Teoría de la elección racional: ¿cómo de lógicas son nuestras decisiones?
La teoría de la elección racional es un conjunto de ideas sistemáticas que nacieron en el área de la economía y pretendían explicar cómo las personas toman decisiones. Dicho cuerpo teórico fue integrado más tarde en la psicología y la sociología, con el mismo objetivo. Es decir, explicar los mecanismos por los cuales las personas eligen unas opciones y desechan otras.
Según la teoría de la elección racional, las personas siempre escogen aquellas opciones que implican un menor coste y un mayor beneficio. Esto aplica tanto para sus decisiones económicas, como para todas las áreas. En ese sentido, el ser humano es alguien básicamente egoísta e individualista.
“El individualismo agresivo no es el que va a impulsar bien a la Humanidad sino que la va a destruir. Es la fraternidad humana la que hará posible la grandeza”.
-José María Arguedas-
Otro de los aspectos centrales en la teoría de la elección racional es la idea de que, como el mismo nombre lo dice, la razón es la que dirige el proceso de escoger entre una opción y otras. Plantean que las selecciones son coherentes con nuestras preferencias y necesidades personales. Por eso mismo tienen una lógica intrínseca.
Origen de la teoría de la elección racional
La teoría de la elección racional aparece a mediados del siglo XX en Estados Unidos. Desde el principio estuvo muy asociada al tema político. En el fondo era una búsqueda de sustentación para la idea de que el capitalismo es coherente con la naturaleza humana. En el capitalismo cada quien busca su máximo beneficio. La teoría, por su parte, buscaba mostrar que esto también ocurría en cada ser humano.
Hubo muchos investigadores y académicos que contribuyeron a dar forma a esta teoría. Sin embargo, fue Kenneth Arrow quien desarrolló estas ideas al máximo. Por su trabajo recibió el Premio Nobel de Economía en 1972. Lo que Arrow quiso probar es que no existe algo a lo que se le pueda llamar “el interés colectivo”, sino que todos los intereses son individuales.
En tanto se trata de un cuerpo teórico que pretende explicar el comportamiento humano, la teoría de la elección racional rápidamente capturó el interés de otras disciplinas. En particular, de la psicología y la sociología. No obstante, en los dos ámbitos ha recibido fuertes críticas.
La racionalidad en las elecciones
Para la teoría de la elección racional, la lógica de cualquier decisión es la de buscar el máximo beneficio propio y el menor coste. Esta en realidad es la lógica del empresario. No se puede discutir que la racionalidad del empresario es esa: ganar más, invirtiendo lo mínimo posible. Sin embargo, muchos teóricos han planteado una pregunta: ¿solo se debe entender como “racional” aquello que coincide con la racionalidad económica? ¿Por qué es irracional lo que no se ubique dentro de esa lógica?
Desde esta teoría, las sociedades son conjuntos de personas que se disputan los bienes existentes, los cuales son limitados. Por eso cada quien solo piensa fundamentalmente en sí mismo. De ahí que a la hora de tomar una decisión anteponga sus intereses y solo sus intereses. Sin embargo, no todas las sociedades han sido así a lo largo de la historia.
Por lo tanto, según la teoría de la elección racional, la razón es el eje que guía nuestras decisiones, por un lado. Por el otro, esa misma racionalidad impide que elijamos algo que perjudique nuestros intereses, en función de los intereses de los demás. Todo lo no egoísta es irracional.
Los imaginarios y la racionalidad
No hay algo que pruebe que la naturaleza humana sea exclusivamente egoísta. De hecho, la sociedad humana solo es posible en función de un margen mutuo de solidaridad. Si no fuese así, básicamente las sociedades nunca hubieran sido posibles. Por lo tanto, es claro que en el ser humano existen fuerzas intrínsecas que lo hacen egoísta y solidario a la vez.
De otro lado, se ha descubierto que las personas tienden a tomar sus decisiones en función de la forma como les es presentado el tema de los beneficios y las pérdidas. Esa presentación no es necesariamente racional. Cuando se dice que algo es más escaso, o de menor riesgo, tenderás a optar por inclinarte hacia eso. Sin embargo, que lo digan no significa que necesariamente sea así.
Muchas corrientes de la psicología plantean que el componente irracional del ser humano es muy alto. También que ese componente irracional determina la conducta en un sinfín de ocasiones. Por lo tanto, no todas las decisiones pueden explicarse en función de una racionalidad egoísta. Lo provechoso o no de una elección depende de los imaginarios en torno a los beneficios y los costes. Y no necesariamente esos imaginarios son razonables.