Un viaje al optimismo realista de la mano de Seligman
«Si lo único que tuviéramos fueran emociones positivas, nuestra especie habría muerto hace mucho tiempo». Así habla Martin Seligman, a cuya teoría del optimismo realista o aprendido nos acercamos hoy. ¿A qué se refiere el psicólogo con estas palabras?
En realidad, es sencillo. Seligman no cree en esas personas que parecen vivir en un constante estado de optimismo ingenuo y felicidad constante. Pero tampoco considera lógico y sano caer en el desánimo persistente y el pesimismo. Este psicólogo considera que el estado ideal del ser humano es un optimismo realista, aprendido y positivo, capaz de ver en los reveses un desafío temporal y limitado.
¿Quién es Martin Seligman?
Antes de continuar, realizamos una pequeña introducción al perfil y obra del escritor y psicólogo Martin Seligman. Es importante recalcar que este investigador es conocido por sus trabajos en el campo de la indefensión aprendida. Un estado mental que está ligado a la enfermedad mental más endémica: la depresión.
Además, Seligman ha trabajado mucho en el campo de la psicología positiva. En los últimos años, este director del Departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania ha centrado mucho sus estudios en el campo del optimismo.
Quien quiera aprender más sobre sus estudios e investigaciones puede leer sus obras, muchas de ellas traducidas al castellano. Aprenda Optimismo, La Psicología Positiva o El Niño Optimista son quizás las que más seguimiento han tenido por parte del público no especializado y recogen perfectamente el interés divulgador del autor.
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El optimismo realista de Seligman
En sus primeros años como investigador, Martin Seligman estuvo experimentando con perros. Allí descubrió que la mayor parte de estos animales eran susceptibles de entrar en un estado de indefensión aprendida. Ante estímulos negativos y la imposibilidad de evitarlos, llegaba un momento en el que los canes dejaban de intentar eludir la estimulación y se rendían a sufrirla.
No obstante, Seligman observó que no todos los perros tardaban lo mismo en rendirse y que a no todos los perros les afectaba de la misma manera el hecho de no poder realizar comportamientos contingentes con la aparición o desaparición del estimulo.
Obviamente, Seligman comenzó a adaptar estos descubrimientos al campo de la psicología humana. Y ahí descubrió cómo la personas reaccionaban ante diferentes estímulos. Tanto de manera positiva como negativa, estos descubrimientos fascinaron al psicólogo.
Resultados de los estudios de Seligman
Tras años de trabajo, Seligman descubrió que todo ser humano puede sucumbir a la indefensión aprendida. De la misma forma, encontró que también somos capaces de poseer un optimismo realista, no natural, que adquirimos de la observación y del aprendizaje que extraemos de la experimentación directa con la realidad.
Este optimismo aprendido controla los procesos de interpretación que realiza nuestra mente, tanto los que se realizan sobre el pasado como los que se realizan sobre el presente. También influye a la hora de establecer nuestras expectativas futuras y en el grado de frustración que puede provocar el incumplimiento de las mismas.
«Nuestras fortalezas y virtudes trabajan en contra de la desgracia y en contra de los trastornos psicológicos, y son la clave para aumentar la resiliencia.»
-Martin Seligman-
Pesimismo vs optimismo
Seligman establece que, a través de un ejercicio de asociación con experiencias positivas pasadas, podemos desarrollar el hábito del optimismo realista. Una actividad que aconseja para consolidar este optimismo es redactar tres elementos positivos que haya tenido el día, lo que él considera como Las Tres Bendiciones.
No obstante, Seligman no cree que el optimismo sea valioso en todos los casos. La ausencia de las lentes optimistas en ciertas circunstancias es necesaria. Especialmente cuando el riesgo o la pérdida es o puede ser grande, recomienda dejar de lado el optimismo.
«Los hábitos de pensamiento no tienen por qué persistir para siempre. Uno de los hallazgos más significativos de la psicología en los últimos veinte años, es que los individuos eligen su forma de pensar.»
-Martin Seligman-
Es decir, que Seligman valida la actividad que pueda generar el optimismo realista, frente a la pasividad que pueda generar el optimismo ingenuo para responder a los desafíos que el día a día nos plantea. En cuanto al optimismo y al pesimismo, en función de cómo condicionan nuestro funcionamiento mental, habla de ellos en los siguientes términos:
- Optimismo: reaccionamos ante los reveses asumiendo nuestra capacidad personal, sabiendo que son temporales, particulares y que requieren esfuerzo y habilidad para ser superados.
- Pesimismo: reaccionamos con cierta indefensión personal, sabiendo que los reveses son largos. Tendemos a culparnos.
Para Seligman, la decisión personal de cada individuo es vital. Somos seres con la potencialidad de ser activos frente a los estímulos, al menos antes de que entremos en un estado de indefensión. Lo positivo es que nuestro entorno suele ser rico en herramientas y recursos para que el optimismo actúe como el soporte de nuestra motivación, frente a la tentación de rendirse que el pesimismo alimenta.
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¿Cómo podemos fomentar el optimismo realista?
Seligman nos aconseja poner en marcha la técnica de Las Tres Bendiciones para fomentar el optimismo realista. Además de ella, aconsejamos:
- Fortalecer el autoestima y la creencia de que tenemos la capacidad para superar las dificultades. Los momentos difíciles son inherentes a la vida, pero la forma en que nos percibimos y valoramos a nosotros marcará la diferencia entre un afrontamiento positivo o la resignación. Por tanto, en la medida que tenemos una auto valoración positiva, seremos menos propensos a sentirnos indefensos y buscaremos los mejores recursos para seguir adelante.
- Fortalecer el locus de control interno. Este aspecto nos ayudará asumir que está en nuestras propias manos la posibilidad de cambiar el curso de las cosas negativas y sacar lo mejor de cada situación; en lugar de lamentarnos y responsabilizar a Dios, el destino, al gobierno u otros agentes externos. Para ello, aprende a diferenciar lo que puedes controlar y lo que no; asume la crítica como oportunidades crecimiento y asume la responsabilidad de tus acciones.
- Aceptar desafíos. La idea es que salgamos de nuestra zona de confort y nos atrevamos a afrontar retos. Esto te ayudará a fortalecer el autoestima y tener una mayor confianza en ti mismo.
- Aprende de los errores y los fracasos. Muchas personas desisten de sus metas ante el primer fallo. Sin embargo, los errores son grandes maestros que nos enseñan a hacerlo mejor en los próximos intentos. Por tanto, ante cualquier equivocación, analiza la situación y corrige aquellos factores que te condujeron allí.
- Evita compararte con otros. Cada uno tiene su propio ritmo y su propia historia. De nada sirve que nos comparemos con los demás, pues no existe una base equitativa sobre la cual establecerlas. En su lugar, aprecia tus fortalezas y acepta tus debilidades, y trabájalas para convertirte en la mejor versión de ti mismo.
En suma, el entusiasmo realista que plantea Seligman nos invita a centrarnos en las experiencias previas y los aspectos positivos; en lugar de enfocarnos en los fracasos. En otras palabras, radica en pensar en todo lo que puede salir bien, antes que aquello que puede salir mal.
Eso sí, debemos evitar confundirlo con el optimismo ingenuo, el cual nos lleva a ver todo color de rosa porque sí, sin ningún fundamento; y en donde la verdadera realidad se evita para que no afecte esa perspectiva perfecta del mundo que hemos fantaseado. Para ello, la experiencia y el contacto directo con la realidad son fundamentales.
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- Seligman, M. (2014). Aprenda optimismo: Haga de la vida una experiencia maravillosa. Editorial Atlántida.
- Seligman, M. (2016). Florecer: La nueva psicología positiva y la búsqueda del bienestar. Editorial Océano.