Tonino Guerra, biografía de un poeta profundamente humano
A Tonino Guerra se le conoce, fundamentalmente, como guionista. Detrás de varias películas de los grandes del cine italiano, como Fellini o Antonioni, se encontraban los guiones de este fabuloso poeta. Solo en las últimas décadas de su vida se decidió a publicar sus poemas y dar a conocer esa faceta suya en toda su plenitud. Dejó asombrado al mundo.
Se dice que fue precisamente la fuerza de sus imágenes poéticas lo que llamó la atención de los grandes directores italianos. En otras palabras, Tonino Guerra siempre fue un poeta. Lo que sucedió fue que primero se expresó a través de los guiones y, posteriormente, por medio de la poesía.
“Escribir es también parar el tiempo. Pero tengo la esperanza de que mis palabras ayuden a vivir de manera vertical, siempre en ascenso”.
-Tonino Guerra-
Tonino Guerra también fue novelista y dramaturgo. El amor por la palabra nació en el lugar menos pensado: un campo de concentración nazi al que fue confinado por algunos años. Fue allí y utilizando el romañolo, su lengua natal, donde descubrió que a través de las palabras y de la poesía era posible burlar la tragedia.
La primera vida de Tonino Guerra
Tonino Guerra nació el 16 de marzo de 1920 en un poblado llamado Santarcangelo, al noreste italiano. Toda la vida se sintió ligado a esa región, a pesar de que su familia se mudó de allí cuando él tenía apenas 3 años. Hasta los últimos días de su vida, recordó la quietud del ambiente a la hora de la siesta y el olor de las almendras tostándose al sol.
Este gran poeta provenía de una familia muy humilde. Aun así, pudo estudiar y se graduó como maestro de escuela. Él mismo le enseñó a leer y a escribir a su madre, que era analfabeta. También en ese oficio desarrolló una sensibilidad proverbial por el prójimo y la otredad. Con el ascenso del fascismo y del nazismo, vinieron días muy difíciles para él.
Su familia decidió esconderse de la persecución en un lugar discreto, junto al río Uso. El problema era que Tonino Guerra tenía un gato, que habían dejado atrás. Pensando en el animal y en el hambre que podría estar pasando, regresó a su casa para darle de comer. Por desgracia, los nazis lo encontraron y luego lo deportaron al campo de concentración de Troisdorf, en Alemania.
El infierno y la luz
Tonino Guerra permaneció entre dos y tres años en el campo de concentración. La soledad y el horror de aquel lugar lo llevaron a escribir poesía. Lo hacía en romañolo y se la leía a los compañeros de cautiverio que también hablaban esa lengua. Estos fueron los únicos momentos de libertad que tuvo durante su confinamiento.
Sobrevivió a la tragedia y volvió a su país en 1945. Todos sus parientes y amigos lo daban por muerto. Tras un breve lapso de reencuentro, se decidió a estudiar Pedagogía en la Universidad de Urbino. Obtuvo el doctorado con una tesis sobre poesía. De aquella época datan también sus primeras publicaciones de versos. En 1953, se adentra en la aventura de escribir guiones.
El ascenso en su nueva profesión fue muy veloz. A finales de los años cincuenta, comenzó a trabajar con Antonioni y desde entonces se convirtió en el guionista de todas sus películas. Los dos siempre se entendieron a la perfección.
Posteriormente, gracias a su reconocimiento, llegarían otros grandes directores como Fellini, De Sica, Tarkoski y Angeloupolus. Con este último obtuvo el premio al mejor guión en el Festival de Cannes.
Un poeta a la luz
Sus poemas, sin embargo, tardaron mucho tiempo en ver la luz y se decidió a publicarlos en un poemario, bajo el título La miel, a la edad de 71 años. El mundo supo entonces que uno de los grandes poetas italianos había sido pasado por alto, sin explicación. Desde entonces despertó un gran interés en el mundo literario de todo el planeta, llegando a ser reconocido por otros grandes literatos del momento como Gabriel García Márquez, uno de sus grandes amigos y admiradores.
Trabajó con Antonioni incluso después de que este tuviera un derrame cerebral que lo dejó sin habla. Se entendían tan bien, que bastaba una mirada o el movimiento de una mano para que Guerra entendiera lo que el director quería transmitir. Con él hizo varios filmes de corte erótico y llegó a afirmar que “cuando se llega a la ancianidad el erotismo es un horizonte maravilloso, el amor en la mente de dos ancianos es una boutade, una provocación, una cruel ilusión ”.
Sus últimos años los pasó en su pueblo natal, al que siempre extrañó. Murió el 21 de marzo de 2012, apenas cinco días después de haber cumplido 92 años. Alguna vez dijo que en sus poemas quedaba aquello que se había perdido para siempre. Eso mismo que también queda para siempre dentro de cada uno de nosotros.
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- Ubeda-portugués, A. (1997). El paisaje en llamas de Theo Angelopoulos (y Tonino Guerra). Nosferatu. Revista de cine., (24), 26-28.