3 diferencias entre el deseo sexual masculino y femenino
Cuando entramos en materia sobre el deseo sexual surgen una cantidad de categorías estereotipadas. Pero, ¿qué caracteriza al deseo sexual? ¿Cuáles son las diferencias entre el deseo sexual masculino y femenino?
El deseo sexual es un impulso que nos orienta a la búsqueda de contacto y a interactuar sexualmente. Hay diversas raíces implicadas, por ejemplo, las biológicas, psicológicas, sociales, culturales, relacionales, etc. Entonces, el deseo sexual es multifactorial. Puede ser provocado por los siguientes tipos de estimulación:
- Estimulación externa. Por ejemplo, que la pareja se haya vestido de una manera especialmente atractiva.
- Estimulación interna. Es decir, factores asociados al pensamiento o a lo biológico.
Cuando hablamos de deseo sexual femenino y masculino nos referimos al asociado al género. Y, el género, según el diccionario panhispánico de dudas alude a ‘los atributos socialmente construidos, roles, actividades, responsabilidades y necesidades predominantemente relacionados con la pertenencia al sexo femenino o masculino en determinadas sociedades y comunidades en un momento dado’.
Las diferencias de género se hacen visibles en la vida cotidiana. Pero también, en la formación del deseo sexual. De hecho, el masculino suele contener menos capas que el femenino.
A continuación, te mostramos en qué consisten las diferencias, a nivel general; con ellas, no queremos decir que en muchos casos sean mayores que las que pueden producir las propias diferencias individuales.
Diferencias del deseo sexual masculino y femenino según la edad
Si hablamos de lo masculino con relación al deseo sexual en el hombre podemos decir que aparece en la pubertad, algunas veces asociado con las “poluciones nocturnas”. Parece mantenerse hasta los 50 años, para posteriormente comenzar su declive, acompañado en algunos, de un descenso en la libido.
El deseo sexual femenino en la mujer puede despertarse más tarde. Además, según la experiencia, el periodo de madurez sexual se da alrededor de los 35 años y puede disminuir o aumentar con la llegada de la menopausia.
En muchos casos, el deseo sexual como estado está muy asociado a la salud general de la persona. Es decir, podemos mejorar nuestro deseo sexual a partir de mejorar nuestro estado de salud general, incluida, por supuesto, la mental.
La excitación
Es diferente en cada género. La investigación sugiere que las mujeres suelen excitarse más por el contexto, mientras que los hombres por el contenido. Por ejemplo, las mujeres tendrían más en cuenta la conexión emocional. mientras que los hombres no pondrían como “condición” que en ese momento se diera esta conexión. Es más, para muchos de ellos, el deseo sexual y su satisfacción sería una manera de crear esta conexión y no una consecuencia de la misma.
Sin embargo, los hombres tienden a contar con más preferencias. Un hecho que puede podría explicarlo es que quizás ellos piensan más en el sexo que las mujeres y, por lo tanto, en algunos sentidos, pueden tener ideas más claras en cuanto a lo que quieren y lo que no.
Factores psicológicos
Los factores psicológicos pueden estar mediados por la educación, la cultura, la sociedad e incluso la religión, influyendo sobre los pensamientos de las personas. De forma clásica, se ha pensado que los hombres son capaces de disociar el sexo de las emociones. Serían capaces de experimentar deseo sexual en estados emocionales más heterogéneos.
Por otro lado, que los hombres se exciten más por el contenido y las mujeres por el contexto está respaldado por buena parte de la investigación que conocemos. Sin embargo, Rupp y Wallen, en su artículo Sex differences in Response to a visual sexual stimuli: a review, sugieren que puede haber una confusión en las conclusiones de varios estudios, existiendo una interacción no contemplada entre el deseo medido, la variable de estímulos presentados y las técnicas de medición.
Entonces, es un tema que aún continúa desarrollándose. No contamos con una respuesta definitiva. Por ahora, parece ser que la motivación sexual, las expectativas percibidas de los roles de género y las actitudes sexuales explicarían por qué hay esta diferenciación en el deseo sexual masculino y femenino.
Ahora bien, no podemos dejar fuera a los casos excepcionales, por ejemplo, las mujeres con alto deseo sexual. La investigación respecto al deseo sexual en mujeres suele hacer hincapié en la relación y el contexto. Sin embargo, este puede variar mucho de mujer en mujer.
Las mujeres con alto deseo sexual cuentan con una mayor cantidad de impulsos sexuales, participando en una comunicación más sexual y contando con pensamientos y fantasías más frecuentes y elaboradas. Además, llegando a considerarse aventureras sexuales, y con una libido alta.
Puede suceder que haya esta diferencia entre mujeres debido a aspectos sociales y culturales que han restringido la expresión de la sexualidad en la mujer. De hecho, las mujeres con alto deseo sexual suelen sentir que la sociedad tiene una visión negativa de ellas, y llegan a sentirse preocupadas por lo que puedan llegar a pensar los demás sobre las características de su deseo.
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