Theodor Reik y la separación entre psicoanálisis y medicina
Theodor Reik no solo fue un psicoanalista destacado, autor de importantes escritos y agudas reflexiones, sino que también marcó un hito definitivo en la historia del psicoanálisis. Su caso permitió que la práctica analítica no quedara reservada únicamente a los médicos, sino también a los legos. Este es uno de los grandes sellos distintivos del psicoanálisis.
A Theodor Reik se le deben importantes aportes a la teoría psicoanalítica. Trabajó en detalle el tema de “lo inquietante”, un aspecto que forma parte de las reflexiones de Sigmund Freud en torno a “lo ominoso”. Así mismo, trabajó el concepto de los criminales por culpa, es decir, aquellos que trasgreden la ley con el objetivo inconsciente de ser castigados.
“El trabajo y el amor, estos son los conceptos básicos. Sin ellos hay neurosis”.
-Theodor Reik-
En total, Theodor Reik escribió más de 100 textos, entre ensayos y libros. Entre sus obras más conocidas están La compulsión de confesar, El asesino desconocido, y El masoquismo del hombre moderno. Desafortunadamente, en vida no logró el éxito que alcanzó décadas después de su muerte.
Theodor Reik, sus primeros años
Como la mayoría de los psicoanalistas de aquella época, Theodor Reik provenía de una familia judía. La suya era de ascendencia modesta y origen austriaco. Reik nació en Viena, el 12 de mayo de 1888. Durante su infancia fue testigo de varios álgidos conflictos entre su padre y su abuelo. Uno era un librepensador y otro un religioso casi fanático.
La madre de Reik era inestable emocionalmente. Padeció una fuerte depresión, aspecto que marcó también la infancia del futuro psicoanalista. Cuando tenía 18 años, su padre murió. Esto lo obligó a trabajar para sustentar a la familia. La situación lo llevó a una crisis de angustia , en la que se hacía tremendas autoacusaciones y se infligía mortificaciones.
En medio de muchas limitaciones, logró obtener un título en Filosofía y letras. Su tesis de grado versó sobre La tentación de San Antonio, una obra de Gustave Flaubert. Sus estudios y sus inquietudes emocionales lo acercaron a la teoría psicoanalítica. Conoció personalmente a Sigmund Freud y entre ellos se forjó un vínculo que duró siempre.
Theodor Reik, el hijo espiritual de Freud
Freud se negó a tomar a Theodor Reik en análisis. Decidió derivarlo hacia otro de los psicoanalistas más cercanos de su círculo, Karl Abraham. El propio Freud pagó su psicoanálisis. De hecho, fue más allá. Lo tomó bajo su protección y le enviaba una mensualidad para que solventara sus gastos. Reik, que pronto comenzó a fungir como psicoanalista, tenía problemas para ejercer su labor, dado que no era médico.
Fue en ese entonces cuando Reik colaboró con la obra de Freud, en particular analizando el tema de El espanto. Sus aportes fueron muy bien recibidos y quedaron registrados en dos importantes documentos sobre el tema: uno, publicado en 1924 y otro, en 1929.
Fue tan estrecha la relación de Theodor Reik con Freud , que incluso en el círculo vienés bromeaban llamándolo “símil Freud”. Esto se debía a que Reik se vestía como Freud, arreglaba su barba como él, hablaba como él y hasta fumaba los mismos cigarros del padre del psicoanálisis. Freud, por su parte, reconoció ese “deseo de padre” de su discípulo y lo convirtió en su hijo espiritual.
El psicoanálisis no médico
En 1925 estalló un célebre juicio contra Theodor Reik. Se le prohibió ejercer el psicoanálisis por no ser un profesional en medicina. Este caso desató una fuerte polémica en el movimiento psicoanalítico. Un sector de este se mostraba contrario a la idea de que los legos pudieran ejercer el psicoanálisis. Casi todos ellos eran estadounidenses. Otro sector, casi todo de europeos, aceptaba que los legos ejercieran la práctica analítica.
La controversia llevó a que Sigmund Freud publicara un escrito sobre el tema, al cual llamó: ¿Pueden los legos ejercer el análisis? El debate cobró importantes dimensiones. Reik decidió instalarse en Berlín, convencido de que allí podría ejercer el psicoanálisis. Sin embargo, la llegada de los nazis lo obligó a emigrar primero a Holanda y luego a Estados Unidos.
Los psicoanalistas norteamericanos nunca lo aceptaron como uno de los suyos. Esto llevó a Theodor Reik a desarrollar la tesis de “la tercera oreja”. Según esta, el psicoanalista trabaja básicamente con su intuición, la cual constituye el eje de su labor contratransferencial. Reik murió por problemas cardiacos, el 31 de diciembre de 1969.
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