Tu felicidad depende de ti
Existe una búsqueda incesante por lograr la felicidad que nos lleva a obsesionarnos, sin saber realmente bien qué es y cómo se consigue. La felicidad es el estado en el que a todos los seres humanos nos gustaría encontrarnos. ¿Pero sabes hasta qué punto ser feliz depende de ti?
“Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”
–John Locke–
¿Qué es realmente la felicidad?
En primer lugar, para saber qué es realmente la felicidad, tendríamos que hacernos una pregunta: ¿Qué es para mí la felicidad? La respuesta puede resultar algo compleja y estar llena de matices diferentes para cada uno de nosotros. Eso nos puede indicar que la felicidad no es algo que está ahí fuera, bajo las circunstancias que vivimos, sino más bien en nosotros mismos, en cómo vivimos esas experiencias.
Si vamos por la vida con la creencia de que la felicidad depende de nuestras circunstancias, de las situaciones por las que pasamos, de tener más dinero, unos hijos mejores, un buen trabajo, una pareja estable, etc., estaremos continuamente buscando aquello que nos falta, sin darnos cuenta de que la felicidad no tiene nada que ver con eso.
La felicidad podemos encontrarla siempre en nosotros, no es algo que esté ahí fuera. Es cuestión de darse cuenta de que no depende de lo que tenemos, sino más bien de lo que somos. Esto significa aprender a quererse, aceptarse y a convivir con uno mismo, puesto que serán las claves para que ante cualquier situación podamos sentir la felicidad que radica en nuestro interior.
Nuestra actitud ante la vida cambia cuando tomamos conciencia de que la satisfacción personal no es tan variable como nos han hecho creer, no está en constante dependencia de lo que suceda a nuestro alrededor. Disponemos del potencial de elegir cómo vivir nuestras experiencias, para conseguir una mayor armonía y responsabilizarnos de nuestra felicidad.
No se trata de vivir más experiencias positivas que negativas, sino de aprender a integrar todas las experiencias como un aprendizaje vital, puesto que todas ellas son útiles y necesarias.
La venta de felicidad
Es muy común poner nuestra felicidad en dependencia de lo que sucede a nuestro alrededor, así lo hemos aprendido, así nos lo han enseñado. Es por esto por lo que existe la tiranía de la felicidad.
Se vende la felicidad bajo fórmulas de cómo hay que vivir la vida, de cómo hay que comportarse y qué es lo que hay que tener. De esto se aprovechan muy bien los medios de comunicación, la publicidad y la política; encargándose de transmitirnos que seremos más felices cuantas más cosas tengamos. De que es preciso generar emociones positivas constantemente y de que debemos vivir en esa burbuja ideal, que no representa para nada a nuestra realidad.
Por eso aparece la frustración, y lo que es peor, la desconexión con nosotros mismos. La incesante búsqueda de la felicidad en lo externo hace que nos alejemos más de nosotros mismos y, por lo tanto, de la felicidad inherente a nuestra naturaleza.
Esto es algo que podemos comprobar cada día, cualquier persona que ponga su satisfacción en lo que tiene y lo que consigue acabará perdiéndose así mismo, puesto que no es algo real, es efímero, no son auténticas necesidades de satisfacción, son necesidades que nos hemos creado.
Y cuanto más se tiene más se necesita, por eso existe la frase célebre de San Agustín: “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”, refiriéndose a la felicidad. Toda esta dependencia de lo externo supone someterse a un estado continuo de esclavitud.
Ser feliz depende de ti
Asimilar e integrar, este mensaje puede ser fundamental en nuestras vidas. Entendiendo que no vamos a ser más felices por conseguir más triunfos, más dinero, poder y reconocimiento, puesto que la felicidad no tiene nada que ver con la ambición. Que no vamos a ser más felices por obtener mayores sensaciones de placer; ya que la búsqueda de placer por mediación del cuerpo tampoco es lo que nos causa felicidad.
Todo este tipo de asuntos conforma nuestra vida superficial, sin profundidad y apenas calidad. Representa al ser humano que está dormido y que vive en el mundo de la cantidad. Y ser feliz depende de ti. Es primordial darse cuenta de que la felicidad tiene más de psicológico que de fisiológico. Supone un estado de conciencia más elevado, un reencuentro consigo mismo, un despertar hacia lo verdaderamente importante.
Podemos conseguirlo si aprendemos a escucharnos, a atender a nuestras verdaderas necesidades; alejándonos de todo aquello que nos esclaviza y nos envuelve en una espiral de un deseo permanente insatisfecho, porque ser feliz depende de ti.
“Existe el placer y existe la dicha. Renuncia a lo primero para poseer lo segundo.”
-Buda Gautama-