5 alucinantes frases de Jorge Luis Borges
Se podrían llenar muchas páginas al hacer una selección de las mejores frases de Jorge Luis Borges. Su agudeza y su encanto nos dejaron unas reflexiones maravillosas, que siempre vuelven a asombrarnos cuando sucumbimos a la tentación de leerlo.
Este argentino tenía un nombre que por sí solo ya era peculiar: Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo. Nació, casi al tiempo que lo hacía el siglo XX, en Buenos Aires. Lo más interesante de su profusa obra es que se resiste a cualquier clasificación. Borges es Borges y punto. No hay escuelas ni doctrinas que lo contengan por completo.
“Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria”.
-Jorge Luis Borges-
Uno de los grandes enigmas de la literatura es el hecho de que este escritor, leído y amado en el mundo entero, nunca ganó el Premio Nobel, aunque siempre su nombre figuraba entre los favoritos para lograrlo. Siempre se ha dicho que esto se debió a sus posturas políticas, catalogadas como conservadoras por muchos en el mundo.
En estricto sentido literario, pocos han alcanzado la universalidad de sus ideas, la perfección de su lenguaje y la originalidad de sus argumentos. Eso sin hablar de su poesía, que figura siempre entre las más excelsas. Como un homenaje a este escritor y como un pequeño banquete literario para los lectores, traemos aquí cinco fascinantes frases de Jorge Luis Borges.
1. El tiempo, un tema recurrente en Borges
Jorge Luis Borges hace del tiempo una de las materias primas de su obra. El pasado, el presente y el futuro desfilan ante él e inspiran esta maravillosa frase: “El porvenir es tan irrevocable como el rígido ayer. No hay una cosa que no sea una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo”.
Define al tiempo como a un libro, en el que cada página continúa la anterior y determina la siguiente. El presente no está ahí, como lo promulgan muchos. Somos pasado avanzando hacia un porvenir que también ya está delineado por ese ayer.
2. El anonimato que seremos
Si algo caracteriza a Borges es un humor fino e inteligente. Hizo de la ironía un arte. Esto se ve reflejado en esta bella y contundente sentencia: “Todos caminamos hacia el anonimato, solo que los mediocres llegan un poco antes”.
En realidad, todos caminamos hacia el olvido. Por más hazañas que se logren, el tiempo borra el nombre de sus autores. Quienes no realizan acciones u obras trascendentes son presas de ese olvido más tempranamente. Pero los demás tampoco escapan: por muy grande que sea una hazaña, siempre viene alguien que la supera.
3. La democracia y la estadística
Esta es una de las frases de Jorge Luis Borges más clásicas sobre la política: “Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor . ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente?”.
Con su habitual sentido del humor, Borges nos habla aquí del frágil sustento de la democracia: la voluntad de la mayoría. Refleja una verdad incómoda: las mayorías no tienen por qué tener, por principio, mayor razón que las minorías. Simplemente es un tema de estadística que se impone.
“No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría”
-Jean Cocteau-
4. La memoria líquida
Borges nos recuerda que la memoria es una realidad dinámica, mutante e imprecisa. Como también lo ha demostrado la ciencia, recordamos lo que queremos, de la forma como queremos. La memoria no es fiel a los hechos.
Todo eso queda plasmado en una de las frases de Jorge Luis Borges más lapidaria: “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Nos muestra entonces a la memoria como un rompecabezas, al que siempre le hacen falta muchas piezas y que no por ello deja de ser mágico.
5. Hasta dónde se llega viajando solo
Viajar solo, no en sentido literal, sino de manera figurada, hace que el camino pierda significado. Esto es lo que recalca Borges aquí: “Si yo emprendiera un viaje solo, me pasaría la vida dando vueltas… y llegaría a una aduana, a un aeropuerto, posiblemente llegaría a Ezeiza y no pasaría de Ezeiza”.
Es como si nos dijera que un viaje en solitario es una forma de llegar a ninguna parte. Solo es transición, punto intermedio, pero no meta. Recorrer un camino en solitario equivale a dar vueltas sin sentido, pero nunca terminar de partir.
Jorge Luis Borges fue una de las mentes privilegiadas del mundo contemporáneo. Sus reflexiones y su clara vocación por la verdad nos han dejado un legado que seguramente, a pesar de que ya ha pasado tiempo, todavía no terminamos de valorar en su justa medida. Borges es uno de esos escritores que siempre vale la pena tener cerca, muy cerca: en la mesa de noche.