Vivir deliberadamente, la felicidad según Henry David Thoreau

Lo peor que nos puede pasar según Thoreau, es llegar hasta nuestro lecho de muerte descubriendo que no hemos vivido. Aún estamos a tiempo, vivamos de manera deliberada, existamos con toda el alma, desde la intención, la libertad y la sencillez...
Vivir deliberadamente, la felicidad según Henry David Thoreau
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 25 diciembre, 2020

Vivir deliberadamente… ¿es que no lo hacemos ya? Se preguntará más de uno. En realidad, no siempre. Porque vivir no es solo existir, respirar o mantenernos adheridos a una rutina que difumina las pasiones, que opaca la motivación e incluso el impulso creativo o el principio de libertad. Henry David Thoreau, naturalista, filósofo, ecologista y defensor de la desobediencia civil nos dejó una reflexión sobre esto mismo.

Lo hizo en su ya célebre obra Walden, un libro de culto para muchos y un compendio de idealismos vacíos para otros. Sea como sea, pocas veces adquieren mayor sentido aquellas palabras con las que nos animaba a diferenciar lo importante de lo trivial. Las personas, nos recordaba, estamos inmersas en una suerte de desesperación continuada a la que debemos ponerle fin.

Volver a nuestras esencias, quedarnos con lo mínimo y focalizar la mirada en el momento presente, son formas con las que retirar capa a capa parte de ese sufrimiento que nos ha ido colocando la sociedad actual. Existir, ser y actuar de forma deliberada es, por encima de todo, atrevernos a tomar mejores decisiones

“Fui a los bosques porque quería vivir solo, deliberadamente, para afrontar los hechos esenciales de la existencia.  No quería vivir lo que no era vida. Quería sentir profundamente y extraer toda la médula a la vida, vivir de una forma tan intensa y espartana que pudiese prescindir de todo lo que no era auténtico”.

-Walden, Henry David Thoreau-

¿En qué consiste vivir deliberadamente?

La laguna de Walden está en una pequeña reserva natural de Massachussets. Este es un escenario de singular y serena belleza que muchos turistas visitan de manera frecuente. ¿La razón? Es aquí donde se retiró Henry David Thoreau a mediados del siglo XIX. Este filósofo, graduado en Harvard y representante del trascendentalismo e idealismo, buscó siempre comprender la naturaleza y su relación con la condición humana.

Pasó media vida desafiando la legalidad en muchas áreas de su vida, hasta el punto de tener que volver a su pueblo natal para trabajar en la fábrica de lápices de su familia. No se ajustaba a las normas de la sociedad y defendía una forma de individualismo ascético, algo que difundía en sus múltiples conferencias. Las personas, señalaba, ya somos ricas nada más venir al mundo y la única forma de descubrirlo, es prescindiendo de gran parte de lo que tenemos.

Él mismo lo hizo así, se desprendió de casi todo y huyó al bosque. Lo hizo también casi a modo desafío tras que William Ellery Channing, un pastor puritano, le señalara que la única forma de salvar su alma era devorándose a sí mismo en la soledad de un bosque y construyendo una cabaña. Y, en efecto, para sorpresa de todo,s el 4 de julio de 1845 se fue hasta un bosque propiedad de su amigo, Ralph Waldo Emerson. 

Su objetivo no era otro que vivir deliberadamente, algo que recogió en su ya célebre libro Walden. Analizamos alguna de sus ideas más conocidas.

Menos materialismo y más ser

“Todos los hombres quieren algo que hacer para poder ser”.

-Henry David Thoreau-

Esta es una de las reflexiones más significativas en la filosofía de Thoreau. Bien es cierto que al leerla nos suscita cierta contradicción, porque si hay algo que nos señalan a menudo es que las personas somos aquello que hacemos. Sin embargo, pensémoslo bien. Si deseamos tener una vida deliberada debemos elegir bien a qué dedicamos nuestra existencia.

Henry David Thoreau abogaba por renunciar al materialismo y orientarnos hacia un tipo de vida que nos permitiera ser y sentir.

La necesidad de vivir el aquí y ahora

“No hay nada mejor que pararse en el encuentro de dos eternidades, el pasado y el futuro, que es precisamente el momento presente; esa es la línea que debes seguir”.

-Henry David Thoreau-

En 1845 occidente aún no sabía nada del mindfulness, de la meditación o de esas filosofías que orientaban la atención hacia el momento presente. Sin embargo, Thoreau ya nos invitó en Walden a poner nuestra mirada, intención e interés en el aquí y ahora. En medio de la naturaleza, pocas cosas importan tanto como lo que acontece en este mismo momento.

En el bosque, carece de relevancia el ayer o el mañana, lo verdaderamente trascendente es lo que hagamos ahora para preservar el equilibrio, la calma, la perfección.

Diferenciar entre lo superficial y lo esencial

“¡Sencillez, sencillez, sencillez! Yo digo, que tus asuntos sean como dos o tres y no cien o mil; en lugar de un millón, cuente por media docena, y mantenga sus cuentas en la uña del pulgar… Simplifique, Simplifique”.

Toda vida significativa parte de la sencillez, de saber diferenciar lo superficial de lo esencial, lo importante de lo relativo. Así, y aunque nos cueste creerlo, esta es nuestra eterna asignatura pendiente. Seguimos cargando sobre nosotros un exceso de preocupaciones y una cuota desmesurada de dimensiones que no nos son útiles.

Ser capaces de reducir todo ese ese exceso de equipaje, nos permitiría andar más ligeros y deleitarnos de nuestra existencia y aquí ahora de manera más plena.

mujer en el bosque representando lo que es Vivir deliberadamente

Vivir deliberadamente es tener pasión y recordar que no lo sabemos todo

“Siempre he lamentado no haber sido tan sabio como el día que nací”.

Pasión y misterio. ¿Puede haber algo más excitante a la hora de vivir deliberadamente? En realidad no, pero el problema está en que durante buena parte de nuestros días, no nos permitimos sentir esas realidades emocionales. Nada nos ofrece mayor sentido y propósito que hacer de la pasión nuestro leivmotiv cotidiano, solo así disfrutamos de cada cosa que nos ofrece la existencia.

Por otro lado, hay otro aspecto decisivo: debemos ser lo bastante humildes para darnos cuenta de que no lo sabemos todo, que vivir es aprender cada día y que al hacerlo, al estar abiertos a cualquier descubrimiento y misterio, alcanzamos el bienestar y la satisfacción.

Pocos libros son una invitación tan directa y evocadora a la libertad y a ese tipo de felicidad que parte de la sencillez, como Walden. Es quizá, el primer y más bello trabajo sobre autoayuda escrito por un filósofo que practicó la desobediencia social, pero que a su vez nos legó valiosas lecciones para hallar el sentido existencial.


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  • Maynard, W. Barksdale (2005) Walden Pond: A History. Oxford University Press.
  • Thoreau, David (2012) Walden. Madrid: Tregal
  • Richardson, Robert; Moser, Barry (1986). Henry Thoreau: A Life of the Mind. University of California Press

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