Ver, pensar y hablar con calma: estrategia de Nietzsche para los niños
Friedrich Nietzsche dijo una vez que las almas más bellas son las que saben ver, pensar y hablar con calma. Para muchos de nosotros, esas virtudes son difíciles de alcanzar y más de materializar o de ejemplificar con nuestra conducta. Admitámoslo, nuestro estilo de vida es frenético, nervioso e impaciente, tanto que la mayoría de nuestras decisiones las tomamos de manera prácticamente automática.
En el día a día nos encontramos múltiples recursos para lograr tal fin: tener calma en un mundo a menudo caótico. Sin embargo, de poco sirve salir a correr, hacer un rato de meditación, pintar mandalas o darnos un baño relajante si nos quedamos en eso. Todas estas acciones alivian, pero no resuelven.
¿Por qué nos cuesta entonces aplicar un filtro más relajado a nuestra manera de percibir las cosas? ¿Por qué razón es tan complicado inyectar de calma a nuestra mente ansiosa? La clave, a menudo, está en la genética, la personalidad, los sesgos cognitivos y los estilos de pensamiento. Para dar ese cambio es necesario reiniciar el sistema, reconfigurar el cableado neuronal.
Quizá por ello, Nietzsche nos legó una de las estrategias más valiosos en este campo. Se trata de instruir desde bien temprano a los niños en este arte, el de la paciencia y la serenidad. Lo analizamos.
Ver, pensar y hablar con calma, los pilares de la cultura aristocrática
Friedrich Nietzsche acuñó un concepto que no ha perdido interés: la cultura aristocrática. Este concepto buscaba desafiar lo que él denominaba políticas de la dominación. Así, el objetivo de las sociedades aristocráticas debía ser aspirar a hacer de la vida una obra de arte, porque la cultura es más decisiva que la política y la libertad de los individuos más relevante que el afán de dominación de unas élites sobre las otras.
Ahora bien, para hacer de nuestra existencia una obra de arte es determinante la labor de los educadores. Tal y como nos explica en El crepúsculo de los ídolos, la formación nos puede ayudar a ser activos en vez de reactivos. Actuar por instinto no es propio de las culturas aristocráticas.
Comprendamos por tanto, qué tareas son las que deberían llevar a cabo nuestros maestros y profesores con las nuevas generaciones.
Instruir en el arte de la paciencia
El sentido de la vida surge a partir de la paciencia. Esta frase puede sorprender a muchos, pero en esencia guarda una gran verdad. La paciencia nos permitirá entender y ver realidades ocultas para el simple ojeador. Solo desde la mirada relajada atisbamos las oportunidades, los misterios y cualquier perspectiva.
Nietzsche explica la paciencia es fundamental para pensar y hablar con calma. Es promover ese intervalo de tiempo precioso que permitimos observar lo que nos rodea para no anticiparnos. Es el umbral que separa la buena decisión de la precipitación.
Ver, pensar y hablar con calma
Ver, pensar y hablar con calma son los pilares que erigen la sociedad aristocrática. Porque a partir de esas virtudes se nutre la mente que se interesa por aprender, culturizarse y tener su propia visión del mundo.
- Hay que aprender a ver, para habituar el ojo a la calma, a la paciencia y dejar que la realidad acontezca y entonces, poder entenderla.
- Necesitamos aprender a pensar, evitando que el contenido mental se llene de prejuicios que otros nos inculcan. Pensar con calma y de manera paciente nos revelará las auténticas verdades.
- Pensar y hablar con calma van juntas. Porque para comunicar de manera efectiva hay que pensar previamente qué vamos a decir. No podemos precipitarnos, no podemos responder por impulso. La comunicación respetuosa e inteligente también parte de la calma y la paciencia.
- Asimismo, otro pilar de la educación, según Nietzsche, es evitar que los niños reaccionen por mero instinto. Para ello, debemos instruirlos en el equilibrio y el buen juicio.
¿Cómo enseñar a los niños a ser pacientes y tener calma?
Ver, pensar y hablar con calma configuran virtudes de vida y de felicidad que toda persona debería llevar como equipaje. Para ello, nada más idóneo que iniciar a nuestros pequeños desde bien pequeños en estas dimensiones. ¿De qué manera? Estas serían algunas sencillas claves.
- Sé para tus hijos el mejor modelo de calma y paciencia. Sé el reflejo que deseas transmitir en ellos. Trátalos con amabilidad, dejando a un lado las prisas en el día a día.
- Muéstrales la magia que se esconde en los pequeños detalles.
- Enséñales a apreciar lo que sucede aquí y ahora.
- Inícialos en la escucha y el habla reflexiva. Enséñales a saber escuchar con respeto e interés. Promueve una comunicación en la cual, aprendan a reflexionar sobre las cosas, a pensar antes de decir algo.
- Comprende sus necesidades y sus tiempos.
- Procura que desde bien pequeños tengan juegos que les enseñen a practicar la paciencia: puzzles, juegos de construcción… Limitemos ante todo el uso intenso de las pantallas (tabletas, ordenadores, móviles).
- Favorece que tengan responsabilidades acordes a su edad. La responsabilidad apacigua la impulsividad.
- Explícales por qué hay que tener paciencia y saber esperar ciertas cosas.
- Educa su resistencia a la frustración.
Para concluir, ahora más que nunca procuremos que las generaciones más jóvenes aprendan el hermoso arte de ver, pensar y hablar con calma para promover un futuro más empático, sabio y paciente. Los beneficios son extraordinarios.
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- Appel, Frederick (1999) Nietzsche Contra Democracy. Ithaca: Cornell University Press
- Hollingdale, Reginald John (2016). Nietzsche: El hombre y su filosofía. Madrid: Tecnos.
- Janz, Curt Paul (1993). Friedrich Nietzsche. Biographie. Deutscher Taschenbuch Verlag
- Nietzsche, Friedrich Wilhelm (2009)Obra selecta. Dos volúmenes. Edición Germán Cano. Madrid: Editorial Gredos.