7 tipos de desmotivación que deberías conocer

A veces la falta de motivación se debe a la angustia y la incertidumbre hacia el futuro, otras a no tener unos valores claros. No obstante, la ciencia nos dice que detrás de la desmotivación constante está la depresión mayor.
7 tipos de desmotivación que deberías conocer
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 abril, 2022

Apatía, agotamiento físico, sensación de bloqueo, desgana, desilusión… Hay muchos tipos de desmotivación y, aunque todas tienen que ver con nuestro estado de ánimo, hay pequeñas particularidades que la diferencian. Un ejemplo, pueden darse estados en los que esa carencia de energías, recursos y enfoque emocional trazan los cimientos de un trastorno depresivo.

Otras veces, esa ausencia de ímpetu vital no responde más que a una crisis momentánea, a esa falta de propósitos que más tarde, reorientamos para trazar nuevas metas e ilusiones en el horizonte. Ahora bien, es importante atender en todos los casos esta experiencia porque más allá de la bruma aparente del aburrimiento, pueden esconderse realidades muy serias.

El niño desmotivado en el aula es a veces un chico o una chica con altas competencias intelectuales que no ve saciadas sus expectativas. El empleado que acude cada día sin ánimos a su trabajo puede que esté lidiando en silencio con un problema mental. Así, la persona que cada vez siente menos motivación en su relación de pareja, es posible que haya perdido la chispa del amor en ese vínculo.

Es importante desgranar esta experiencia física y psicológica para saber qué hay detrás de esa niebla. Solo así podremos ayudarnos mucho mejor.

La falta de motivación por no tener unos valores claros y definidos, suele ser la forma más común de apatía y determinación cotidiana.

Hombre cansado experimentando uno de los tipos de desmotivación

Tipos de desmotivación: no toda la falta de ánimo y energía tiene el mismo origen

Hay quien dice que la desmotivación es como la nieve. Cuando se derrite y la observamos bajo un microscopio, descubrimos que cada copo tiene una forma particular y única. Con esta dimensión psicológica sucede lo mismo. Cuando se desvanece nuestra motivación lo hace por razones muy concretas, pero tendemos a experimentar esta vivencia de manera similar en cualquiera de sus formas.

Porque la desmotivación colapsa la mente, ralentiza el pensamiento, se adhiere al cuerpo y también lo vuelve lento y terriblemente pesado. Por otro lado, hay un hecho muy llamativo. La persona sin motivación es duramente señalada, se la etiqueta de vaga, débil y poco entusiasta… Como si fuera siempre voluntad de uno perder las ganas, las ilusiones y esas emociones de valencia positiva que tanto nos fortalecen.

Es importante conocer los distintos tipos de desmotivación para saber que no siempre depende de uno mismo derivar en este tipo de situaciones.

1. El miedo que arrincona e inmoviliza

Estudios como los realizados en el Instituto de Tecnología de California (Estados Unidos) recuerdan que la biología del miedo tiene un fin: orientarnos hacia unas conductas muy concretas, como es la huida o bien el ataque. Podríamos decir que lo que sentimos es una “motivación” por escapar de lo que inquieta o preocupa.

Sin embargo, lo que también se evidencia es una desmotivación absoluta por cualquier otra cosa. El miedo nos frena, nos inmoviliza y nos impide movernos hacia delante. No podremos trazar nuevas metas para el día de mañana cuando nos inquieta lo que nos rodea.

2. Los propósitos que te propusiste no eran los adecuados

Uno de los tipos de desmotivación más común está en percibir que eso que nos habíamos propuesto no era lo más acertado. Puede que decidieras irte a un país nuevo a trabajar y esa idea no haya salido bien. Es posible también que la meta por aprobar esa oposición, sea en tu mente un imposible y te replantees otras cosas… Es momento de calibrar tus expectativas y objetivos.

3. Desmotivación por falta de valores

No todos sabemos qué esperar realmente de la vida. Cuando no están claros los propósitos vitales nada se sostiene, la ilusión se llena de grises y andamos por nuestra cotidianidad sintiendo vacíos y desmotivaciones. Es preciso clarificar nuestros significados existenciales para nutrir las esperanzas y las ganas por hacer cosas…

4. Tipos de desmotivaciones: la falta de control

Hay épocas en las que percibes que no tienes control sobre nada de lo que te rodea. No importa que te esfuerces enormemente para lograr algo, al final las cosas no saben bien. Son esos días en los que emerge la indefensión, la sensación de que todo está en manos del destino y no de ti mismo.

En estas circunstancias es preciso asumir que si bien es cierto que nadie tiene el control absoluto sobre lo que le rodea, sí tememos control sobre nosotros mismos.  Reaccionar de manera más resiliente puede encender de nuevo nuestra motivación.

5. La depresión mayor encubierta

Falta de motivación para movernos, para realizar las tareas cotidianas más básicas como ir al trabajo. Incapacidad para tomar decisiones, ponernos objetivos, desmotivación en las relaciones sociales, en el ocio, en cualquier actividad que antes era apasionante para nosotros…

Desde la Queen’s University de Canadá nos indican en un estudio que cuando se combina la desmotivación física con la cognitiva durante más de un mes podemos estar ante una depresión mayor encubierta.

6. Estás asumiendo demasiadas obligaciones y has llegado al límite

Nuestro nivel de energía tiene un límite y a menudo lo sobrepasamos. Ocurre cuando queremos llegar a todo el mundo, cumplir cada tarea con eficacia, dar buena imagen de competencia y tener satisfechos a los nuestros.

El intento por asumir todas estas dinámicas es agotador e infructuoso. Tarde o temprano llega uno de los tipos de desmotivación más comunes, el generado por el agotamiento y la frustración.

Hombre triste experimentando uno de los tipos de desmotivación

7. Desmotivación por soledad o aislamiento

La chispa de las ilusiones, las motivaciones y los propósitos cotidianos no parten en exclusiva de nosotros mismos. Muchas veces nos sentimos reforzados por el apoyo ajeno. A menudo, nos inspiran los amigos, los compañeros de trabajo, la familia y esas personas que queremos. Sentirnos apoyados en el día a día nos confiere aliento y esperanza. 

Por ello, experimentar cierta soledad o aislamiento en algún momento de nuestra vida también trae consigo esa desmotivación que como el óxido se instala en la cotidianidad quitando el brillo de casi cualquier cosa. Son estados ante los que es necesario reaccionar y actuar. Porque en caso de permitir que nos acompañen durante semanas o meses, podemos llegar a estados psicológicos muy invalidantes.

Actuemos ante la desmotivación, hallemos nuevos refuerzos y fortalezas en nosotros para recobrar las ganas por movernos con la vida…


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