Utiliza el principio de Hanlon para comunicarte mejor en redes sociales
Las redes sociales han revolucionado nuestra forma de comunicarnos. Hace años era impensable que hablásemos con nuestros amigos casi a tiempo real cuando no estábamos en su compañía. Ahora solo necesitamos una conexión a internet y usar una de las múltiples redes sociales de las que estamos conectados.
Lo que no ha evolucionado es nuestra forma de entendernos con los demás, la forma de utilizar el lenguaje como vehículo central en el establecimiento de las relaciones. Y claro, cuando la comunicación ya no es cara a cara, surgen malentendidos, que en la mayoría de las ocasiones dicen más del que interpreta el mensaje que del que lo envía.
“Soy responsable de lo que yo digo, no de lo que tú entiendas”
-Anónimo-
El elefante en la habitación
Suena el móvil. Es una notificación de una de tus redes sociales. Lees en la pantalla: -Hola! Que tal?
Resulta que has tenido un mal día o que el que te escribe es el pesado de tu jefe y crees que necesita otro favor. O puede que si que estés de muy buen humor o que sea tu mejor amiga con la que tenías tantas ganas de hablar. Pero todo esto el emisor del mensaje no lo sabe. No puede saberlo puesto que no es una comunicación cara a cara y no tiene acceso a otras claves del lenguaje tan importantes como las palabras:
- Proxémica: el lugar y la conducta espacial dónde se realiza la conversación. No es lo mismo saludar a alguien por la calle que puedes ver apurado y pase de largo disculpándose por las prisas que en una red social. Cuando estamos conectados en nuestras redes sociales podemos estar ocupados trabajando en el ordenador y podemos dejar los mensajes como vistos. Los vemos para observar si es algo importante pero no tenemos por qué contestar. Y aquí es dónde el receptor puede sacar mil y una conclusiones, entre las que destacan las dramáticas: “no me quiere porque no me contesta”, “le caigo mal” o “¿qué le habré hecho yo?”.
- Conducta vocal o extralingüística: se refiere a la propia vocalización del lenguaje, a su tono y forma, pero no a su contenido. Por mucho que los usemos, ni la ironía, el sarcasmo e incluso las bromas se detectan bien en la comunicación a través de las redes sociales. El tono es una parte muy importante para entender el sentido de un mensaje y en el mundo de la tecnología solo puede plasmarse en los mensajes de voz.
- Conducta verbal o lingüística: sí, esta se refiere al propio lenguaje que usamos para escribir el mensaje. Pero aquí también entra en juego la distancia con el receptor. No es lo mismo estar cara a cara ante el chico que te gusta y te salude, poniéndote nerviosa y contestando como si tuvieras algún trastorno de la comunicación: tartamudeo, afasia, anomia… Que estar tranquilamente en casa o rodeada de amigas pensando que contestarle “para no parecer ansiosa o una tonta” o “para que sea algo original”.
Todo esto es algo de lo que la mayoría somos conscientes. Sabemos que en una comunicación todo cuenta, desde el tono a las distancias, pero en las redes sociales no lo tenemos en cuenta. Se convierte en el elefante en la habitación, todos lo vemos, pero cada uno explica su presencia de una manera, entendiendo los mensajes como mejor le convenga.
“Para comunicarnos efectivamente, debemos darnos cuenta de que todos somos diferentes en la forma en que percibimos el mundo y usar ese conocimiento como guía para comunicarnos con otros.”
-Tony Robbins-
El principio de Hanlon
Robert J. Hanlon, en 1980 ya nos dio una solución a este problema de la comunicación en las redes sociales, incluso antes de que estas mismas existieran, en su famoso libro sobre las leyes de Murphy. En él, Hanlon enunciaba el que se ha dado a conocer como el principio de Hanlon o navaja de Hanlon: “Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez”.
Así que si hacemos caso a Hanlon, bajaremos el grado de intencionalidad que atribuimos a muchas de las comunicaciones que leernos en redes sociales. Muchos de los fallos de forma que detectamos e interpretamos contra nosotros corresponden más al descuido que a que nos quieran dañar de manera intencionada. Lo cierto es que el mundo se olvida más habitualmente de nosotros que lo que conspira en nuestra contra.
Así, como hemos señalado en el apartado anterior, la comunicación escrita carece de muchos elementos de información que sí tenemos en la comunicación directa. Pero, por otro lado, que carezca de ellos no significa que nosotros tengamos que imaginarlos, sino significa que tenemos que aumentar nuestra prudencia con la interpretación que hacemos de lo escrito. De esta manera evitaremos enfados y mal entendidos que en realidad no tienen sentido.