que consideres más adecuado si solo conoces el que aplicaron contigo. Por ello infórmate, lee, explora otras opciones de crianza. Una elección solo es libre cuando es informada.
Por otro lado, si has decidido seguir otro camino y aún así caes en repeticiones, puede deberse a qué no cuentas en tu repertorio de conducta con alternativas de actuación. Trata de identificar aquellos casos que te desbordan y te hacen perder el control y planea de antemano la forma en qué quieres reaccionar. Tener claro en tu mente lo que deseas hacer, facilitará en gran medida que esa conducta aparezca en el momento preciso.
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