Síntomas del trastorno de déficit de empatía (TDE)
Los síntomas del trastorno de déficit de empatía (TDE) describen un tipo de perfil muy particular. Es alguien incapaz de salir de la cárcel de su propia mente, de sus propias fronteras psicológicas. No conecta con las realidades ajenas e incluso, en ocasiones, hasta las menosprecia. Son hombres y mujeres a quienes les acompaña el conflicto constante, así como la insatisfacción reiterada.
Es muy posible que al leer esta descripción pensemos casi de inmediato en un narcisista. Sin embargo, y aunque nos resulte sorprendente, la falta de empatía es ese descosido que habita en un gran número de personas sin necesidad obligada de tener esta condición. Podemos incluso estar conviviendo con alguien que responde a estos rasgos y no ser conscientes.
Puede ser, por ejemplo, esa pareja incapaz de ponerse en el lugar del otro y que solo prioriza sus necesidades. Puede ser ese amigo que siempre se enfada porque no vemos las cosas como él o ella los ve y cabe la posibilidad también de que seamos nosotros mismos quienes evidenciemos esta realidad psicológica. Porque la falta de empatía no duele, no se nota, no es como una mancha en el vestido que uno se descubre e intenta retirársela.
Ser empáticos es una capacidad humana que no solo mejora nuestras relaciones sociales, también media en nuestro bienestar. Es importante considerar si tal vez estamos descuidando este sano ejercicio.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno de déficit de empatía (TDE)?
El trastorno de déficit por empatía no aparece en los manuales de diagnóstico. Es decir, no hallaremos su descripción en el DSM V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales). De momento, es solo una propuesta lanzada por el psicólogo empresarial, psicoterapeuta y escritor, Douglas LaBier a través del medio Psychology Today.
Lo que nos explica en este artículo es una idea que él mismo percibe tras décadas de experiencia en el campo de la terapia psicológica y también como investigador del desarrollo humano. Las personas evidenciamos cada vez más una marcada y severa falta de empatía. Esta es una condición psicológica clara y evidente que estamos pasando por alto.
Esa capacidad para proyectarnos en el otro, entender su mundo, conectar con sus emociones y reaccionar de manera acorde a esas necesidades es algo que está fallando en los últimos tiempos. La causa no es tanto realidades como el propio narcisismo antes señalado, el trastorno de espectro autista o el trastorno límite de personalidad. No hace falta sufrir una condición mental para dejar de hacer uso de la empatía.
A veces, el egoísmo, el afán por ser autosuficientes, independientes o por escalar posiciones en nuestra sociedad nos sitúan al borde de ese frío abismo. Descubramos, por tanto, cuáles son los síntomas de trastorno de déficit por empatía (TDE).
Las emociones de los demás incomodan
La empatía tiene tres tipologías y una de ellas es la afectiva, es decir, define nuestra capacidad para detectar, conectar y entender las emociones de los demás. Ahora bien, en el trastorno de déficit por empatía aparece una clara incomodidad ante los sentimientos y emociones ajenas. Molestan, perturban y lo que es peor, se malinterpretan.
Si mi pareja está triste, puedo pensar aquello de “es que siempre está igual, lo que quiere es llamar la atención“. Si mi compañero de trabajo parece molesto o enfadado puedo decirme “que se apañe, sus problemas son cosa suya”. Es decir, a menudo, tras la falta de empatía está esa frontera de quien no desea que otros terminen con su sensación de calma.
Están focalizados en sus propias metas y necesidades
Por llamativo que parezca, el trastorno de falta de empatía suele ser común en aquellos que están focalizados en su desarrollo personal. También en quienes se obsesionan por el campo de la autoayuda. La necesidad de ser independientes, fuertes seguros y asertivos, les motiva para que se focalicen en sí mismos de manera obsesiva. Importo solo yo. Tus problemas son tuyos, yo tengo los míos. Tengo objetivos que cumplir y eso es lo más importante.
Debemos recordar que en ese afán por la autosuficiencia absoluta, lo que se logra a veces es acabar viendo a los demás como antagonistas. La empatía crece cuando somos conscientes de que todos estamos interconectados, que quien está frente a mí es tan importante como yo mismo.
Se relacionan de manera utilitaria
El utilitarismo, el usar y tirar, interesarse solo en actividades que puedan darles beneficios o preocuparse en exclusiva de aquello que les atañe a ellos y únicamente a ellos es otro rasgo de este trastorno. Algo así provoca que sus relaciones se definan por esa liquidez de la que nos habló Zygmunt Bauman. Es decir, crean vínculos muy frágiles con sus parejas o amigos porque se mueven en base a necesidades e intereses momentáneos.
Lo mismo sucede con sus valores, con las preocupaciones sociales o ecológicas. Son las clásicas personas que dicen aquello de “el cambio climático no me interesa. Lo que pueda pasar el día de mañana con el planeta no me incumbe porque yo ya estaré muerto”.
El trastorno de déficit de empatía y la rapidez para enjuiciar y criticar
A veces, descuidamos la función tan prodigiosa que tiene la empatía. Es el engranaje que nos permite ser más cautelosos antes de emitir juicios a la ligera. La persona empática sabe que antes de prejuzgar hay que esforzarse en comprender, en salir de los muros de uno mismo para conectar con lo particular, con lo ajeno y aquello que es de otro.
Sin embargo, alguien con un trastorno de déficit de empatía es raudo en hacer uso de la crítica. Es voraz a la hora de etiquetar, de hacer uso del prejuicio, del reproche… Este tipo de personas ven el mundo a menudo con gran frustración. Porque cuando uno no es capaz de procesar la realidad a través del filtro de las emociones y la empatía, todo desafina, todo es adverso y no merece su confianza.
Para concluir, lejos de ser hábiles en detectar estos factores en quienes nos rodean, tomemos conciencia de un aspecto. Puede que nosotros mismos caigamos a veces en alguna de estas dimensiones. Reflexionemos en ello.
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- Milone, A., Cerniglia, L., Cristofani, C., Inguaggiato, E., Levantini, V., Masi, G., … Muratori, P. (2019). Empathy in youths with conduct disorder and callous-unemotional traits. Neural Plasticity, 2019. https://doi.org/10.1155/2019/9638973