Tecnopatologías o enfermedades 2.0

Tecnopatologías o enfermedades 2.0
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por María Prieto

Última actualización: 19 septiembre, 2020

Tecnopatología es un término que hace referencia a los trastornos de tipo mental, físico y social que están relacionados con el abuso de la tecnología. Entendamos el contexto en el que se han desarrollado las tecnopatologías: la incorporación de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en nuestra vida cotidiana se ha ido produciendo de una forma tan natural como veloz.

No hay duda de la influencia positiva que han tenido en nuestro bienestar, poniendo a nuestro alcance servicios que en otro tiempo (no hace mucho) eran extremadamente costosos, sencillamente imposibles de transportar o consumían una enorme cantidad de lo más preciado: el tiempo.

Ahora, en la palma de nuestra mano o en nuestros bolsillos portamos un instrumento que se ha vuelto imprescindible. Nos facilita un montón de tareas, desde comunicarnos con las personas de nuestro entorno más cercano hasta consultar la mayor enciclopedia del planeta; observar un mapa mundial con un nivel de detalle que sería físicamente imposible trasladar a papel o medir nuestra actividad física, las calorías que consumimos, recordarnos cuando debemos rehidratarnos…

“La tecnología es siempre un arma de doble filo. Traerá muchos beneficios, pero también muchos desastres”.

-Alan Moore-

Mujer con el móvil viendo las apps de psicología

Tecnopatologías o cuando el uso de las TIC se convierte en adicción

¿Qué ocurre cuando no sabemos gestionar adecuadamente esta ingente oferta de servicios que nos propone la tecnología? ¿Qué sucede cuando pasamos de aprovechar lo que la tecnología nos ofrece a ser esclavos de ella? Afortunadamente, en la mayoría de las ocasiones no nos encontramos realmente ante un trastorno adictivo; es decir, no existe una dependencia patológica de las TIC, pero es necesario estar alerta ante las primeras señales que observemos.

Las tecnopatologías hace referencia a los trastornos mentales, físicos y sociales que tienen que ver con el abuso de las tecnologías.

¿Nos encaminamos a un mundo repleto de tecnopatologías?

El abuso o uso inadecuado es la forma de relacionarnos con las tecnologías en las que bien por la cantidad de tiempo, o la frecuencia, o por el uso, comienzan a manifestarse consecuencias negativas para el usuario y su entorno. Estas son algunas señales de alarma que debemos tener en cuenta a la hora de reconocer que existe una adicción con las tecnologías:

  • Se incrementa la cantidad de tiempo que la persona necesita estar conectada para conseguir satisfacción.
  • Se produce una incapacidad para concentrarse en las tareas cotidianas al ser interrumpidas por los mensajes, correos electrónicos y la necesidad continua de “estar conectado”.
  • Es evidente el cambio en los hábitos de vida estrictamente relacionados con la adicción, lo que aumenta el deseo de seguir conectado. Si no se logra alcanzar aquello que es necesario para alimentar la adicción, se puede llegar a estados de ansiedad y estrés.
  • El pensamiento se distorsiona influenciado por la conducta adictiva y se crea una espiral de consumo. Además, también pueden aparecer distorsiones afectivas ya que dejan de tolerarse determinadas emociones y se crean dificultades para poder identificar o interpretar los propios sentimientos.
  • Se puede llegar a un abandono de actividades lúdicas u obligaciones. Buscan excusas para permanecer durante más tiempo conectados (absentismo laboral, pérdida de pareja o amigos).
  • Se producen situaciones de autoengaño sobre el tiempo y frecuencia de conexión. Puede ocurrir el caso de sufrir confusión entre la vida virtual y la real, desconfigurando el concepto de prioridades.
Personas adictas al móvil

Consejos para prevenir la tecnoadicción, la más común de las tecnopatologías

Si te has planteado alguna vez si perteneces al colectivo de los “enganchados” a las tecnologías procura seguir esta serie de recomendaciones para mantener una buena salud digital.

  • Fija un momento y un horario para utilizar el teléfono móvil o cualquier otro dispositivo. Si vas a jugar a la consola, puedes establecer una hora concreta para finalizar. Así mismo, puedes reservar un tiempo para devolver llamadas o mensajes.
  • Concentra tus ideas o respuestas en un solo mensaje. Piensa en lo que quieres expresar y trata de resumirlo en una sola comunicación.
  • Limita el número de aplicaciones. Es mejor tener a nuestro alcance las aplicaciones que utilizamos a menudo, ya que si descargamos demasiadas se ralentizan nuestros dispositivos con la consiguiente pérdida de tiempo.
  • Evita el aislamiento social por culpa de las tecnologías. Disfruta de tu tiempo de ocio y relaciónate con gente.
  • Respeta el tiempo de los demás. No hagas llamadas o cojas el teléfono cuando estés acompañado. No coloques el móvil sobre la mesa en comidas o cenas así evitarás tentaciones.
  • Procura que las redes sociales no te enganchen. Participa en los grupos que creas imprescindibles y plantéate si es necesario contestar u opinar sobre todo lo que se escribe.
  • Evita que las tecnologías te roben horas de sueño y descansa correctamente. Intenta, en la medida de lo posible, no tener aparatos electrónicos en tu dormitorio.

No hay duda de que vivimos en la sociedad de la información y de la comunicación, pero informarnos y comunicarnos no son nuestras únicas necesidades. Mantened un equilibrio, de manera que la inquietud por cubrir estas dos, más demandantes por la tecnología, no termine por impedir la satisfacción de otras más o igual de importantes. Así, en nuestra mano está convertir la tecnología en un instrumento que aumente nuestra calidad de vida, impidiendo con el control de su uso que se convierta en aquello que termine con ella.

“El verdadero peligro no es que los ordenadores comenzaran a pensar como los hombres, sino que los hombres comenzaran a pensar como las ordenadores”.

– Sydney J. Harris-


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.