El síndrome del miembro fantasma
El síndrome del miembro fantasma se caracteriza por sensaciones fantasmas en miembros que han sido amputados. Estas sensaciones pueden hacer sentir que la parte faltante del cuerpo sigue presente y es funcional (su cerebro sigue trabajando con ella). También pueden presentar dolor, ardor, comezón, calambres y hasta parálisis del área afectada.
Este síndrome puede llegar a padecerlo alrededor del 60% de las personas que han perdido alguna parte de su cuerpo. Las extremidades son las partes del cuerpo que más generan este fenómeno, pero también pueden sentirse al perder un ojo, un diente o un seno. La mayoría de las personas afectadas presentan fuertes dolores, haciendo prácticamente insoportable la falta de la parte del cuerpo restante.
El término del síndrome del miembro fantasma fue acuñado por el médico Sila Weir Mitchell en 1871. Quien se dio cuenta, al tratar a varios soldados de la guerra civil estadounidense, que la mayoría de los amputados seguían sintiendo la presencia de extremidades que realmente ya no tenían. Ahora veremos los síntomas, las posibles causas y los tratamientos del síndrome del miembro fantasma.
¿Qué siente la persona que sufre el síndrome del miembro fantasma?
Las sensaciones que pueden llegar a sentir las personas que sufren del síndrome del miembro fantasma son muy variadas. Muchas de las sensaciones dependen de la situación en la que el individuo perdió alguna de las partes de su cuerpo. Sin embargo, se puede decir que las sensaciones más comunes son:
- Dolor recurrente o puntualizado.
- Presencia de la parte del cuerpo faltante y plenamente funcional.
- Entumecimiento del área afectada.
- Hormigueos que pueden llegar a ser calambres.
- Sensibilidad al frio y al calor.
- Sensación de deformidad, la parte del cuerpo está pero no es la misma.
- Movimiento de los dedos de las manos y los pies en los casos de la pérdida de estas extremidades.
El dolor es la sensación más recurrente de las personas que padece el síndrome del miembro fantasma. Además, al ser crónico, se denomina dolor del miembro fantasma. Este dolor puede ser punzante, persistente e incluso se puede llegar a sentir como si la parte del cuerpo faltante ardiera.
El dolor del miembro fantasma puede empeorar cuando el paciente está estresado o demasiado cansado. También puede intensificarse al ejercer presión sobre el muñón o parte del cuerpo que todavía existe del brazo y las piernas. Esto puede producirse por el uso de una extremidad artificial que no encaja adecuadamente o es de mala calidad.
Causas del síndrome
Se desconoce cuál es las causa exacta del síndrome del miembro fantasma; así, se barajan varias hipótesis. Durante mucho tiempo se pensó que su origen era una combinación de factores biológicos y psicológicos. Considerándose en muchos casos como una ilusión mental, producto del estrés postraumático tras perder alguna parte del cuerpo. Ahora hay nuevas teorías sitúan el origen en varias áreas del cerebro.
Actualmente, se presume que el origen de este síndrome es producto de la reorganización cerebral que se ejecuta después de la perdida de una de las partes del cuerpo. En otras palabras, el cerebro debe reacomodar los cables nerviosos para ajustarse a los nuevos cambios del cuerpo.
Esto genera que durante un tiempo el cerebro aún tenga un área dedicada a la parte del cuerpo faltante. Por lo tanto, las personas amputadas pueden llegar a sentir sensaciones como si la parte faltante aún estuviera allí.
La duración de la reacomodación cerebral para aceptar neurológicamente la falta de una parte del cuerpo depende de varios factores. Como, por ejemplo, el nivel de daño en los nervios que unían al miembro con el cerebro, así como la memoria física del dolor previo a la amputación en caso de infección o coágulos.
Posibles tratamientos
La mayoría de los casos del síndrome del miembro fantasma, sobre todo los que presentan dolor, suelen desparecer con la intervención. Sin embargo, en los pocos casos de dolor persistente en el miembro fantasma el tratamiento puede llegar a ser desafiante.
Durante décadas se han desarrollado infinitud de tratamientos para este síndrome y el dolor crónico asociado. Desde medicamentos analgésicos y antidepresivos, hasta estimulación nerviosa y cerebral.
Lamentablemente, estos tratamientos no son siempre eficaces: atenúan el dolor, pero no lo hacen desaparecer, o lo retrasan en el tiempo.
En la década de los 90 se desarrolló la terapia de retroalimentación visual, la cual tiene resultados prometedores. Fue creada por el neurólogo V.S. Ramachandran, y consiste en emplear espejos para crear la ilusión de presencia de la parte del cuerpo perdida.
Genera una retroalimentación visual que permite al paciente “cumplir” con las señales motoras que envía el cerebro. De esta manera, con determinados ejercicios frente al espejo, el dolor puede disminuir inmediatamente, e incluso desaparecer completamente después de unas cuantas sesiones.
En la última década también se han implementado algunos avances tecnológicos para tratar el síndrome del miembro fantasma. Por ejemplo, la realidad virtual y la realidad aumentada han generado resultados prometedores para la disminución del dolor. El único inconveniente es que, aunque con los años se haya abaratado, el coste de estas tecnologías sigue siendo alto.
Sin embargo, tal como señala un estudio llevado a cabo por neurólogos colombianos, no se ha demostrado plenamente la efectividad de ninguno de estos tratamientos, siendo solo el 10% de los pacientes con dolor del miembro fantasma los que han presentado mejoras a largo plazo.