Soul, una maravillosa historia narrada desde el alma
“No sé qué voy a hacer con mi vida, pero sí sé que voy a vivir cada minuto de ella“. La última producción de Pixar ha ido esta vez mucho más allá que Inside Out o Coco. Mientras estas últimas nos invitaban a mirar hacia dentro para entender qué son las emociones o cómo gestionarlas, Soul, en cambio, hace un viaje opuesto.
En esta película ponemos la mirada en el exterior para descubrir qué hace vibrar nuestra alma. Se nos invita a realizar un trayecto que navega entre lo metafísico, lo espiritual y lo psicológico para saber qué nos apasiona y hacer de ello nuestro destino en este mundo a veces demasiado efímero.
Pete Docter, director de esta maravillosa creación, señala que aunque pueda parecer que la narrativa del film vaya más dirigido a los adultos, en realidad no es así. A fin de cuentas, los niños siguen siendo los más hábiles para descifrar y procesar buena parte de los mensajes que se inscriben en este tipo de aventuras audiovisuales.
Son ellos los que, lejos del filtro de la lógica y los condicionamientos sociales, están a tiempo de hacer de sus existencias su pasión, los que deben entender que el mayor propósito de nuestra existencia no es otro que amar la vida en todas sus facetas.
“Aquí las almas no se destrozan, para eso está la vida en la Tierra”.
Soul: más allá de buscar tu “chispa” está saber disfrutar de la vida
Soul empieza presentándonos la vida de Joe Gardner. Este maestro de música de secundaria es un pianista frustrado que ansía por encima de todo dedicarse de manera profesional al jazz. Después de una audición para formar parte de un cuarteto junto a la gran Dorothea Williams, su vida cambia drásticamente. Sucede algo que lo deja suspendido en un nuevo estado.
Joe se desprende de su cuerpo para convertirse de pronto en un alma, en esa entidad etérea que se ve obligada a realizar un viaje épico, profundo y transformador. En esa travesía será testigo del umbral del Más allá y también del Gran Antes. Un escenario de tonalidades lilas donde habitan las almas risueñas que están a punto de nacer y caer al planeta Tierra…
¿Por qué estamos en este mundo? Una pregunta que ya se inscribe en nuestras almas
Joe Gardner tiene un único propósito a lo largo de la película: volver a su cuerpo para poder tocar con el cuarteto de jazz. Esa idea es la que lo lleva a escapar del Más allá para llegar, de manera casual y casi rocambolesca, a convertirse en mentor de una joven alma.
Su misión no puede ser más desafiante: lograr que esa joven entidad encuentre su “chispa”, ese canal y esa pasión que le dará, en apariencia, un camino y un destino en la Tierra.
Importante destacar que la figura del alma es, en realidad, la auténtica protagonista de esta producción. Es esa entidad pura, radiante y de bondad absoluta que recibe antes de llegar al cuerpo infantil una serie de pasos iniciáticos que imprimirán en ella su personalidad y también su chispa. Esas dos dimensiones son, en apariencia, dos claves indispensables para que las almas nonatas puedan nacer.
El estado de flujo y la espiritualidad
Buena parte de Soul se erige bajo una perspectiva metafísica e incluso espiritual. Sin embargo, ninguna de estas dos cosas restan trascendencia al mensaje; es más, lo intensifican y le otorgan mayor sentido. Joe Gardner se ve obligado casi a realizar ese viaje extraterrenal y sobrenatural para poder tener una mayor visión de lo que hasta el momento, ha sido su vida.
Solo cuando se transforma en alma alcanza esa revelación psicológica desde la que entender el sentido de la vida. Importante destacar también la importancia de las experiencias de flujo y esos estados de gracia absoluta, de los que ya nos habló en su día el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi.
Son esos momentos en los que la persona está tan inmersa en la actividad que realiza que todo nuestro mundo desaparece y solo existe el deleite, la concentración… Y por qué no, la auténtica conexión con nuestra alma. Experiencias como la música o incluso disfrutar de una pizza, son situaciones en las que alcanzar ese clímax revelador.
Las almas perdidas, personas que han perdido su chispa
Uno de los conceptos más interesantes de Soul son sin duda las “almas perdidas”. Con esta idea, los directivos y creadores de Pixar nos invitan a reflexionar sobre cómo el ser humano acaba convirtiéndose en un triste espectro carente de vida, impulso y pasión.
Cuando olvidamos, descuidamos o no clarificamos nuestras pasiones y propósitos, caemos en esa suerte de de tristeza oscura en la que asoma el mal humor. Casi sin darnos cuenta nos convertimos en espectros de nosotros mismos, en seres atenazados por el miedo, la ansiedad y la pesadumbre.
Solo cuando se despierta nuestra “chispa” y recordamos nuestras razones para vivir, cae esa piel oscura.
Soul, lo más importante es amar la vida
Durante buena parte de la película, avanzamos junto a Joe Gardner y la joven alma de la que hace de mentor asumiendo que no hay mayor objetivo en nuestra existencia que clarificar cuál es nuestra chispa. Efectivamente, esto es también lo que nos inculcan desde bien temprano a todos nosotros. Descubrir qué nos gusta para hacer de ello nuestra forma de existencia es un objetivo persistente.
Esto se lo recuerda, por ejemplo, la madre de Gardner: debe sentar la cabeza, quedarse con un trabajo estable y poder con ello, ganarse la vida. Ahora bien, en un momento dado, cuando nuestro protagonista alcanza por fin esa meta, surge un vacío inesperado. “Lo he logrado… ¿y ahora qué?”.
Ese es el auténtico mensaje de Soul y el que debe quedar impreso en nuestra alma. Hallar nuestra chispa no es la auténtica meta, lo más importante es amar la vida en todas sus facetas y para ello solo hay que mirar a nuestro alrededor. Escuchar, sentir, mirar, dejarse sorprender, aprender y deleitarse de las cosas sencillas es el verdadero secreto de la felicidad.
Para concluir, Soul es sin duda una de las producciones más profundas, evocadoras y reflexivas de los últimos años. Importante destacar su calidad visual, la magia de la música y el que por primera vez, todo el elenco de sus personajes sea negro. Estamos ante una pieza de indudable belleza que vale la pena descubrir y ver más de una vez.