The Rocky Horror Picture Show: revolución y liberación sexual
The Rocky Horror Picture Show es un musical creado por Richard O’Brien y que contó con una adaptación cinematográfica en 1975, considerada película de culto. La película va acompañada de una banda sonora que se ha convertido en todo un clásico; además, les abrió el camino a los actores Susan Sarandon y Tim Curry.
The Rocky Horror Picture Show es una película peculiar desde el principio, va desde lo cómico hasta la ciencia ficción, parodia el cine de serie B y las antiguas películas de terror. Su presentación va muy ligada al misterio y al terror, pero con cierto aire “cutre”, surrealista y cómico que la convierten en una cinta muy especial.
No gozó de gran popularidad en su estreno, pero con el paso del tiempo se convirtió en todo un mito que ha perdurado hasta nuestros días. Se trata de una película que no debemos tomarnos demasiado en serio, que nos sumerge en un ambiente carnavalesco y atípico. Puede gustar o no, pero sin duda no deja indiferente a nadie.
Arranca la locura
Unos llamativos labios rojos cantan la canción que dará comienzo a la película, una introducción casi hipnótica que nos llamará la atención, que recuerda a las antiguas películas de terror de serie B y que nos enganchará a lo que está por venir.
La historia cuenta con un criminólogo que será el narrador, el mismo que nos advierte que vamos a presenciar algo espeluznante y totalmente fuera de lo habitual. Nos presenta a una joven pareja de prometidos Brad y Janett, estos personajes son el claro ejemplo de lo que estaba “bien visto” y socialmente aceptado en la época. Todo ello, llevado al extremo, porque estamos en una película donde el término medio brilla por su ausencia.
La joven pareja se ha hecho la promesa de no mantener relaciones hasta llegar al matrimonio, Brad le pide a Janet que se case con él en la boda de unos amigos. Vemos a estos personajes bastante ridiculizados, declarándose su amor de una forma tan “cursi” que resulta más cómica que romántica. Ambos deciden ir a visitar a un antiguo profesor, llamado Dr. Everett Scott, para darle la feliz noticia.
En su camino, se encuentran con una fuerte tormenta y no pueden proseguir su viaje, perdidos en medio de la carretera, ven una luz y respiran aliviados ante la posibilidad de pedir ayuda. Pero nada más lejos de la realidad, el destino les conduce a un extraño y siniestro castillo cuyos habitantes son más que peculiares.
Aquí, conoceremos a Magenta y Riff Raff, dos sirvientes del castillo, a Columbia y al Dr. Frank-N-Furter, un extraño científico travesti. Frank-N-Furter, clara alusión a Frankenstein, invita a los recién llegados a su gran fiesta, pues han llegado en un día muy especial porque va a presentar al mundo a su nueva creación, Rocky: un hombre joven, rubio y musculoso.
Brad y Janet tratarán desesperados de comprender la situación, pues se ven envueltos en una especie de fiesta donde todos son extraterrestres provenientes del planeta Transexual en la galaxia de Transilvania. Todo muy normal, vamos.
La liberación sexual en The Rocky Horror Picture Show
El sexo ha sido un tema tabú durante mucho tiempo, incluso, actualmente lo es en algunos entornos, pero es algo innato, es algo que va más allá de cualquier tabú que se imponga. La represión y la liberación sexual jugarán un papel fundamental en la película, así como la aceptación de la homosexualidad, bisexualidad, transexualidad…
Todo ello desde la comicidad, nos muestra una especie de mundo al revés, donde lo normal no es ser heterosexual; donde Brad y Janet, socialmente aceptados en su mundo, serán los extraños. Es decir, convierte lo que se consideraba “normal” en extraño y normaliza lo diferente.
Se trata de una contraposición, de un choque brutal entre ambos mundos, de dos extremos totalmente opuestos. Debemos pensar que la película es de 1975 y que, para su época, fue algo totalmente innovador; se salía de todos los cánones y, aún hoy, nos resulta cuanto menos peculiar. Se trata de una película que abriría el camino a explorar otras realidades y permitiría la creación de otros musicales, como Priscilla, reina del desierto.
La normalización y liberación de la sexualidad es algo tardía, llega a finales del siglo XX y, aún ahora, queda mucho por hacer, pues todavía sigue habiendo muchos prejuicios, tabúes y discriminación hacia homosexuales, bisexuales o transexuales. Pero, ¿siempre fue así?
Es curioso que, actualmente, nos escandalicemos con obras como 50 sombras de Grey, que generen polémica y que lo veamos como algo novedoso, cuando ya en la Edad Media, encontramos cuentos como el de Rústico y Alibech en el Decamerón de Boccaccio cuya lectura es mucho más incómoda y escandalosa que las sombras de Grey. En la misma línea, aunque más escalofriante, tenemos al Marqués de Sade y sus 120 jornadas de Sodoma del siglo XVIII, donde tortura, sexo, coprofagia y todo lo que la mente humana pueda llegar a imaginar están muy presentes. Todo esto, lo explora en profundidad Michel Foucault en su obra, dividida en tres tomos, Historia de la sexualidad.
“Si el sexo está reprimido, es decir, destinado a la prohibición, a la inexistencia y al mutismo; el solo hecho de hablar de él, y de hablar de su represión, posee un aire de transgresión deliberada”
-Michel Foucault, Historia de la sexualidad-
De la invisibilidad al culto
Podríamos decir que había cierta invisibilidad o parón en la década en la que se estrenó para tratar el tema de la sexualidad y The Rocky Horror Picture Show utilizó la parodia, el cine y la música para volver a hablar del tema. La película ni siquiera se pasó en todos los cines, no tuvo una gran aceptación. Sin embargo, con el tiempo, se convirtió en todo un reclamo.
El reclamo fue tal que algunos cines solo proyectaban esta película y lo hacían de una forma peculiar, la audiencia participaba e imitaba algunas escenas de los personajes. Se convirtió en toda una tradición, donde se contrataban actores, el público acudía disfrazado e interactuaba con la propia película.
Cabe destacar que esta tradición se mantiene a día de hoy, que esta película sigue viva y se sigue pasando en algunos cines de nuestras ciudades. Todavía se organizan estas noches, la gente se sigue disfrazando y se tira arroz cuando aparece la boda en escena o el público se tapa la cabeza con un periódico cuando lo hacen Brad y Janett para refugiarse de la lluvia. Existen clubs de fans de la película, se ha pasado de generación en generación y hay un culto increíble hacia este musical.
Y lo espectacular es que no ha sido por intervención mediática, sino por el boca a boca, por la propia gente que comenzó a interactuar, a bailar el Time Warp y a acudir disfrazada a las proyecciones de la misma.
Es tal la repercusión de The Rocky Horror Picture Show que, en 2016, se realizó una adaptación para televisión, y lo novedoso fue la inclusión de una actriz transexual, Laverne Cox, en el papel de Frank-N-Furter, además, contó con la intervención de Tim Curry, el Frank-N-Furter de 1975. Del mismo modo, la serie Glee realizó un episodio donde se homenajea a la misma, y podría seguir nombrando infinidad de homenajes y referencias a esta peculiar película.
The Rocky Horror Picture Show es un musical que no pasa de moda, que sigue estando de actualidad, que supuso una revolución y liberación sexual cuya esencia sigue perdurando en nuestros días. Es una de esas películas en las que cada vez que la ves, descubres algo nuevo que habías pasado por alto. Creó un nuevo estilo de ir al cine y de visualizar una película, su banda sonora dejó huella y abrió el camino a toda una serie de películas y musicales que continuarían esta línea. Sin duda, es una película que hay que ver, al menos, una vez en la vida.
“Los humanos son solo insectos arrastrándose por la superficie del planeta”
-Criminólogo, The Rocky Horror Picture Show-