8 tipos de afasias que dificultan el lenguaje
Seguramente te resulte conocido el término lapsus. Es cuando no logramos encontrar esa palabra que queremos decir o, en vez de decir lo que queremos, nos sale otra palabra diferente. Esta experiencia puede darte una idea de lo que son los tipos de afasias.
Las afasias son trastornos que hacen difícil tanto la producción como el procesamiento del lenguaje. Esto suele derivarse de algún tipo de lesión cerebral localizada, como indican desde los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. (NHI). Dependiendo de dónde se haya producido la lesión, nos encontraremos con 8 tipos de afasias diferentes.
Es necesario mencionar que la causa más frecuente de las afasias son los infartos cerebrales, aunque también suelen surgir por golpes violentos o accidentes. ¿Te imaginas hablar como lo haces, pero que los demás no te entiendan? Esta es una de las consecuencias de un traumatismo o un infarto cerebral que puede indicar que tienes una afasia.
Mi mente funciona bien, tan solo me faltan las palabras adecuadas.
Vamos a explorar los 8 tipos de afasias que se han definido, en las cuales incluiremos ejemplos significativos de personas que las padecieron. Estos ejemplos han sido tomados del libro El lenguaje de Yule, un lingüista que se ha dedicado a estudiar todo lo relacionado con el tema.
1. Afasia de Broca
La afasia de Broca también es conocida como afasia motora. Imagina que quieres expresar lo que sientes, pero no eres capaz de hacerlo de forma normal o rápida.
Las personas con este tipo de afasia no pueden articular las palabras con claridad. Esto les supone un gran esfuerzo para transmitir lo que quieren. Produce la conocida sensación de «tener algo en la punta de la lengua». Pero sucede con cada palabra y no de forma puntual.
En este tipo de afasia, la persona que la padece suele utilizar solo nombres y verbos. Un ejemplo de ello lo tenemos en la siguiente frase pronunciada por una persona anónima que la sufría: «Yo huevos y comer y beber café desayuno».
Si la afasia de Broca es más grave, podemos encontrarnos con oraciones del siguiente tipo: «Mi mejilla… muy molesto… primero hombro… doler todo aquí» o «Un volente… ya sabes qué quiero decir… len… volente» (se está refiriendo a un velero).
La persona se esfuerza por darle sentido a lo que quiere decir, pero no encuentra las palabras que necesita. Ella entiende todo lo que le dicen; su problema son los recursos lingüísticos que posee para poder emitir una frase. Aunque en su mente tenga la frase completa y con sentido, a la hora de pronunciarla, no puede articularla.
Características principales
Según un artículo de StatPearls, las principales características de esta afasia son las siguientes:
- El lenguaje espontáneo es lento y poco fluido. Conlleva mucho esfuerzo y suelen emplearse palabras y frases cortas.
- La fonética y la fonología presenta disartrias (dificultad para articular sonidos). También se omiten fonemas y se reducen los grupos de consonantes. Hay presencia de parafasias fonológicas.
- La morfosintaxis presenta agramatismo (deficiencias morfológicas y gramaticales en la construcción de frases) y hay lenguaje telegráfico.
- La lectura en voz alta también está alterada: es lenta, con dificultad y entrecortada.
- La escritura presenta errores ortográficos, por lo que también aparece alterada.
- Presencia de aprosodia, esto es, ausencia de ritmo, tono y acento en el habla.
- La comprensión auditiva se mantiene relativamente conservada.
- La repetición se encuentra alterada.
2. Afasia de Wernicke
En el caso de la afasia de Wernicke, la persona que la sufre habla perfectamente, puede decir oraciones de forma fluida y sin apenas esfuerzo. El gran problema se presenta cuando los demás tienen que entender lo que está diciendo, aclaran los expertos.
La persona con esta afasia cree que habla con normalidad y claridad, pero no se da cuenta de que en su discurso tal vez confunde palabras. No se da cuenta de que sus respuestas a preguntas concretas no tienen sentido alguno. Un ejemplo sería: «Yo no puedo hablar de todas las cosas que hago y parte de la parte que yo puedo ir bien, pero no puedo decir de la otra gente».
Hay una falta de concreción y muchos términos no han sido elegidos adecuadamente. A veces, las personas con este tipo de afasia recurren a múltiples descripciones para intentar que los demás visualicen el objeto al que se están refiriendo.
Un ejemplo sería la siguiente oración en la que una persona con afasia de Wernicke está haciendo referencia a un cenicero, pero como no es capaz de hacerse entender, dice: «En la cosa para poner en ella cigarros».
3. Afasia de conducción
La afasia de conducción es aquella en la que las personas que la padecen pueden hablar de forma fluida y, ocasionalmente, pronuncian mal alguna palabra. Aunque no tienen problemas para decir oraciones, sí es verdad que a veces lo hacen de forma entrecortada, con muchas pausas y dudas.
El gran problema que tienen las personas con afasia de conducción es que no son capaces de repetir una frase o palabra dicha por otro. Cuando tienen que hacerlo, transforman las palabras o frases en otras que carecen de sentido, dudan, hacen muchas pausas y se encuentran bloqueadas para transmitir lo que desean.
También tienen serias dificultades para leer.
4. Afasia transcortical mixta
Esta afasia es bastante infrecuente en comparación con los otros tipos.
Aunque las personas con esta afasia no comprenden el lenguaje ni son capaces de producirlo de forma normal, sí que pueden repetir lo que otra persona acaba de decir. Sin embargo, no comprenden lo que están repitiendo.
La expresión verbal de estos pacientes, por tanto, se reduce a ecolalias (repeticiones de lo que otros vocalizan). Además, son incapaces de denominar imágenes que se les presentan, es decir, que no pueden señalar algo y decir el sustantivo que le corresponde.
5. Afasia transcortical motora
La afasia transcortical motora es muy similar a la de Broca, pues se comprende el lenguaje. No obstante, repite y también preserva la prosodia, es decir, el ritmo y la entonación de su mensaje. Aunque la comprensión auditiva se mantiene, existen dificultades con las oraciones complejas y aparecen problemas en lectura y escritura.
6. Afasia transcortical sensorial
En este trastorno se observan síntomas similares a otros tipos de afasias. Por ejemplo, a la afasia de Wernicke, como resalta una tesis de grado doctoral.
La persona es incapaz de comprender el lenguaje que produce. Sin embargo, se preserva la réplica de sonidos, por lo que es común verlos repetir las últimas palabras de su interlocutor.
Además, aunque su discurso es incongruente para los demás, no se encuentran tantos neologismos ni parafasias. Es decir, que utiliza palabras más cercanas a la que realmente necesita. La escritura está afectada y la lectura en voz alta preservada, pero no comprenden lo que leen.
Hay uso frecuente de términos como «cosa» o «algo».
7. Afasia anómica
Este tipo de afasia es bastante particular. En ella, el paciente tiene un discurso fluido, lo comprende y es capaz de repetir. ¿Dónde está el problema? En encontrar los sustantivos que necesita.
Es decir, que es una persona que interrumpe su discurso a menudo porque no encuentra la palabra que quiere. Se dan muchos rodeos para decir lo que se pretende.
Este es uno de los tipos de afasias que solo afectan a la producción de sustantivos. La escritura al dictado es buena, aunque falla cuando es espontánea.
8. Afasia global
Esta última es la más grave de todos los tipos de afasias y la de peor pronóstico. La persona ha perdido la capacidad de comprender el lenguaje, producirlo y repetirlo (o gran parte de estas capacidades). No puede leer ni escribir. El habla consiste solo en algunas palabras sueltas.
Todos los tipos de afasias se tratan en conjunto
Como imaginarás, la afasia es un trastorno muy limitante, sobre todo cuando se trata de la forma global y de aquellas que cursan con anosognosia, como la de Wernicke. La terapia del lenguaje y del habla ayuda a muchas personas a mejorar su comunicación.
A día de hoy sigue siendo uno de los temas más estudiados, aunque no dispone de cura. El abordaje interdisciplinar es esencial para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
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